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Pedro Sánchez en el Parlamento español. Fuente imagen: Expansión, J.M Cadenas |
Puede resultar una frase de lo más
rimbombante o un recurso acertado y que llama al sentido común: “la altura de miras en política”. La
historia ha tenido numerosas ocasiones donde se han necesitado esa ‘altura de
miras’. Viene a decir que los actuantes deben optar por el sacrificio, la tolerancia y la transigencia para abandonar
intereses muy personales y procurar el bien común. También se podría pensar en
que hace referencia a la talla moral de los responsables ante una cuestión. Al carisma
y a la capacidad de tomar decisiones complejas de los políticos. Es, desde
luego, una llamada de atención a esquivar
la mezquindad y el egoísmo ante las dificultades que se deben superar.
En una búsqueda en Google sobre el término, ‘altura de
miras’, es curioso el resultado. No sé si será similar en los buscadores Google en el español de América
Latina. En España aparecen medios de comunicación de línea editorial conservadora
en los primeros puestos de los resultados. Así La Razón y el ABC,
encabezan la búsqueda, teniendo la idea ‘altura
de miras’ como titular de columnas de opinión o epígrafes de artículos
donde se reclama a las fuerzas políticas españolas sensatez y una necesaria ‘altura de miras’. ¿La izquierda no reclama altura de miras?
Claro que sí, pero para que aparezca en las búsquedas se debe acotar con el término
‘Pedro Sánchez’.
Es lo que pidió a las que él
mismo llamó “fuerzas del cambio”. Pedro Sánchez en su última intervención en el debate de investidura (fallida) de Mariano Rajoy. Esas fuerzas
que estarían por el cambio son los nuevos partidos:
Podemos (ahora Unidos Podemos) y Ciudadanos.
Sánchez cerró su discurso con algo que apuntaba alto (de miras), pero que no
tuvo la acogida esperada en las nuevas fuerzas políticas: “si actuamos todos
con altura de miras y con generosidad”, se encontraría la solución al actual
bloqueo político y aseguró que el “PSOE
formará parte de esa solución”.
La frase encaminada a ser sensata acabó en rimbombante. Ni Ciudadanos, que ha preferido mantener su alianza parlamentaria con el Partido Popular (PP), ni Podemos
que ha recordado su necesidad de veto al partido de Albert Rivera, se han dado por aludidos. La apuesta del candidato
socialista Pedro Sánchez no ha
encontrado tampoco altura de miras
en su propio partido. Más bien se han lanzado miradas como torpedos a la línea de
flotación de su ‘No es No’ a Rajoy,
presidente aún en funciones, cuando dirigentes socialistas han expresado su
visto bueno a una posible abstención para dejar gobernar al PP de Mariano Rajoy.
Quizás la clave esté en sustituir
la idea ‘altura de miras’ por otra similar
que también exige tolerancia, sacrificio y transigir. La política española
actual necesita ‘amplitud de miras’.
Abrir el campo de visión, no subirlo para tener una “perspectiva superior”. Se
trata de un plano general, un plano secuencia donde se contemple con amplitud todo lo necesario para llegar a pactos de
gobierno y a soluciones. Que entren todas las cuestiones en cuadro. Que se
pueda transigir en un aspecto, considerando poder abordar en el futuro lo que
se ha cedido ahora. Un plano secuencia donde
las “cuestiones esenciales” del país no desaparezcan porque se han descartado
del encuadre, sino porque han pasado por la ‘amplitud de miras’ y salen
voluntariamente de cuadro.
Esa sería una buena película para
España, pero el cine de autor de este país (los
políticos actuales) ya no emplean el plano secuencia.
Gustavo Adolfo Ordoño ©
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