Hace poco más de una semana el
gobierno español pedía disculpas al boliviano, sobre todo al presidente Evo
Morales, por el incidente con su avión presidencial y las prohibiciones a
sobrevolar ciertos espacios aéreos del sur de Europa al sospechar que el ex espía
Snowden estuviese oculto en el aparato. La sospecha era infundada y calumniosa.
Las disculpas llegaron tarde, pero más vale tarde que nunca. España, su
gobierno y cuerpo diplomático, debía pedir disculpas y dar más explicaciones
que el resto de los países europeos implicados en esta polémica diplomática por
cuestión de peso; no sólo por las relaciones especiales que se deben cuidar con
Iberoamérica, también porque tuvo un papel un tanto mezquino usando su fuerza
diplomática al servicio de otros intereses.
Nos referimos al estrambótico caso
de que abusando de la confianza entre países de misma lengua y afinidad cultural,
otros se hayan aprovechado de ello como arma en un conflicto de espionaje. El
hecho de que el embajador español en Viena (donde se retuvo sin motivo al avión
del presidente Morales), Alberto Carnero, pretendiera pasearse como “Pedro por
su casa” en la aeronave boliviana habla de ese abuso de confianza; el pretexto
era una visita de cortesía y ponerse a la atención del presidente, las
intenciones otras, ver si estaba Edward Snowden. Es sabido que entre los
cancilleres y diplomáticos de la comunidad latinoamericana y España existe la lógica
complicidad y un mayor entendimiento, elementos que fueron usados por
austriacos, por las autoridades de la Unión Europea y, evidentemente, por los
Estados Unidos.
Por eso España debía pedir
disculpas con más profundidad, un perdón más sincero, ya que no está bien
servir de “chivatos” para enmendar la plana a la superpotencia que padece el
problema engorroso de que un agente de sus servicios de espionaje les haya
traicionado. En un principio la diplomacia española se limitó a detallar que en
realidad no se le había negado el permiso aéreo (en España) al presidente
boliviano; detalle en parte verdad, porque la escala prevista en Canarias no se
anuló, sólo debía confirmarse en unos plazos, que por culpa de esa imprevista
retención de la comitiva presidencial en Viena no se cumplieron. Ahora bien, el
cinismo de servir de “mercenarios” y formar parte de esa “opereta” vienesa para
contentar a otros si merece unas sentidas disculpas.
A la Bolivia diplomática las
disculpas españolas, las primeras y por escrito de los países europeos implicados,
le han parecido ‘suficientes’, según su canciller David Choquehuanca. Supongo
que a la Bolivia de la calle, al pueblo boliviano, le hace falta, además, unas
emotivas y sinceras disculpas. Si ayuda el pedir perdón desde este blog escrito
por un español (que no puede decir que represente a todo el pueblo español),
vayan las más sinceras disculpas... que creo es el sentir mayoritario del
pueblo de España respecto de este feo incidente que ha atentado contra la
dignidad y la inviolabilidad del jefe de Estado boliviano. Perdón, Bolivia.
1 Comentarios
Estos y otros muchos incidentes en la misma línea no son otra cosa que la manifestación de resquebrajamientos, temblores y desplazamientos de placas tectónicas geopolíticas formadas en 1945 e incluso antes.
ResponderEliminarEn estos últimos días Bolivia estuvo organizando una Cumbre Antiimperialista y me parece bien; no será brillante pero me parece digna, necesaria, y oportuna; ha utilizado este incidente como disparador de todo un conjunto de reflexiones que tienen que ver con el actual orden internacional. Y es la naturaleza del orden internacional liderado por los anglo-americanos lo que está detrás de este hecho.
Ese orden internacional que se resquebraja será reemplazado por otro más humano y pacífico; pero llevará su tiempo.