Entrevista a Pepe Sedano, autor de 'El infierno y sus puertas'

Portada de El Infierno y sus Puertas de Pepe Sedano

  En la localidad almeriense de Berja trabaja en su ayuntamiento un hombre que prefiere el uso de ‘Pepe’, en lugar de José, para llamarse y darse a conocer. Eso habla mucho de él, aunque parezca un dato menor. Afable y cortés en el trato, humilde en el gesto, Pepe Sedano se ha volcado en el compromiso por una memoria histórica que, seguro, necesita un gesto hosco y poca amabilidad de trato. Se trata de la historia que narra la vida en unos “infiernos” muy conocidos por la opinión pública mundial: los campos de concentración nazis. Aunque el trabajo histórico de Pepe Sedano se centra en el detalle menos conocido de los miles de españoles que sufrieron en sus propias carnes esa barbarie tan novelada o filmada del horror nazi.

Sedano es pionero en la investigación sobre los deportados españoles a los campos de concentración que los nazis construyeron repartidos por casi toda Europa en la Segunda Guerra Mundial. Hablamos con él de un libro muy especial; “su libro”, escrito cuando ya creía que la numerosa documentación que ha ido recopilando en casi cuarenta años se iba a quedar en el cajón de las obras inéditas. Para empezar, una pregunta quizás algo chocante:

Pax augusta: ¿Por qué Pepe en lugar de José Sedano, para firmar, incluso, en el tan esperado libro sobre tu investigación? 

Pepe Sedano: Bueno, es muy sencillo. Mi abuelo paterno se hacía llamar Pepe, mi padre, igualmente, era también Pepe. Yo, desde que me conozco siempre he respondido por Pepe. Me siento raro cuando me dicen José.

P.a.: Te encuentras por azar con este tema, aunque siempre te ha interesado la historia de la II Guerra Mundial, ¿cuándo sientes que esa situación azarosa te ha “elegido” para comprometerte con esta memoria histórica tan olvidada?

P.S.: Cuando me entero, en 1981, casi recién incorporado en el Ayuntamiento de Berja, que cinco virgitanos habían muerto en el campo de concentración nazi de Mauthausen (Austria). Había leído -poco porque apenas existía en aquella fecha bibliografía sobre este tema- algo sobre los judíos asesinados en los campos de concentración que habían erigido los nazis, tanto en Alemania como en la Europa ocupada durante la II G.M. Pero nunca imaginé que pudieran morir en los mismos españoles (España no había participado en esa guerra ¿Cómo iba a haber españoles en campos de concentración nazis?), menos aún almerienses. Impensable que por allí pasaran vecinos de Berja. 

Columna de exiliados españoles que cruzaron la frontera francesa al acabar la Guerra Civil, "custodiados" por un gendarme francés

P.a.: No eres historiador, aunque tu trabajo ha sido digno del mejor investigador histórico. Has contado con fuentes primarias de excepción, numerosos testimonios de varios deportados... ¿Ha sido un trabajo intuitivo? ¿Has encontrado prejuicios o recelos por no ser historiador al plantearte publicar el libro en alguna editorial especializada?

P.S.: Intuitivo no. No tenía ni idea de por dónde empezar a investigar. Fue el Ministerio de Asuntos Exteriores el que me sugirió que me dirigiera a las embajadas de los países de donde yo pretendía recabar información. Así lo hice y me favorecieron direcciones en sus países de origen a donde yo dirigí mi correspondencia. Comenzaron a llegar misivas en diferentes idiomas. Algunas yo mismo las traduje (entiendo algo de francés, de inglés, un poco de alemán -obligado por la investigación-) pero cuando te llegan en checo, en polaco, en danés… Ahí estaban las agencias de traductores que, previo pago, te remitían a casa el contenido de las mismas. Todas hablaban de las mismas fuentes: Internacional Tracing Service (ITS), organismo dependiente de la Cruz Roja Internacional, con sede en Arolsen, Kasel (Alemania), ese era (y lo sigue siendo) el lugar donde está centralizada toda la información sobre los deportados de todos los países.

Respecto a posibles problemas con otras editoriales… ninguno porque he acudido a la que más cerca tenía de casa, a 18 km., y porque, además, es autoedición. Hacen lo que tú quieras que te hagan. Hasta que no das el O.K. tu trabajo no va a imprenta. Eso sí. Tienes que pagar el coste de la misma antes de empezar a vender el primer libro.

P.a.: La fórmula narrativa que has escogido para el libro es tan original como arriesgada. Esa conversación a tres, entre Dante, el deportado Amadeo Sinca, y tú mismo, ¿cómo se te ocurrió?

