Nazis exiliados en España, buscando al Doctor Muerte

Otto Skorzeny, supuesto líder de ODESSA. Imagen libre de la Wikipedia
                 
Las dudas sobre el supuesto fallecimiento del doctor Aribert Heim, conocido como el "Doctor Muerte", en Egipto en los años noventa del pasado siglo, reabrieron su búsqueda en el lugar dónde siempre se sospechó que había estado: la costa mediterránea de España. En 2005, por primera vez en su historia, la policía española abría una investigación para encontrar a uno de los últimos criminales nazis vivos más sanguinario.

A la caza del monstruo nazi

En junio de 1997 una delegación del centro Simón Wiesenthal, con sede en Los Ángeles (California), reclamaba al presidente español José María Aznar un acto de justicia y pedía la extradición de los criminales de guerra nazis que seguían refugiados u ocultos en España. Una petición rechazada curiosamente por el anterior gobierno socialista de Felipe González.

Las administraciones socialistas no habían valorado en profundidad el valor simbólico de esas posibles extradiciones judiciales. Esos gestos de alta diplomacia hubiesen servido para consolidar las recientes relaciones con el Estado de Israel. Sin embargo, pesaron más las acciones diplomáticas que se centraron en el mundo árabe y en América Latina. Esa línea de protagonismo con el mundo árabe alejaba a la política exterior española del Estado judío. El gobierno de la derecha, del presidente Aznar, tampoco cambiaría, en esencia, la línea de acción. Las facilidades para los investigadores israelitas se darían con un nuevo gobierno socialista, el de Rodríguez Zapatero

Recreación del envejecimiento en España del "Doctor Muerte". Fuente imagen

La dictadura franquista, refugio de nazis

ODESSA, Organisation der ehemaligen SS-Angehörigen, Organización de Antiguos Miembros de la SS, es como se conoce a la asociación secreta desarrollada por cabecillas nazis, una vez acabada la guerra, para ayudar a escapar a miembros de la SS desde Alemania a otros países donde estuviesen a salvo de ser juzgados en los juicios de Nuremberg o, posteriormente, del Tribunal Internacional de La Haya. Estas huidas se planificaban sobre todo hacia América Latina y a España 

Su actividad fue intensa en la península Ibérica y con el consentimiento casi oficial del régimen franquista, ODESSA organizaba los viajes, los cambios de identidad y buscaba los mejores “refugios” para estos huidos de la justicia aliada, del Juicio de Nuremberg primero y de la administración democrática germana (la que sería la RFA, la Alemania Occidental) después. 

Madrid pudo ser, dirigida por el “héroe” del rescate de Mussolini, Otto Skorzeny, una guarida de lobos nazis. El lugar donde, sin problemas policiales, el ideólogo de ODESSA, Skorzeny, jugó al ajedrez con las fichas negras contra el mítico “cazanazis” Wiesenthal.

Un ejemplo de la impunidad de actos es que Otto Skorzeny vivió a caballo entre Madrid y las Baleares, donde moriría en 1975 y sin ser interpelado por las autoridades españolas ni una sola vez, a pesar de las presiones de los servicios secretos judíos. Pero el nazi más conocido y que llegó a tener implicación social en la España de la Transición democrática fue León Degrelle, alias León José de Rodríguez, que ayudó a fundar la asociación neonazi conocida como CEDADE.

Contraportada del libro "Hitler demócrata", con la fotografía de su autor: León Degrelle. Imagen de Amazon

Un ex general de la SS, andaluz de adopción


Blas Piñar, fundador de Fuerza Nueva, partido de ultraderecha, patrocinó el cambio de identidad y nacionalidad de Leon Degrelle, General de la Waffen SS y líder del movimiento nazi en Bélgica durante la II Guerra Mundial. Su “madre adoptiva” sería una señora de abolengo linaje andaluz.

Entre su historial militar destaca su fiereza y la crueldad en el cuerpo a cuerpo. Quien mataba a un hombre con sus propias manos en tiempos de guerra era considerado por los jerarcas nazis un héroe, y como tal fue condecorado Degrelle. Hitler diría de él: “si alguna vez tengo un hijo, me gustaría que fuese como Leon Degrelle”.

Pista falsa, caso sin cerrar

Verano de 2005, inspectores del Grupo de Localización de Fugitivos buscan el rastro del “Doctor Muerte” por la costa levantina. Hay una pista más que fiable, basada en la descripción física coincidente realizada por varios testigos, vecinos de la zona, del anciano alemán de 1,90 m. que en los años cincuenta y sesenta recibía en su villa a otros caballeros extranjeros, todos elegantes y discretos. ¿Reuniones de ODESSA?

Los inspectores registraron la casa de arriba abajo. Tomaron huellas, contemplarían los cuadros de Himmler y Hitler en marcos dorados, puede que alguno se atreviese a acariciar las figuras de bronce de aguerridas amazonas wagnerianas. Hasta se harían fotografías con la esvástica que con poco disimulo decoraba una entrada al jardín. Todo eso fue llevado a los laboratorios de la Central de Madrid, cotejados con los colegas alemanes y sus datos en Berlín.

Resultado: negativo. El esbelto anciano alemán que residía en la costa española no era el “Doctor Muerte”. El cadáver aparecido en Egipto en 1997, tampoco. Sin cuerpo, el proceso de búsqueda judicial podría seguir abierto por tiempo indefinido. No obstante, la policía española tuvo que abandonar pronto la búsqueda y el apoyo a los agentes judíos. La lucha anti terrorista contra el yihadismo tenía prioridad.



Gustavo Adolfo Ordoño ©
Historiador y periodista 

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