Izando la bandera nazi en la Acrópolis |
Resulta complicado encontrar en el mundo un pueblo que no sea orgulloso.
Quizás encontremos países formados tras las descolonizaciones, con poblaciones
aborígenes amplias pero con escasa historia política internacional, que tengan
una cultura milenaria basada en
ideas de orgullo y en prejuicios muy
diferentes. Serían los mínimos casos donde la
memoria colectiva no estuviera fundamentada en agravios y reparaciones
históricas. Estas últimas suelen ser las de guerra, porque las de genocidios
o masacres entramos en cuestiones de moral universal que deberían importar
a todo el mundo, no sólo a los estados litigantes.
Adviertan que hablo de Estados
modernos, no se les vaya la memoria tan lejos, a las reparaciones indígenas o
coloniales, tema con otra vía argumental. Comentaré las reparaciones de guerra que se han reclamado recientemente por parte
de Grecia a Alemania, en el ámbito de la ocupación
nazi del país heleno (1941-1944). En el entorno del tira y afloja entre los
acreedores (UE y FMI, principalmente) y
el deudor (Grecia), el nuevo partido en el
gobierno de Atenas, Syriza, ha utilizado la memoria histórica para aliviar
presiones y ganar simpatías. Reclamar a los alemanes actuales compensaciones
económicas por las barbaridades que hicieron en territorio griego los ejércitos
nazis resulta efectista, pero poco o
nada efectivo.
Como en otras ocasiones que se
han usado las reparaciones históricas como baza política se mezcla la ingenuidad y el romanticismo con el derecho
internacional. Claro que la injusticia
debería ser siempre reparada, pero el mundo es injusto y la justicia no se
hace, se tiene que imponer...como el sentido común. En el caso de Grecia y su
reclamación actual es evidente el carácter“publicista” del acto. Para empezar
la reclamación no debería ser sólo a Alemania, sino a los países del antiguo Eje que participaron en la guerra mundial. Recordemos
que los alemanes invaden la península
griega porque los italianos y búlgaros fueron incapaces de consolidar la ocupación militar iniciada en 1940.
Manifestación de apoyo a la reclamación histórica griega. Fuente REUTERS |
Siendo rigurosos y serios, la posibilidad (de facto y de iure) de que los griegos reciban algún euro por esa ocupación militar es mínima o nula; y no
porque no tengan razones históricas o jurídicas de peso, sino porque la
Alemania actual cuenta también con argumentos de peso, provenientes de pagos de
la antigua RFA (República Federal Alemana) en los años 1960, para no aceptar
esta reclama. Siendo “justicieros románticos” esta reclamación resulta muy
contundente para las opiniones públicas
de muchos lugares del mundo, empezando por las de los países del sur y del este
europeos, como discurso “anti-germano” (simbolizado
en el nazismo) porque es una
corriente de opinión cada vez más aceptada y describe el hartazgo de otros
muchos Estados ante el control alemán de las política económicas y financieras en
Europa.
Para los griegos no es únicamente
un recurso publicista “anti-Merkel”, se ha llevado a su parlamento nacional y
con una comisión política apoyada por todos los partidos se ha valorado en
cerca de 280.000 euros la cantidad que Alemania debería pagar a Grecia en concepto de indemnización por el expolio y crímenes de guerra entre 1942 y 1944. Como siempre que se recupera la
memoria histórica y es tan traumática (la ocupación nazi trajo la peor hambruna
y una guerra civil), toda la razón sentimental está de parte del pueblo
agredido, sin duda; sin embargo, toda la razón legalista y política está del
lado alemán, tras los numerosos pactos y acuerdos firmados en Europa en el
largo contexto de la Guerra Fría,
que con todos sus defectos e injusticias permitieron la “paz social” necesaria
para el renacer económico de Europa.
Conocer la historia es vital, aunque no se debería emplear para desestabilizar el presente, sino para evitar repetir el pasado traumático. Recordemos la fobia que los alemanes tienen a las deudas. Hasta el 2010 estuvieron pagando las reparaciones y deudas de la Primera Guerra Mundial, del injusto Tratado de Versalles que hirió al orgullo alemán y condujo a la victoria electoral de Hitler en 1933. Nadie habló de injusticia y de agravio...pues a mí me lo pareció, que un alemán de mi generación estuviese pagando reparaciones de 1919 me resultó no sólo chocante.
Gustavo Adolfo Ordoño ©
Historiador y periodista
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