Escuchaba en las noticias sobre
el conflicto de Ucrania una frase que me golpeó la cara como esas bofetadas de
los duelos decimonónicos, donde después el retador preguntaba al retado: “¿a
sable o a pistola?”. El comentario en cuestión era del secretario de Estado
estadounidense, John Kerry, que
venía a decirnos como Rusia se comportaba igual que un Estado del siglo XIX,
invadiendo sin motivo justo (¿) el territorio de otro país soberano para
imponer su poder y criterio en la zona. ¿Mr.
Kerry, usted también se ha olvidado del siglo XX? Como suele ocurrir con
los que tienen el monopolio de los duelos y desean usar la otra arma de
duelistas, la pluma de la Historia, el secretario de Estado hace memoria
selectiva y obvia el siglo XX, no vayamos a darle cual guante retador en los
morros con la extensa lista de invasiones de los Estados Unidos a países
soberanos en la pasada centuria.
El olvidado siglo XX es un título del ya olvidado y casi también ya
menospreciado historiador y politólogo Tony Judt. Menospreciado porque ya se empieza
a confundir su clarividencia y sus acertados razonamientos con la soberbia de
los pensadores que creían estar en la posesión de la Verdad (así, con mayúsculas).
Una vez muerto el historiador y el pensador, su obra queda al carroñero
intelectual que se alimenta, aún criticando, de ella. No voy a entrar en esa
tradición tan hispánica de alabar al muerto aunque en vida fuese un enemigo a
ultranza, porque la defensa de Judt se hace sola, con una lectura franca de lo
que dice. Quiero aprovechar el título de su libro para incidir en cómo todos,
europeos, eslavos, estadounidenses, latinoamericanos y asiáticos, hemos obviado
en el análisis del asunto ucraniano a los últimos cuarenta años; es decir, a
casi toda la segunda mitad del siglo XX.
Ucrania en el siglo XX (y antes) tuvo un “historial de independencia,
proclamada por última vez y perdida inmediatamente después de la Primera Guerra
Mundial (...) Ucrania, que cubría completamente las rutas de acceso al Mar Negro
(y al Mediterráneo), así como a Europa Central, era uno de los puntales de la
economía soviética (...) En los últimos años de la URSS, Ucrania tenía el 60% de
las reservas de carbón del país y gran parte de las de titanio (vital para la
producción actual de acero) (...) Tanto Jurschov como Leónidas Breznev eran
rusos oriundos de la Ucrania oriental (...) Pero esta estrecha vinculación
entre la República ucraniana y la cúpula soviética no conllevaba ninguna
consideración especial para con sus habitantes...”[1]
Es más, Rusia como principal república
de la Unión Soviética realizó durante todo el siglo XX (en la práctica su
existencia) migraciones forzosas de rusos a las regiones con grandes recursos
naturales de las otras repúblicas soviéticas. Una forma encubierta de mandar
colonos. “Durante gran parte de su historia como república soviética, a Ucrania
se la trató como a una colonia: se explotaron sus recursos naturales y se
mantuvo a su pueblo muy vigilado (además, durante los años 1930 fue sometido a
un punitivo programa represivo equivalente en la práctica a un genocidio)”.[2]
Cuando he tenido el atrevimiento
de participar en los análisis del conflicto ucraniano en Pax augusta siempre he defendido su raíz geoestratégica; no me
parece un conflicto complejo de analizar, más bien todo lo contrario. Los
problemas graves que ahora se plantean no iban a derivar de esas protestas
sociales en Kiev, surgirían con todo el peso de la geopolítica cuando Rusia
moviera ficha...¡y cómo lo ha hecho! Su siempre crispada defensa de sus intereses
geoestratégicos en la zona no eran faroles, ha resultado evidente tras los
sucesos ocurridos en Crimea. La toma de bases militares ucranianas en Crimea y
el control de la flota de Sebastopol era el Plan
A de los rusos, ni mucho menos era un Plan
B improvisado tras ver por dónde salía la crisis social y política.
[1] Judt, Tony (2005): Postguerra; Círculo de Lectores. Barcelona; 1214 pp.
Yo también creo que hay un tercero en discordia, los EEUU, que tiene unas mil bases militares en todo el mundo, incluida Europa. Como latinoamericana e hispanoamericana, mi deber es repudiar a EEUU, amo y señor del mundo en la actualidad, que ha intervenido unas 200 veces en América Latina, incluyendo el hecho de haberse apropiado de medio México. Rusia es una potencia secundaria que lo más que puede aspirar es a tener influencia en algún o algunos países de Europa. El problema es que las élites europeas someten Europa a los intereses de EEUU y luego se fijan en la influencia muy inferior, que puede tener EEUU en el mundo. Es mi opinión. Gracias. Muy bueno, como siempre, el sitio.
ResponderEliminarHola Mónica; antes que nada decir que me alegra ver de nuevo tus comentarios por Pax...incluso había echado en falta "movimiento" en tus blog, espero que hayan sido unas vacaciones lo que te mantuvo menos conectada.
EliminarSobre lo que indicas coincido en sumar a EEUU como "litigante" en el conflicto, además mi texto se inspiró en ese comentario de Kerry que decía que en siglo XXI una nación no debe comportarse como un país del siglo XIX (¡), refiriéndose a las acciones rusas o pro-rusas, me da igual el matiz...de todas maneras, no puedo compartir tanto protagonismo que le das a USA en este conflicto; sinceramente Rusia no es potencia secundaria, es, además, los "EEUU" de la zona, la 1ª potencia geoestratégica dominante en Euroasia, que les ha tratado a esos países como USA ha hecho con sus vecinos de continente...la UE tiene un interés evidente (cuestión energética) y como europeos tenemos los recelos evidentes que todo conflicto de fronteras y secesiones provocan y siguen vigentes y latentes en este viejo continente; conflictos que por otro lado han provocado las peores guerras mundiales ( y post-soviéticas, la de ex Yugoslavia) y los hace por eso más "agudos" a nuestros sentidos y conciencias históricas....
Te aseguro que el papel y el protagonismo, incluso el poder, control e influencia de Estados Unidos son mínimos en este conflicto, como se ve en su reacción "ambigua y leve" y que allí lo que en verdad ha provocado es una crisis o cuestión política porque los republicanos desean que ese protagonismo sea mayor y más radical (belicista, de fuerza). Es el campo de juego de Rusia y por mucho que "grite" USA, nada pinta; de esa parte del mundo es Rusia la dueña; en ese tablero los rusos son igual de "malos" que los estadounidenses, harán y abusarán a su antojo...
Esperemos que la diplomacia sea el único armamento que se use...
Saludos!
Gustavo A.