P.S.: Antes de ser libro fue un artículo largo que le envié a María Torres Celada para que lo publicara -si lo creía conveniente- en su blog “Espérame en el ciclo de la vida” y por encargo de ella, al conocer la relación epistolar que tuve con Amadeo Sinca Vendrell, catalán deportado a Mauthausen, durante cerca de cuatro años.

Me planteé redactarlo de una forma diferente, jugando con el título del libro que escribió Amadeo Sinca, al año siguiente de ser liberado, o sea, en 1946, que era “Lo que Dante no pudo imaginar”, en clara alusión al “Infierno” de Dante en su libro “La Divina Comedia”, significándole que el “Infierno” que él pasó en Mauthausen no tenía ni punto de comparación con el de Dante, y como si se estuviesen “peleando”; primero al elegir su nombre para titular su libro -con tantos nombres como existen en el mundo-, y en segundo lugar para “comparar”, paso a paso, los círculos a los que elude Dante en El Infierno de “La Divina Comedia”.

No quería que hubiese hablado solo Amadeo Sinca porque para eso su historia está contenida en su libro. Sí he aprovechado de él las comparaciones entre los círculos a los que elude Dante que para Sinca serían: hacer una guerra y perderla. Cruzar una frontera como refugiado. Alistarte a una Compañía de Trabajadores Extranjeros. Ser prisionero de guerra en un stalag. Ser deportado a un campo de exterminio como lo era Mauthausen. Sobrevivir…
 
Pepe Sedano firmando libros en la presentación de Madrid

P.a.: Al ser un libro fundamentado en los testimonios de los deportados, contados en primera persona casi siempre, la estructura narrativa del diálogo que has escogido encaja muy bien. Sin embargo, esa apuesta de “hablar con los muertos”, no te generó dudas, como por ejemplo que se echase en falta mayor dedicación al contexto histórico de esos testimonios.

P.S.: Siendo sincero, he de decir que sí. No obstante obvié -se pasa de puntillas sobre la vida de Dante y apenas se toca la guerra de España (1936-1939), donde Amadeo Sinca fue un oficial republicano- ese particular porque en mi introducción pido perdón, si pongo en boca de cualquiera de los dos afirmaciones que, si hubieran estado vivos, jamás las hubiera dicho. Del mismo modo digo que, si lo hubiera hecho, me lo habrían hecho saber de alguna manera.

Es posible que en círculos académicos y expertos en la materia se eche en falta esa dedicación a la que se alude en la pregunta pero, no es menos cierto -así consta en mi justificación- que este autor no pretendía, al redactar las páginas del libro, hacer ninguna aportación crítica que permitiera establecer conclusión alguna sobre lo leído en él. Simplemente se pretendía dar a conocer, al posible lector, los testimonios que los deportados que aparecen en sus páginas le habían hecho llegar (cuatro, de los que uno era de una mujer). Así de fácil. Y como se me vino a la cabeza, así se redactó.

P.a.: Imagino que en todos estos años, recogiendo confesiones tan horrendas de lo que allí ocurría, habrás tenido días incapaz de asumir, con la “distancia” debida del investigador, todo lo que esos testimonios significaban. No sé, son tantas las barbaridades inimaginables, que no sé si hacerte esta pregunta. Bueno, me arriesgo, ¿qué te dejó más deprimido de todo lo que ibas descubriendo?

P.S.: La impunidad con la que muere un deportado, en Treblinka, a base de golpes de pala. La sangre fría de uno de los guardianes de Dachau cuando suelta a un perro pastor alemán (entrenado para eso) y se va hacia una deportada; comenzó a devorarla por sus genitales hasta que murió en presencia de decenas de soldados y deportados que no hicieron nada por detener al perro. El terrible “juego de bolos” en la escalera de Mauthausen. Cuando los deportados, en fila, ascendían por los 186 peldaños de la “Escalera de la muerte” -en la cantera wienergraben, dentro del propio campo en sí-, al culminarla un soldado empujaba a los primeros que, cargados con un bloque de granito de 20 kg a las espaldas, caían irremisiblemente, escaleras abajo arrastrando, en su caída, al resto de deportados que ascendían por ella. El capricho de Amon Goeht, comandante de Plazow, disparando con su carabina, desde el balcón de su dormitorio, al azar a cualquier deportado que se pusiese en el punto de mira de su arma…los ahorcamientos, las cámaras de gas, las inyecciones de gasolina en el corazón, la muerte por la muerte… han sido tantas las formas de morir…

Los españoles deportados al campo de Mauthausen reciben a los Aliados

P.a.: Algo que es irrefutable es tu interés por la historia, sobre todo lo concerniente a la II Guerra Mundial y cómo afectó a tus paisanos, que fueron varios, los deportados a esos campos de concentración nazis. Y no sólo por tu libro, que en el fondo no trata en extenso los casos de los vecinos de Berja asesinados en esos “infiernos”, también por tus varios artículos y charlas en colegios e institutos sobre el tema. Tu faceta de historiador amateur se ha visto recompensada con creces, en mi opinión mejor que una cátedra o con premios, con tu activismo que te ha llevado a ser miembro fundador del Centro Virgitano de Estudios Históricos y miembro de pleno derecho del Dpto. de Historia del Instituto de Estudios Almerienses (IEA). ¿Eres consciente de tu gran labor como memorialista almeriense?

