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Las conocidas como "Amazonas de Dahomey", en el actual Benin (África) |
Se estudia en las escuelas, o al menos se estudiaba a nivel de cultura general básica. El río Amazonas lleva su nombre por el explorador Orellana, que sorprendido ante el arrojo guerrero de las mujeres nativas que encontró en su descenso por ese gran río desde los Andes hasta la desembocadura en el Atlántico, las denominó como amazonas. Le recordaban a aquellas guerreras de la mitología griega que se cortaban un pecho para tensar mejor el arco. Veamos algunos casos reales e históricos de mujeres guerreras en diversas culturas
Ese apunte cultural del aventurero español Orellana nos
demuestra que, al menos los líderes, eran personas instruidas de su época,
conocedores del latín y algunos del griego, lo que desmiente esa imagen de la
conquista americana protagonizada por brutos “salvajes” e inhumanos. Hernán Cortés conocía ambas lenguas clásicas
y algo de escolástica. Francisco Pizarro
y el mismo Orellana, que sirvió a la familia Pizarro en la guerra civil contra Diego de Almagro en Nueva Castilla,
eran “políglotas” al tener facilidad con los idiomas. En el caso de Orellana
llegó a dominar varias lenguas de tribus de la región de Iquitos, lo que le
sirvió de gran ayuda en su descenso del Amazonas.
Y Francisco de Orellana debía conocer bien el mito clásico que hablaba
de mujeres guerreras del Oriente, vestidas como guerreros persas, diestras en
el manejo del arco y las flechas. Pues cuando se enfrentó a una tribu belicosa,
el 24 de junio de 1542 según el cronista de este viaje el padre Gaspar de
Carvajal, el ataque estaba liderado por un grupo de mujeres “blancas y
altas y tienen muy largo el cabello y andan desnudas en cuero, tapadas sus
vergüenzas, con sus arcos y flechas en las manos, haciendo tanta guerra como
diez indios…” En honor a estas “capitanas” indígenas el gran río que
ya navegaban en su cauce mayor fue llamado Amazonas.
Además de estas guerreras amazónicas que se enfrentaron
a los primeros europeos, podemos encontrar otras culturas con el papel de
combatiente belicoso en las mujeres. Tácito,
el historiador romano de la Antigüedad, será una de las fuentes más fiables. Casi
resulta ya un mito, la rebelión de la reina
Boudica en la isla británica conquistada por Roma. Pero Tácito nos relata
que entre los celtas era normal
contar con mujeres guerreras, muy certeras con la lanza corta, y que el asombro
latino era más por el “deshonor”, según su sentido guerrero, de tener que combatir
con una mujer más que el encontrarse con guerreras.
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Miles de mujeres indígenas del Brasil se manifiestan contra las políticas en el Amazonas del presidente Bolsonaro. Fuente Reuters |
Todavía más protagonismo bélico y
de poder político tenían las mujeres de varias culturas euroasiáticas, muchas veces englobadas en el no muy exacto
término “tribus escitias”. Otro
historiador romano de renombre, geógrafo también, Herodoto refiere varias historias sobre estas mujeres guerreras más allá de los confines del norte de Persia. Recientes hallazgos arqueológicos
(yacimiento de Altái), con esqueletos y momias de mujeres llenos de heridas o
lesiones propias de guerreros, confirman la existencia de esas mujeres soldados entre las principales culturas nómadas del arco euroasiático.
Estas referencias documentales antiguas romanas,
no hacen más que dar base histórica a lo que se creía solamente un mito, el
referido helénico de las Amazonas de Oriente. Lo llamativo es
que esas mujeres guerreras también ocupaban cargos altos en la jerarquía social
de sus pueblos, ante la obviedad de ser culturas estructuradas sobre la figura
del líder guerrero.
Ya en época contemporánea, con fotografías
documentales, encontramos un llamativo caso en las guerras coloniales de África.
En lo que hoy es la República de Benin,
que era el Reino de Dahomey antes de ser colonizado por los europeos, el
ejército que intentó rechazar a los franceses estaba compuesto por mujeres.
Convertirse en guerreras facilitaba a las mujeres dahomey ascender a algo similar a una aristocracia guerrera, en
una cultura donde se valoraba el mérito individual indistintamente de ser
hombre o mujer.
En la actualidad, como un guiño a
esa valentía, coraje y honor en la lucha de las míticas y no tan míticas (históricas)
amazonas, un grupo de mujeres de la Amazonia se han enfrentado a la sinrazón de
las políticas que favorecen la explotación de recursos minerales en la región
amazónica y que han provocado una ola de grandes incendios en la selva amazónica.
Gustavo Adolfo Ordoño ©
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