El patrimonio histórico-artístico-cultural dicen los especialistas en
la materia es un concepto polisémico. En efecto, a esos guiones con los
calificativos principales pueden sumarse otros muchos más y formar un convoy tan
plural de significados que se sorprenderían en saber qué se considera hoy ‘Patrimonio’. Se ha llegado a determinar
que ‘Todo’ es patrimonial, que podemos convertir en piezas de importancia e
interés cultural-didáctico desde la portada de un vinilo de los Beatles hasta el ancestral silbo gomero
(La Gomera, Islas Canarias).
Esa idea de amplitud en el concepto de patrimonio también lo hace ambiguo y,
muchas veces, confuso por su transformación constante.
El reto más actual es el de
asociar el patrimonio cultural con el
patrimonio natural (ambiental). Desde la década de 1970 existe conciencia de ello y es debate estrella en todas las
cumbres internacionales sobre la protección y preservación del patrimonio de la
humanidad. Importante, sin duda, es hacer un cuidado del patrimonio
cultural-histórico conjuntamente con la protección de su contexto natural, del “eco-patrimonio”.
Sin embargo, una atención excesiva por ser la preocupación “tendencia” puede
hacer descuidar los cuidados del patrimonio más intangible y ambiguo: el inmaterial.
En su origen brotó de un concepto
económico, de propiedad, pues eran los
bienes que heredábamos de nuestros antepasados. Una faceta que no
ha perdido en esencia, pues heredamos bienes culturales, aunque ahora sabemos –somos
conscientes- que también son materiales e inmateriales. Pero un matiz
importante estará en lo qué se elige
como patrimonio histórico-cultural, como herencia del pasado. Es decir, es
una actitud social, de colectivo. Se eligen ciertos bienes culturales transmitidos
de nuestros antepasados porque creemos que serán los que mejor nos representan
y mejor nos sirven como comunidad. Es, por tanto, vital su faceta sociológica.
En el desarrollo histórico de una
sociedad se darán casos de que tal o cual tradición ya no “conforta el ser” de
esa comunidad. En el caso de la tradición
cultural-festiva-religiosa de los Reyes Magos es evidente que en España resistió
toda la presión social y globalizadora de otras culturas (occidentales también)
que prefirieron celebrar la costumbre de regalar en Navidad, en la madrugada
del día 25 de diciembre, con la elección de un “santo oriental”, San Nicolás, que luego por arte del
marketing del “modernizador” siglo XX se convirtió en habitante del Ártico. No
obstante, evite pensar que los Reyes
Magos son una numantina resistencia hispana desde el “origen de los tiempos”.
La fecha no es exacta (primera
cabalgata en Alcoy, Comunidad de Valencia, en 1866), pero sería a partir de la segunda mitad
del siglo XIX cuando la Noche de Reyes
y su tradicional Cabalgata pasó a ser una creación socio-cultural, es decir a
ser patrimonio cultural en España. La idea de organizar una cabalgata con los tres reyes de Oriente, Gaspar, Melchor
y Baltasar, resultó tal éxito que su organización se extendió por toda la
península y las islas españolas hasta nuestros días. Aunque, claro está, el “bien
heredado” del pasado, la idea de celebrar
los Reyes, existía en un colectivo (Cultura española) desde hacía siglos. Lo
que ocurre es que era una celebración religiosa- la Epifanía-, más íntima, que aún no se había “socializado”.
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El Rey Mago Baltasar, patrón en el Paraguay. Fuente imagen |
Un ejemplo de que esta tradición existía
en el patrimonio cultural hispano antes de convertirse en una fiesta social y
multitudinaria, lo encontramos en variantes del Día de Reyes como la llamada Pascua de los Negros. Actualmente en Paraguay
ese día es festivo nacional y se conoce como la festividad de San Baltasar. Se trata de honrar al
rey negro Baltasar, convertido en santo, porque durante la festividad del 6 de enero (Epifanía) y la Adoración de los
Reyes, se daba la libertad a cierto número de esclavos y era día de asueto
para toda la comunidad afroamericana. Eso se hacía en todos los lugares de la
América hispánica que tuvieran grandes comunidades negras (Cuba, República
Dominicana, Puerto Rico, Paraguay...).
Gustavo Adolfo Ordoño ©
Historiador y periodista
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