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Tres días de violencia por desalojo Okupa en Barcelona. Fuente imagen: captura de El Pais TV |
Saben aquel que diu que
iba una alcaldesa de Barcelona con pasado activista a resolver
un problema grave de violencia urbana, creado al desalojar a unos okupas de una sucursal
bancaria, y se encuentra con sus prejuicios y escrúpulos sobre la manera de
actuar de las fuerzas de seguridad... seguro que sí, es la noticia que abre
durante esta semana la sección nacional en los medios de comunicación en España
y ha sido también muy comentada en la prensa internacional. Coincidía, para más
colmo, con un extenso reportaje sobre el “fenómeno Ada Colau” del diario
británico (línea editorial laborista) The
Guardian.
El titular de los británicos era
“pelín” sensacionalista: ¿Es Ada Colau la alcaldesa más radical del mundo? Aunque leyendo el artículo te encuentras
que esa intencionalidad no era la sensación, sino la de cierta admiración. Los
ojos del exterior se suelen quedar en lo “exótico”, y vende más periódicos
mostrar a la alcaldesa de la segunda ciudad en importancia de España como una radical activista, muy
enrollada con la gente, con aires anarquistas de desobediencia civil... algo irónico, a todas luces, cuando es la
máxima responsable de la administración
civil de la ciudad, Barcelona.
El barrio de Gràcia en Barcelona es céntrico y turístico. Muchos
ciudadanos administrados por la alcaldesa
Colau se ganan la vida con negocios honrados y legales relacionados con el
turismo de esa zona. Si el turismo es sensible a los disturbios callejeros, no
lo es menos la convivencia vecinal diaria. Parece que la alcaldesa quiere
templar gaitas por cada bando, tanto que al final no se sabe quiénes son los
malos y gamberros y quiénes los agentes del orden y los ciudadanos de bien.
Todos tenemos un pasado y, dicen, influye en tu presente. En el caso de Ada Colau esa previsión no es tan
clara, hasta hace unos meses podía ser una de las personas “sufrientes” de una
carga policial y, seamos sinceros, nadie prevé que una activista contestataria
del orden público acabe siendo la regidora de una gran ciudad. ¡Qué gran cosa
es la democracia electoral, oiga!
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Otra captura imagen de vídeos El País TV de los disturbios |
Es entendible, pues comprender es
otra cosa, que la alcaldesa “radical” (según The Guardian) haya tenido cierto baile del agua con la actuación de
la policía local, los cuestionados de forma habitual, hagan lo que hagan, Mossos d’Esquadra, pues en su “anterior
vida” de activista los tuvo enfrente, con cascos y escudos antidisturbios. Si
pretendes ser consecuente contigo mismo, entiendo a la alcaldesa Colau. Ahora
bien, Ada Colau está cometiendo el
error que comenten muchos políticos inexpertos o aquellos que se meten en política
pero dicen que no son políticos. Desprecian a las herramientas del sistema
(Administración), como mejor medio de llegar a una solución y acaban por
trasladar gran parte de la responsabilidad del problema a los ciudadanos.
Tal ha sido el escrúpulo de la alcaldesa Colau, que está pidiendo que
se “las ventilen” los propios vecinos con los violentos (así se han comportado, no es crítica fácil) ocupas. Que dialoguen el comerciante,
la florista, el panadero... los vecinos tranquilos, con los “okupas”, cuando se
ha visto su reacción intolerante y no han estado dispuestos a hablar primero
con la Administración. Otra paradoja es que el activismo social Okupa suele
generar bienestar cultural y beneficios sociales en los barrios donde se
produce. Los edificios ocupados se convierten en centros cívicos y culturales,
de los que se benefician los vecinos que luego se ven afectados por los disturbios
provocados en los desalojos. En fin, problemas de este tipo, tan “de barrio”, demuestran
lo mucho que le cuesta a la nueva alcaldesa de Barcelona asumir su perfil
institucional, sin que sobresalga su lado –más humano- de barriada.
Gustavo Adolfo Ordoño ©
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