Mitología y crisis


Cuadro de Delecroix
                        
Cuenta el mito que Medea fue capaz de matar a sus hijos por despecho hacia su amado, Jasón.  Esta hechicera hija del rey de la Colquída, Eetes, y de la ninfa Idía, se enamoró perdidamente del arrogante y apuesto Jasón, líder de los argonautas que buscaban el ‘Vellocino de oro’ (metáfora de la felicidad, por ejemplo). Pero no solo es el arquetipo de la ‘bruja’ asesina de sus hijos, en la huída con Jasón mató a su hermano Apsirto y lo descuartizó, dejando caer sus pedazos en la fuga, para entretener a los horrorizados  guerreros que había enviado su padre para capturarles. Vamos, que dejó patria, familia (rey) y dios, pues renegó de los rituales de los que era sacerdotisa, abusando de su magia en su propio beneficio. ¿Les van sonando algunas cosas? Dios, patria y rey. Traición y muerte entre hermanos.

Rechazada por el argonauta a favor de una princesa, Glauca de Corinto, el desamor fue tan hiriente en el corazón de Medea que como venganza pensó en lo impensable en una madre y actuó según esa idea, en apariencia irracional, de asesinar a sus inocentes hijos tenidos con Jasón, que iban a ser acogidos como herederos por el rey de Corinto. Digo en apariencia irracional porque la naturaleza nos dice que una madre no haría eso... aunque el razonamiento de Medea era otro: “el tan amado Jasón me repudia y me pone los cuernos, me vengo con lo que más quiere. Primero asesino con un vestido de novia “maldito” a su prometida, ella pensará que es mi regalo de novia, pero al ponérselo arderá como una tea; su padre, el rey Creonte de Corinto moriría al intentar salvar a su joven hija. Sin esposa nueva y sin suegro rey, Jasón sólo tendrá a nuestros hijos. Quizás los corintios tomen represalias y antes que eso, yo, mujer, madre que los he parido, los mato, no permitiré que nadie más los toque. Así, el arrogante y apuesto Jasón se quedará sin nada. Bueno, tendrá mi odio eterno”.

 ¿Les va sonando de algo el mito? Pues estamos igual, que me suena a muchas cosas, a traición, a corrupción de valores, a egoísmo  a hipocresía... un servidor lo ha expuesto y podría valer para hilar más de una reflexión. Los griegos antiguos inventaron la psicología, bueno la “protopsicología”, y por eso el chiflado ese de Viena, el tal Freud, les puso a todas las patologías mentales que estudiaba nombres de mitos clásicos. Que si el mito de Edipo, de Electra, de Medea... Quiero decir que los mitos no eran más que un estudio de la condición humana, que ante la complejidad de entenderse como seres humanos, los antiguos helenos se imaginaron seres superiores a los que atribuir todas las virtudes y todos los defectos humanos.

Ante esta crisis económica, financiera y política, que está pasando Europa, con el epicentro en Atenas, la Grecia moderna no encuentra mitos clásicos que encajen del todo bien con la realidad actual. La mitología contemporánea es la novela negra. Es la literatura social que reinterpreta los pesares de la sociedad, que destapa o describe las alcantarillas de todos los Hades. Tienen los griegos un escritor de mitos negros, Petros Markaris, que dijo algo con mucha ‘Psicología’ detrás en una entrevista que concedió en Madrid al presentar su segunda novela de la trilogía del inspector Jaritos, su personaje, ambientada en las profundidades de la crisis griega.

Markaris dijo que no nos engañen con lo que la crisis es una excelente oportunidad para sacar nuestra creatividad y nuestro esfuerzo talentoso para salir adelante y sobrevivir. Esas capacidades deben salir siempre y más cuando los tiempos son de paz y de bonanza, porque serían más provechosas. La crisis es mala, es el nido de las alimañas. La crisis es un tiempo que solamente beneficia a los malvados y corruptos, o a los que ya eran inmensamente ricos y se aprovechan de nuestra fragilidad para enriquecerse más. “La crisis es el paraíso de los malvados”, dijo. 



Gustavo Adolfo Ordoño ©

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