P.S.: Sinceramente…no. Me lo han hecho ver muchas personas pero yo no quería verlo. Lo he hecho con gusto y, sobre todo, para darme la satisfacción personal de que, sin estudiar una Licenciatura en Historia -como me hubiera gustado-,he sido capaz de dar a conocer el fruto de tantos años de investigación, mejor o peor hecha, a veces como Dios me dio a entender, y que durante más de treinta años estuvo guardada en una carpeta, junto con mis miedos, mis limitaciones, mis qué dirán …¿Para qué quiero yo saber una cosa si luego no lo doy a conocer a los demás? Si se ha conseguido… me doy por satisfecho.
  
P.a.: Para ir terminando, aunque la charla podría ser eterna, como se quejan alguna vez los personajes de su libro, es verdad que la escritura de este libro fue una especie de “liberación” de “otro infierno”. ¿Por qué?

P.S.: Como decía en la pregunta anterior…este libro se ha escrito por no decir NO a una mujer. No lo tengo por costumbre y, en esta ocasión, no iba a ser menos. Este libro tenía que haber sido publicado hace más de 35 años. Me vi desbordado con tanta información que me iba llegando. No existían aún los PC, por tanto, tampoco los correos electrónicos. Todo a base de máquina de escribir. De correspondencia certificada. El no atender la correspondencia agobiante de Amadeo Sinca (algunas semanas recibía dos o tres cartas), el trabajo diario en el Ayuntamiento de Berja -donde aún desempeño mi trabajo  aunque ya… por poco tiempo. Atender una familia. Hijos que iban llegando, hipoteca que había que pagar, sueldo bajo… Ese era mi “Infierno” en aquel momento. Cuando se me propuso la escritura de este libro no supe decir que no -como he dicho anteriormente- pero, desde ese mismo momento tuve, sobre mí, una enorme “espada de Damócles” que creía me atravesaría en un momento determinado. Este libro, con la base del primer artículo sobre Amadeo Sinca, se ha escrito -como digo yo- “a destajo” para evitar esa “espada”. Si gusta o no… eso ya son los posibles lectores quienes tienen la última palabra. Yo me he liberado. Mi cabeza, al colocarle el punto y final, se me quedó completamente vacía. Una extraña sensación de vacío me inundó… se lo puedo asegurar.

El pueblo de Oradour-sur-Glane (Francia) convertido en memorial de la II Guerra Mundial

P.a.: Gracias, Pepe, por tus palabras. Decir que el editor de Pax augusta y autor de esta entrevista, un servidor, hizo amistad “virtual” con Pepe, al que seguí su proyecto en las redes sociales y confieso haberme quedado con muchas ganas de publicar (en primicia) alguno de sus artículos en esta web-blog. Pero no hubo ocasión ni hueco en la agenda hasta ahora. Por otra parte, ha merecido la pena esperar hacerlo con motivo de la publicación de su excelente libro y conocernos en persona cuando lo presentó en Madrid. Creo que esa pasión historiadora no se ha calmado tras vencer los agobios de este primer libro y Pepe ya proyecta otro. Dejemos que sea él, si lo desea, quien despida la entrevista contándonos de qué se trata...

P.S.: Sí. Se trata de una familia de cinco miembros. Él, de Purchena (Almería), ella de un pueblo de Murcia. Los niños nacidos en Francia, donde se conocieron sus padres. Armonía de tres años, y los mellizos Aitor y Francisco, de tan solo once meses. Una fecha: 10 de junio de 1944. Militares alemanes de la 2ª Divisionpanzer waffen-SS (la “Das Reich”), un destacamento de un batallón del Regimiento “Der Führer” de dicha División. Un ejecutor: Adolf Otto Diekmann -moriría el 24 de junio en Normandía-. Un lugar: Oradour-sur-Glane, cerca de Limoges, en el centro de Francia. Posible título: “Sangre en Oradour-sur-Glane, dolor en Purchena (Historia de una masacre)”.


Gustavo Adolfo Ordoño ©

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