Una joven Gina Lollobrigida en el papel de Reina de Saba |
Los más jóvenes no recordarán que
Yemen fue un país dividido como lo
está Corea. Hubo un Yemen del Sur y
otro del Norte; aunque para ser más correctos existió una República Popular Democrática del Yemen y una República Árabe del Yemen. ¿Quién era el malo y quién era el bueno
según la retórica occidental? En este caso la
habitual metáfora o la comparativa de
comunistas y capitalistas dentro de la Guerra Fría nos sirve para conocer
ciertas causas que la hacen una zona geopolítica dividida y en permanente
conflicto o tensión, aunque no explica en su totalidad la tendencia a
fragmentarse que tiene este Estado. Yemen
acumula mucha Historia, historia con
mayúsculas porque no es sólo fruto de las colonizaciones europeas del XIX en la vecina África o en la misma península
arábiga, donde está enclavado ese viejo país.
Todos hemos oído alguna vez
alguna referencia al mítico reino de Saba o, mejor dicho, a la reina de
Saba. Este reino se localizó alrededor de la estratégica ciudad o puerto
natural de Adén, que controlaba el
acceso al golfo del mismo nombre y al fundamental, en la región, canal que
forma el Mar Rojo. Tan poderoso fue que durante los siglos VI a.C. al I d. C. dominó la región y colonizó Eritrea, parte de Abisinia y el reino vecino en la península arábiga de Qataban. A modo de síntesis se podría
decir que su historia de esplendor
es pre-islámica; Yemen desde que en el siglo IX, ya islamizado por los
beduinos en el siglo VII, se dividió al crearse en el norte, en
la zona de influencia de la dinastía
zaidí
el Estado de San’a, ha sido una historia
de continuas guerras civiles.
La presencia europea fue remota también; embarcaciones portuguesas y
españolas tuvieron contactos asiduos desde el siglo XVI, pero fueron los ingleses los que llegarán a crear una
factoría comercial en 1618 y
consolidar sus posiciones durante el XIX
con la toma de Adén para controlar la ruta de las Indias. Cuando los británicos rivalizaron con el
imperio otomano por el control de la zona, el llamado Protectorado de Adén marcaría las futuras fronteras entre los
dominios zaidís del norte (San’a)
y el Yemen del Sur. Con esta división el país se embarcaría en el proceso descolonizador de mediados del siglo XX con las particularidades de
cada zona.
Antigua división política del Yemen |
Al conseguir su independencia de los británicos en 1967, el Protectorado de Adén pasó a llamarse Yemen del Sur, para diferenciarse de la República Árabe de Yemen del norte, independiente desde 1920 gracias a la desintegración del imperio otomano. En 1970 las facciones socialistas, de carácter marxista, en el poder desde 1969 consiguen proclamar una Constitución en Yemen del Sur que le convertirá en una República Popular Democrática al uso de las existentes en la Europa del Este, bajo la órbita de la Unión Soviética. Ante este inesperado nuevo miembro del “bloque comunista”, las fricciones fronterizas con el Yemen árabe del norte, Estado bajo la influencia de Arabia Saudí y por tanto, de Estados Unidos, aumentan. La guerra civil entre el norte y el sur yemeníes de posible peligro pasa a realidad cruel en 1979.
La unificación del país en 1990
fue anterior a la desintegración de la
URSS, lo que incide en la idea de que la
división del Yemen no fue cuestión única del mundo dividido en bloques. Desde
entonces han existido numerosas ocasiones de conflicto entre los dos antiguos
países que conforman el actual Estado de la República del Yemen y que han supuesto estar al borde de una nueva
separación. El actual conflicto
recupera un viejo motivo de división en la zona: la de clanes y de sectas. Una
secta chií, los huzíes, se han levantado en armas
aumentando la desestabilización de un país pobre en la península de los ricos,
haciendo huir al presidente Abd Rabbuh Mansur al-Hadi a Adén, la antigua capital del Sur, y viajar
a Egipto para pedir la ayuda de los Estados árabes con mayoría suní.
La última hora con la reunión en
Egipto de la Liga Árabe, confirma
que el presidente yemení, Mansur al-Hadi,
ha conseguido su propósito más que de sobra. A falta de la actuación directa de
las antiguas grandes superpotencias, la trama geopolítica vuelve a estar
protagonizada por la vieja rivalidad entre el entorno chií de Irán y el suní de Arabia Saudí. Las negociaciones internacionales
sobre la capacidad nuclear de Teherán, obligan a la moderación iraní en el
conflicto, lo que ha aprovechado Egipto
y la dinastía saudita para dar un
golpe de autoridad en el asunto, creando lo que ya se conoce como la OTAN árabe. Lo que les decía, Yemen
tiene “mucha historia”.
Gustavo Adolfo Ordoño ©
Periodista e historiador
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