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Vista panorámica del "Campamento de Sol": el 15-M |
Ayer, antes de ir a mi precario e inestable trabajo, me pasé por la Puerta del Sol para conocer en vivo esa acampada de protesta que han organizado varias plataformas o asociaciones ciudadanas, pero principalmente “DEMOCRACIA REAL YA”. La verdad, iba en plan cronista, con la intención de curiosear y presentarme, si era necesario como periodista, algo que puedo acreditar. Y la verdad, no hizo falta. Era muy temprano y creo que eso distorsionaba la completa y más correcta descripción del suceso. Quizás, a horas más avanzadas de la mañana o a primeras de la tarde aparecerían esos componentes heterogéneos de los que hablan sus organizadores y la prensa. Pero sobre las nueve menos cuarto, hacia las nueve de esa mañana del 18 de mayo, no de Brumario, la mayoría de los asistentes en la acampada eran jóvenes de estética antiglobalización, con sus “piercing” atávicos y sus melenas jamaicanas. Y digo estética, que no hago juicio de si esa era su ideología o postura política. Ya sé que quedarse en las apariencias y juzgar por ellas puede conducir al error, sin embargo en mi caso sólo era un paseo de “observación”, y los que hayan hecho estudios de campo e investigaciones basadas en las “impresiones audiovisuales” me entenderán mejor.
Esos jóvenes “anti”, que bien pudieran ser vecinos de los muy cercanos a Sol barrios de Lavapiés y Latina, también es verdad que soportaban la organización del campamento con una predisposición propia de ejecutivos de marketing. En una gran pancarta se resumía, en una letra dulce, de muchacha estudiante veinteañera, las tareas repartidas y las actividades que los participantes podían hacer. Luego, en improvisadas mesas, había informadores inquietos, que detrás de esos pupitres estaban ansiosos porque les preguntasen algo, se daba información a todo el que la pidiera de las reivindicaciones y motivos de su presencia allí. Eso sí, la información se intentaba consensuar con numerosas asambleas. En ese momento una chica se me acercó, móvil en mano, hablando con alguien al que advertía que la asamblea empezaba en media hora.
Bajo toldos sujetados a las marquesinas de las entradas del metro, farolas y papeleras, se supone que estaban los acampados. Vi pocos, tan sólo a un joven entre cartones y un saco que dormía o lo intentaba. Algo que me resultó curioso fue el merodeo por el campo de personas “sin techo”, de mendigos. Me explico, que cuando se incluye en una crónica elementos sociales marginados parece que se pretende o un mero recurso literario, para darle más lirismo a la cosa, o una demagogia vana (y esto es una redundancia) sobre el asunto. Me pareció curioso porque su merodeo era echando al campamento miradas extrañadas, preocupadas y algo molestas; cómo si alguien les estuviera usurpando una forma de vida y de protesta. Porque (y espero que se entienda sólo como metáfora) no hay nada más certero para protestar por una situación social injusta que un mendigo, vagabundo o sin techo, durmiendo tirado en mitad de la calle, en la puerta de un cajero o bajo un monumento. Es la protesta “callada y olvidada”que tenemos en nuestras ciudades todos los días del año. Al menos, esos mendigos se aprovechaban de las comidas y bebidas que el campamento iba consiguiendo, donativos de ciudadanos simpatizantes.
La protesta ha sido convocada mediante las nuevas tecnologías, en las redes sociales, lo que no puede evitar una leve comparación (porque a todas luces no es lo mismo) con los movimientos sociales convocados a través de Internet en el norte de África y Oriente Medio. Todas las plataformas y sobre todo el conocido ya como “MOVIMIENTO DEL 15 M” y la de “Democracialreal.com”, se esforzaban por mostrar su cartelería artesanal o no tanto en cada rincón de la plaza. Me hizo gracia un cartel que tapaba el de la salida de Metro “Puerta del Sol”, que rezaba:
Puerta Sol- ución.
Bueno, soluciones, reformas, renovación, nuevos aires es lo principal que se pide. Dicen que sólo es una llamada de atención mordaz a los políticos, que su consejo es votar a partidos minoritarios. No sé, a eso de las 9,15 h de la mañana tenía impresiones, sensaciones, enfrentadas. Por un lado todo huele a anécdota, a golpe de hartazgo en la mesa, pero que luego toda pasará sin más. Como el ardor que queda en el puño con el que has dado el golpe en la mesa, como el dolor por haber golpeado la mesa secamente, que apenas dura lo que tardas en ponerte la ropa para ir a tu trabajo precario o, peor aún, para no tener que ir a cualquier otro porque no lo tienes.
En fin, lo dejo que el demagogo estoy siendo yo ahora. En resumen, impresión agridulce, ojalá me equivoque y se logre encauzar bien esa protesta. Por los medios de comunicación que no quede, eran las 9 de la mañana y ya había tres equipos de TV. ¿Novedad curiosa en el entorno de la campaña electoral? ¿Interés real por conocer las tripas del movimiento? Además de la unidad del Telediario, otras dos cadenas; interés mediático sí suscitan. Pues eso, que ojalá me equivoque.
NOTA: el seguimiento informativo en esa misma noche fue bastante completo en las cadenas de televisión, parece que el campamento ya ha logrado algo importante y positivo para su progreso.
Gustavo Adolfo Ordoño ©
Historiador y periodista
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