Existen ideas preconcebidas. Hay
prejuicios, se dan temores infundados y acreditados. Se hacen hipótesis sobre
ciertas problemáticas. En Siria no iba a ser diferente. Aunque seguimos sin
saber por qué ha llegado el momento de abordar, como en avalancha, todas las
ideas, prejuicios, temores e hipótesis. Una de las más interesantes, a mi modo
de ver, sería la reacción del Mundo contra el tradicional intervencionismo de
los Estados Unidos.
No en todos los sitios la
reacción es igual. En América Latina se tiene fobia, odio y temor acreditado al
intervencionismo estadounidense. Es lógico, su historia desde las primeras décadas
del siglo XIX está jalonada de la intervención USA en el territorio americano con
pasado ibérico. Incluso, con huellas traumáticas para la historia reciente de
algunas naciones como la evidente intervención de Estados Unidos en el
derrocamiento de Salvador Allende, presidente de Chile en 1973. Es natural que
sea en el continente latinoamericano donde más se combata y se critique la
actitud intervencionista de la superpotencia, a través de toda una postura
vital y política: el antiimperialismo.
En Europa existe, en cambio,
cierto imaginario positivo sobre el intervencionismo norteamericano. Los
recuerdos de las decisivas intervenciones estadounidenses en las dos guerras
mundiales, a favor de las democracias liberales, no son amargos o traumáticos.
En Asia, sin embargo, vuelve el recelo a la excesiva promiscuidad
estadounidense en intervenir en asuntos internos o locales-regionales... es en Vietnam, donde los Estados Unidos
encontrarán el peor de los finales posibles para una política intervencionista.
Sin embargo, no escarmentó, está en la naturaleza del “escorpión”.
El asunto de Siria va en camino
de ser solamente una cuestión de intervencionismo made in USA; pues ni sus
naturales aliados tienen claro (incluso se han negado) actuar bélicamente en
esa región en plena guerra civil. Las negativas de la OTAN y del Parlamento
británico a implicarse en una intervención militar serían suficientes para hacer
reflexionar a cualquiera, para repensar esa idea de intervenir en Siria; pero
EEUU y su presidente Obama siguen adelante con la idea, pues recabando apoyos internos
y pensando cómo atacar al régimen de Al Asad están, y no replanteándose el
asunto...
Al final, puede que todo se quede
en un bombardeo inteligente (alucinen con el calificativo) desde los
sofisticados aviones o buques del ejército USA para debilitar el poder bélico
de Damasco y justificar con este “castigo” que se condena a cualquier "tirano" que pueda usar armas químicas contra su pueblo... ¿? Las interrogantes se abren
y se cierran, pues ya en marzo y en abril se constató el uso de armas químicas.
¿Qué tiene este ataque de diferente? Nada, pues como los otros no está segura ni
la autoría del ataque ni la cantidad de víctimas (por si el número era lo
decisivo). Es decir, que nos valdría una idea preconcebida: todo queda en el afán
intervencionista de los EEUU.
Si el supuesto ataque químico del gobierno de Siria a su propia población es dudoso, de lo que no tenemos ninguna duda es del ataque químico de Estados Unidos contra el pueblo de Vietnam con sustancias altamente dañinas como el napalm. ¿Por qué entonces la ONU no mandó a los cascos azules a derrocar al gobierno de Estados Unidos mediante un ataque directo a la Casa Blanca? Porque la mayor parte de los países todavían tienen la esperanza de que los conflictos se puedan resolver civilizadamente. Y ser civilizado no es lo mismo que ser débil o ser bobo como creen los defensores de la fuerza bruta.
ResponderEliminarSí, en Vietnam no emplearon ninguna supuesta "ética" de guerra (perdón por el sinsentido) que ahora tanto propugnan, porque como digo, fue la intervención que se les volvió en contra, querían ganar a toda costa porque sospechaban que iban a perder por primera vez una guerra... incluso pensaron (qué horror) en usar la bomba atómica.
EliminarLa cuestión es que este tipo de acciones necesita respuesta contundente de los países "civilizados", lo malo es que se piensa que la respuesta "bruta" es lo más justo y civilizado, ¡vaya paradoja!...
Para continuar con el hilo del razonamiento, nada es porque sí. Existen motivos para ese discurso tan contradictorio. América Latina no es que le tenga fobia a Estados Unidos, sino que conoce al gobierno de Estados Unidos desde que nació a la historia.
EliminarEn cuanto a los métodos del colonialismo británico y francés, América Latina los conoce desde que se independizó.
En el siglo XIX, cada vez que querían intervenir en un país latinoamericano (porque como país emergente estaba logrando ciertos éxitos que ponían ''en peligro'' los intereses de algún país europeo)decían que ese país latinoamericano estaba gobernado por un ''tirano feroz''.
Así que invadían un país para defender los intereses de la ''civilización''. Con este argumento se invadió Paraguay, donde se estaba procesando la primera revolución industrial de América Latina, derrocando y asesinando a Francisco Solano López y casi exterminando a la población del Paraguay.
Para estos menesteres, los países ''civilizados'' siempre contaban con algún ''aliado regional'' que esperaba obtener algún ''beneficio'' de la caída de su vecino.
Lo que hoy es en Medio Oriente, Arabia Saudita (la monarquía saudí) como aliado de Estados Unidos gracias a los acuerdos de 1973, con los que nació el petrodólar, en el siglo XIX lo era el Imperio de Brasil.
Lo que ahora es Turquía, un país moderno pero con pretensiones anexionistas, entonces lo era la Argentina de Mitre.
Esto desde el punto de vista de la historia. Desde el punto de vista filosófico, el filósofo argentino Juan Pablo Feinmann tiene un video interesante:
http://noticiasimparciales.blogspot.com/2013/09/sobre-los-motivos-que-tiene-america.html