Prohibir Esteladas, tan mala idea como abuchear el himno nacional

Profusión de esteladas en el Camp Nou. Fuente imagen



Libertad de expresión. Para decir que el mundo está lleno de idiotas. La estelada es una bandera no oficial, pero es una pancarta. Como la que escribió alguien por primera vez sobre un cartón: "Libertad". Es una bandera confeccionada por el marketing independentista. A la senyera, bandera oficial de Cataluña, se le ha añadido una "estrella solitaria" muy fardona, al estilo cubano o puertorriqueño. Lleva esta última década de auge y aumento del independentismo siendo la gran protagonista. Donde más se luce es en el Camp Nou, el estadio del Barça. Entiendo, si fuese un independentista catalán, que se le pongan a uno los pelos de punta viendo tanto metro de tela estelada ondeando al viento de los sueños. Independencia. Independencìa es el anhelo que ondea esa bandera.

Pues esa estelada soñadora se podrá ondear con libertad expresiva en la final de la Copa del Rey 2016 que se celebrará este domingo en el castizo y madrileño (español) estadio Vicente Calderón. Ha estado a punto de no hacerlo, pues la delegada del Gobierno en Madrid, Dolores Dancausa, prohibió la entrada al campo con esa bandera, incluida en las que podrían incitar a la violencia y ser un símbolo político y no deportivo. El juez Torres, del Tribunal 11 de Madrid, ha corregido a la Delegación de Gobierno, permitiendo de manera cautelar portar esteladas y garantizar el derecho principal de libertad de expresión.

En las últimas Finales Copas del Rey siempre suele jugar el Barcelona y las manifestaciones antiespañolas en el uso de la libertad de expresión han acabado siendo habituales. Muchas veces se ha querido juzgar como delito las pitadas al Rey y al himno nacional, que desde el purismo jurídico sí que son delitos. Sin embargo, todo se deja correr en beneficio de la democracia basada en la convivencia de ideologías contrarias. El perfil ultra conservador de la delegada Dancausa ya ha sido puesto de relieve, por muchos, como causa principal de esta iniciativa por la vía judicial de prohibir las esteladas. Sería de ingenuos pensar que quizás hubo intenciones útiles en esta ocasión.

Ocasión donde se esquiva un elemento que está pasando muy desapercibido. La final este año la juega un equipo andaluz, el Sevilla, que no va a pitar el himno nacional y que dará muestras "expresivas" de otro nacionalismo, el español. Todos sabemos que junto a las banderas del Sevilla y de Andalucía, la que ondeará más entre los aficionados sevillistas será la española. Al final veremos un duelo de nacionalismos al viento, una idiota guerra de banderas y de abucheos contra aplausos y viceversa. El deporte, sobre todo el fútbol español, está politizado. Esa es la cuestión y no "las otras".

A mí siempre me ha parecido muy mala idea de los catalanes independentistas cuando silban y abuchean el himno nacional español. Generan un aumento del sentimiento de antipatía, incluso odio (¡albricias, lo que decía la Delegación de Gobierno!), hacia Cataluña en el resto de España. Es el mismo estúpido e injusto efecto que se produce entre los catalanes cuando les prohíben sus símbolos nacionalistas o independentistas, desde una supuesta superioridad moral que dan las leyes supremas o la representación de las instituciones. Libertad de expresión, por supuesto. Pero que lástima no ejercerla con buen gusto y con respeto mutuo. En fin, que gane el mejor en el campo y que en las gradas se mantenga la convivencia y la cordialidad entre rivales sin que haga falta el uso y "abuso" del Estado de derecho.








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