La Reconquista; España, Cataluña, Marruecos, el Estado Islámico y la Isla de Perejil

Reconquista del islote de Perejil por los marines españoles
El título se las trae, ¿verdad? Tan ecléctico titular se puede utilizar gracias a la historia de este país, llamado España desde hace muchos siglos por casi todo el mundo menos por los más interesados, los mismos españoles. La singularidad y, al mismo tiempo, diversidad cultural de España comienza cuando relacionamos su historia con la del resto de Europa. Junto con la región de los Balcanes es el único país europeo que experimentó la expansión efectiva del Islam y sufrió una invasión de esa “primera Yihad” que tras el primer empuje en los siglos VIII y IX llegando hasta los valles de Pirineos y Picos Asturianos, en realidad quedó -pronto- relegada a la zona que hoy conforma Andalucía.

Es sabido el estereotipo cultural que habla del paso montañoso de “Despeñaperros” (gráfico nombre que describe cómo se despeñaban prisioneros “perros” desde sus cimas) como límite entre África y Europa. La España musulmana, norteafricana y berebere; y la España cristiana, astur-vasca y visigoda, en el norte y franco-catalana en el noreste peninsular (la ‘Marca Hispánica’ de los carolingios; los Condados Catalanes). Consumada la Reconquista, considerada por muchos durante largo tiempo como proyecto reunificador y nacionalista del reino hispano (y cristiano) que los Godos cimentaron siglos antes de la conquista musulmana, resultó que un pequeño reino (condado al principio, como Cataluña) de segunda fila, Castilla, se hizo con el monopolio de la idea hispánica. Fueron su lengua, su economía, sus ejércitos y su Corona las que se “sobrepusieron” al resto de lenguas, sistemas económicos y “testas coronadas” (nobleza y dinastías).

Por tanto había que bajar la ‘Marca Hispánica’ hasta el Estrecho de Gibraltar y periferia, los enclaves africanos españoles. Los “enemigos publicistas” de lo hispano lo tenían fácil, pronto cuajo el tópico de que Europa comienza en los Pirineos (Francia). En cierta forma, lo africano sigue en España; en verdad, España está en África. El Estado español cuenta con diversos territorios en las coordenadas geográficas africanas, que son fruto, claro está, del legado histórico que esos reinos cristianos dejaron al consumar la Reconquista. Una vez recuperado el “Imperio Hispánico” de los Godos, era conveniente controlar a los musulmanes con enclaves lo más próximo a su territorios, no fuese que volvieran a “expandirse”. Ahora suenan tambores de nueva Yihad Santa desde el delirante Estado Islámico, que publicita la “recuperación” de las tierras santas del Islam, incluyendo en sus mapas a toda la península ibérica, demostrando muy poca cultura histórica.

Esa presencia y control español del territorio norteafricano es evidente punto de fricción de las relaciones hispano marroquíes. El colaborador de Pax augusta, Luis Pérez Armiño, nos recuerda un estrambótico incidente que ocurrió en nuestra reciente historia común:  Isla de Perejil. Operación Romeo-Sierra; ocupación de una "pequeña isla estúpida"

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