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Foto montaje propio |
La idea de esta entrada para la web-blog de la ‘paz mundial’, Pax augusta, me la ha dado Pablo Iglesias, secretario general de Podemos. Aunque con ironía decimos que
la paz mundial que tratamos en el blog
sólo la desean las Miss Universo
(¡Ah, enhorabuena a la belleza colombiana ganadora de este año!), parece que
otras personas también se preocupan por algo que suena a conservador, pero tan
necesario, ‘la paz social’; en este caso, la
paz social europea. Iglesias se ha apresurado en dejar dos cosas claras
respecto a Grecia: que se alegra un
montón del triunfo de Syriza, signo
del “cambio” que se avecina, y que, sin ninguna duda, España no es Grecia, que mejor no hacer (odiosas o no)
comparaciones.
Por eso, por estar de acuerdo con
Pablo Iglesias, proponemos buscar siete diferencias que hacen que España no
sea Grecia, y viceversa:
- En Grecia han ganado también los nacionalistas griegos de toda índole. El patriotismo está muy arraigado en Grecia, se vive sin traumas ni problemas identitarios. El nacionalismo español vive en la riqueza del “multinacionalismo” la paradoja del eterno debate sobre lo qué es España. Nación de naciones o una nación con diversidad cultural.
- El nacionalismo con más protagonismo político en España no es aglutinador como ocurre en Grecia, es periférico y descentralizador; incluso, en estos tiempos, independentista. En Grecia un nacionalismo conservador, Griegos Independientes, va a formar gobierno con Syriza, coalición política que aglutina varios partidos de izquierda radical. Recuperar la dignidad nacional frente al poder económico está en el programa político de ambos partidos.
- El ego griego está por los suelos, la autoestima nacional necesita un patriotismo fuerte y la izquierda más izquierda, Syriza, ha tomado la bandera nacional para hacer ver al “humillado” pueblo griego que es hora de tomar las riendas nacionales de su destino y no estar al arbitrio de los poderes fácticos de la economía internacional. En España ese papel y esa idea “propagandística” la ha asumido, como propia, el PP (Partido Popular). “Un gran país” (que no le ha hecho falta “rescate”) fue su lema principal en la reciente celebrada Convención Nacional.
- Podemos habla de pueblo, de ciudadanos; son los ciudadanos los que hacen “grande”, digno a este país. Pero no saben o no quieren emplear la retórica nacional y patriota (no patriotera), porque son conscientes de la grima que produce ese discurso entre el mucho electorado de izquierdas que le apoya. Este cronista-bloguero sabe de buena fuente (foros con otros blogueros) que muchos independentistas catalanes han acabado desencantados con Podemos, pues no defienden el soberanismo catalán, tienen una postura federalista, como el PSOE.
- España es la cuarta economía de la Unión
Europea (UE); préstamos españoles al rescate de la quiebra económica
griega nos sitúan como uno de los principales acreedores. Syriza tiene como esencial tarea
renegociar, incluso “torear”, a los acreedores externos. Un posible triunfo de Podemos en
España no supondría un enfrentamiento tan radical con la ‘Troika’, más
bien sería un pulso con las fuerzas
internas, del mismo país, partidarias
de seguir por la línea de
austeridad marcadas en Berlín y secundadas por el poder económico de
la UE.
- En Grecia no se partía de un bipartidismo tan claro como el existente aún en España. Desde que el gobierno socialista de Papandreu reconociese en 2009 que habían engañado a la Unión Europea con una cuentas falsas del Estado (algo ya detectado en 2004 por Eurostat) y que el déficit griego sería de un 15,2%, el parlamento griego no ha contado con estabilidad, ni con mayorías absolutas y han logrado en él presencia destacada múltiples fuerzas, algunas tan desquiciantes como los neonazis de Aurora Dorada.
- El contexto político es diferente entre Grecia y España, pero existe una afinidad que recorre toda Europa del sur: la situación socioeconómica deteriorada. En Grecia es una degradación casi total, en España el empeoramiento socioeconómico tiene una relación estrecha con factores particulares de su tipo de economía (construcción y servicios). Ese matiz es más importante de lo que parece y Podemos quizás esté enfocando su esfuerzo combativo económico contra agentes externos, como bien hace Syriza, olvidando al “enemigo interno” (estructura económica y financiera española).
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