Una afirmación como ésta no le
debería importar demasiado a un hombre de clase media de Europa, que es mi caso.
Debería formar parte del discurso político de un candidato del partido
republicano de los EEUU que cada vez está girando más hacia la derecha. Nada
extraño, los giros ultraconservadores están al orden del día. En la vecina
Grecia tienen forma de derrape a la cerrada curva de la ultraderecha neonazi
con los siniestros miembros del partido “Amanecer Dorado”.
Una información como ésta no
debería importar demasiado a una mujer latinoamericana de clase media, que puede ser el caso de alguna lectora despistada
de este blog. Sería una noticia sobre la oratoria de un político conservador,
muy conservador, del rico Norte, que en un congreso de su partido arenga a sus
partidarios. ¿Y ya está?
Un comentario como el que hace Paul
Ryan, el político estrella de la candidatura republicana a la Casa Blanca,
demostrando su orgullo por ser conservador, por desgracia, interesa, afecta y
mucho a un servidor y a su lectora latina. ¿Orgulloso de conservar qué? ¿Su
impoluta forma de vida americana (USA)? Conservar privilegios, conservar
estatus, conservar valores morales de otras épocas, conservar principios
cristianos que ante el Concilio Vaticano II quedarían en el más absoluto de los
ridículos.
Si yo fuera conservador, ultraconservador
como Mr. Ryan, ¿qué conservaría? Conservaría mi sanidad pública, cada vez más deteriorada y menos universal por los recortes gubernamentales impuestos por la crisis de la zona euro.
Conservaría mi educación pública, menospreciada al extremo por los gobiernos de
faz neoliberal. Conservaría mi patrimonio histórico-artístico cada vez más
abandono por la falta de recursos que se van a salvar bancos. Conservaría mi espléndida cabellera de los
salvajes indios corta-cabelleras, hermoso tupé como el del Señor Ryan.
Conservaría la pureza de mis mujeres, haciendo un círculo defensivo con las
caravanas de mi comunidad. Conservaría
mis vicios de los domingos, incluidos los que tengo después de ir (si fuese) a
la misa dominical.
Un discurso como el del candidato
republicano a vicepresidente de los EEUU puede encandilar y seducir a millones de
ciudadanos estadounidenses. Es normal, la ideología ultraconservadora se está
haciendo sitio en Estados Unidos sin necesidad de dar codazos; de forma muy
natural se están creyendo eso que dice Ryan de que están preparados, por
llamada de su generación, a devolver a sus hijos la "Gran América" que les
prometieron sus padres. Un viejo discurso que ahora se ha radicalizado.
Y esto es algo tan cierto que obliga a pensar en qué consiste la democracia norteamericana y cuáles son sus tendencias a futuro. ¿Es Obama canalizando tendencias postergadas durante siglos? ¿Son los indignados que no logran articular una plataforma?
ResponderEliminar¿Es la derecha conservadora que vive de espaldas al país o confunde al país con su propio grupo social?