Una mirada amplia puede
relacionar tejiendo un hilo invisible de intenciones la reunión de la oposición
siria moderada en Córdoba (España), la posible llegada al puerto de Tarragona de
residuos de armas químicas del régimen de Al Assad y la visita del presidente
español Mariano Rajoy a la Casa Blanca en
Washington. Pero esa relación en apariencia invisible no responde a un
complot o a teorías conspirativas de oscuras fuerzas; no soy partidario de los
‘artículos LSD’ donde sus autores parecen haber fumado en exceso marihuana o
consumido esas “coloridas” sustancias alucinógenas. La realidad, por sí sola y
por sí misma, es ya bastante alucinante.
Durante los días 9 y 10 de enero
pasados se celebró en la ciudad patrimonio de la Humanidad (entre otras cosas
es patrimonio por la huella musulmana), Córdoba, una reunión que tenía la
intención de ser piloto, preámbulo, de la conferencia de paz sobre Siria que
tendrá lugar en Ginebra el próximo día 22 de enero. Arropados por el ministerio
de Asuntos Exteriores español, más de 150 miembros de la llamada oposición
política moderada, vamos, los que no están pegando tiros en estos momentos en
suelo sirio, han realizado una declaración de consenso así como emitido un mensaje a la comunidad internacional y, en
especial, al pueblo de Siria. Declaran que Siria debe ser un Estado de Derecho
plural donde se respeten los derechos de todos, con independencia de sus
creencias religiosas o ideologías políticas.
Mientras, un barco parece navegar
por el Mediterráneo rumbo a la vieja Tarraco
romana (Tarragona) lleno de los residuos generados en la inutilización de
las armas químicas que entregó de buena voluntad el régimen autoritario de Bachar
Al Assad. Hace menos de una semana la “alarma-noticia” saltó en los medios
(sobre todo catalanes) de comunicación y el gobierno español se apresuró a
desmentirla. Pero algunos diarios, como La Vanguardia, llegaban a titular que el presidente estadounidense, Obama,
habría pedido a su homólogo español, Rajoy, que permitiese la llegada de ese
material químico bélico a los hangares de una compañía tarraconense
especializada en reciclados.
Era una petición horas antes de
que el presidente español, por fin, fuera recibido en la Casa Blanca. Una cita
siempre anunciada, pero no realizada pues los estadounidenses no suelen recibir
a “quejicosos” (la España casi en quiebra) y esperan que el visitante les sirva
a sus intereses y no al revés. Ahora Rajoy es recibido porque va a publicitar que
“España ha pasado ya lo peor de la crisis”, según su gobierno. Espera la ‘palmada-aval’ de la Casa Blanca a
sus reformas económicas. ¿Las contrapartidas? Como no pueden instalar otra base
militar en territorio español habrá que tejer con otros hilos...
En la política internacional, lo
que se llama política exterior, de España durante el siglo XX y lo que va de
XXI siempre se ha tenido que tirar de unos hilos muy visibles y fundamentales:
las relaciones preferentes con Iberoamérica, la posición de empatía con el
mundo árabe, la negociación de los acuerdos bilaterales con EEUU para la
instalación y permanencia de bases del ejército estadounidense en suelo español
y los pactos con la Santa Sede. Aunque parezca mentira, a estas alturas de la
película, un presidente español tendrá en su agenda para acudir al despacho
oval el tema del uso “conjunto” de las bases militares. Tirando de ese hilo
estaría el asunto de las ex armas químicas sirias.
La petición estadounidense del
hilo sirio-cordobés-tarraco-washingtoniano se resolvería con la misma
benevolencia que todas las maniobras permitidas y autorizadas de los militares
estadounidenses se dan en nuestro suelo. La más reciente autorización sonada,
que tuvo sus correspondientes dosis de LSD pues se relacionó el pasado mes de
abril con una supuesta “invasión a Argelia”, fue la de permitir una fuerza de intervención rápida de 500
marines estadounidenses en las costas andaluzas. El evidente enfado de la opinión
pública española por tener la “basura química” en su casa se coserá con el hilo
invisible de los acuerdos bilaterales de las bases (en vigor desde 1953). Como la fábula del ‘rey desnudo’, nos
miraremos al espejo y nos veremos engalanados con las mejores invisibles vestimentas.
Imagen de REUTERS/Larry Downing: a través de cadenaser.com
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