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Tropas españolas en las guerras coloniales de Cuba y Filipinas (en la imagen la guarnición de Baler) |
Si a mi antepasado que le tocó combatir en la guerra de independencia cubana de 1898 le hubieran llevado, en un viaje en el tiempo, hasta el pasado martes 22 de marzo de 2016, al Gran Teatro de La Habana durante el discurso “histórico” del presidente estadounidense Obama, quizás le habría dado un “Deja vu”...un “ya he vivido esto”. Ver la bandera de Estados Unidos ondeando en Cuba y tener la sensación de que los estadounidenses traen la “libertad” a los cubanos, tras larga y penosa guerra contra el “opresor español”, supongo que son vivencias similares a las que tuvo mi bisabuelo cuando su destacamento abandonó la bahía cubana donde se rindieron al tiempo que iban llegando los marines estadounidenses.
Pero a diferencia de mi antepasado, que lleva muerto casi cien años,
todos sabemos que la historia no fue así y, ahora, tampoco será así. Lo vivido
en Cuba estas últimas semanas es parte de ese “singular deshielo” que se
iniciaba hace casi año y medio y del que también hablamos en Pax...; en
esas reflexiones considerábamos que existía buena voluntad por parte de la Administración
de Obama y buena predisposición por parte del presidente cubano, Raúl
Castro. Cuando se trata de restablecer relaciones bilaterales entre dos
países esa “buena voluntad” es el primer y esencial paso, no se deben
“retorcer” los argumentos con prejuicios o reproches del pasado.
Ahora bien, ¿qué esperan ambos pueblos de esta nueva etapa histórica?
Parece que en Estados Unidos la mayoría de la opinión pública se lo ha
tomado bien, con cierto desinterés y visto desde esa mentalidad pragmática y
anglosajona para los negocios. La reapertura de relaciones supone oportunidad
de negocio y nuevo ( y “exótico”) destino de vacaciones para los
estadounidenses. Están los del ‘Tea Party’, los del populista ultra
conservador Donald Trump y los cubanos anti-castristas de Miami, como
contrapeso a la buena opinión de restablecer relaciones con la isla caribeña
que les puso misiles nucleares en las narices durante la histórica crisis de
1961.
¿Y para los cubanos qué representa esta nueva época de acercamiento al
gigante del norte? Pues espero que no quede en poder disfrutar de sus
“Satánicas Majestades”, los Rolling Stones, cada primavera. Porque si
hay algo claro en esta singular Semana Santa de presidentes negros
estadounidenses en la isla caribeña es que los Rolling no se retiran y podrían
volver a tocar en La Habana en próximas fechas. Tocaron el ‘Viernes
Santo’, pocos días después de acabada la visita oficial a Cuba de un presidente
estadounidense, algo que no sucedía en 88 años. No sé si ese concierto ha
generado más sensación que la visita de Obama de que algo está cambiando en
Cuba. La cultura occidental (y en concreto Made
in USA) y la forma de vida capitalista no es desconocida, ni ajena, a la
sociedad cubana.
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Obama en el programa de humor de Pánfilo, "Vivir del Cuento" |
En el discurso de Obama se dijeron frases hechas, de marketing político,
pero que no pueden dejar de decirse: “Yo creo en el pueblo cubano”; “El
futuro de Cuba tiene que estar en la manos del pueblo cubano”... También
hubo concesiones a la cultura y referencias históricas cubanas, al libertador José Martí: “Cultivo una rosa blanca”... primer verso de un poema escrito en el
exilio de Martí en Nueva York, 1891, cuando se consagró a fundar el Partido
Revolucionario Cubano, máximo exponente de la lucha independentista cubana.
Todo se hizo para agradar esa “buena voluntad” de los pueblos y sus gobiernos a
entenderse, a restablecer relaciones.
Los cubanos comprobaron en su televisión oficial y en los medios del régimen
que se agasajaba al que hasta hace unos meses era el mayor representante del
“capitalismo salvaje” y del “Imperio”; lo que les ha ayudado a la buena
predisposición, a desear que las cosas cambien, que mejore la economía, que se
pueda viajar a EEUU más fácil, que acabe el bloqueo de una vez, que se
hagan más partidos de pelota (béisbol) entre ambos países, que se abran más
tiendas de suministros, textil y alimentación, que...pero, stop, amigo, quieto parado, no corras tanto, que esto es la Cuba de
la revolución socialista y Fidel Castro sigue vivo. Las cosas llevarán
su ritmo (¿caribeño?). Hoy mismo, Fidel Castro respondía al discurso de Obama
en La Habana con una frase clarificadora: “No necesitamos que el imperio nos regale nada”.
Gustavo Adolfo Ordoño ©
Historiador y periodista
Historiador y periodista
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