George Blind sonriendo ante su pelotón de fusilamiento |
Aunque no lo parezca, ese fusilado sonríe al pelotón que lo va a fusilar. Prueben a ampliar la imagen y se aprecia mejor. De todas maneras, no hace falta agudizar mucho la vista para sentir en la imagen esa arrogancia supuesta y ese rostro sonriente, un tanto burlón con los hoyuelos de las mejillas marcados como un dibujo del Joker. ¿Chulería ante su pelotón de ejecución? ¿Un arrebato de irónica valentía ante la muerte? ¿El último gesto de un héroe? Supongo que podría seguir haciendo preguntas que abriesen el apetito del interés por esta fotografía y su historia; pero intuyo, también, que muchos lectores están esperando una respuesta negativa a todas ellas y... tendrán razón.
George Blind era un bombero de la ciudad francesa de Belfort, fronteriza con Suiza, cuando estalló la Segunda Guerra Mundial. Al comenzar la invasión nazi de su país en 1940, George no tardaría en unirse a la Resistencia francesa de la región. Esa zona permaneció en la llamada Francia de Vichy, ocupada pero con propio autogobierno del general Pétain. Las acciones de resistencia dependía más del avance aliado por Italia que del desembarco de Normandía del Día-D en junio del 1944. Ese año, en octubre, la pinza a los nazis entre los dos frentes daba sus frutos y la actividad guerrillera se aumentó. George Blind sería apresado por la policía de la Wehrmacht y llevado al viejo castillo de Beltfort que servía de presidio.
Por lo visto, el contingente militar que permanecía en esa zona fronteriza entre Francia, Suiza y Alemania, no era de un rango veterano y curtido de la infantería germana. Eran una mezcla entre tropa auxiliar de la Luftwaffe y policías militares, no tenían la experiencia en represión de milicianos de la Resistencia como poseían las Waffen-SS. Necesitaban hacer hablar a Blind, porque cuando lo detuvieron durante una patrulla rutinaria en la frontera le pillaron haciendo contrabando de material de guerra y pasando clandestinamente a huidos de los nazis a la neutral Suiza. Querían que delatase a sus compañeros y desarticular su grupo guerrillero cuanto antes. Al no tener «expertos» torturadores, recurrieron al viejo truco de simular un fusilamiento.
Se supone que la tortura estaba en hacer creer al guerrillero que había llegado su final y que su única salvación era confesar. Imaginamos que la primera vez George se agobiaría ante ese simulacro, pero debió notar algo extraño. Algo que se aprecia en la pulcra uniformidad de los soldados del pelotón y en el hecho de que haya una veintena de fusileros para disparar a un solo hombre. Es decir, parecen más figurantes «improvisando» una escena de teatro (en este caso, un fusilamiento) que una tropa en campaña. Si, además, es probable que se enterase por otros prisioneros de la Resistencia que podía ser víctima de esa terrorífica «farsa», no es tan extraño que en una de las ocasiones, la que capta la fotografía, sonriese al pelotón. Un acto casi reflejo cuando se trata de «burlarse» de la muerte.
Siguiendo la versión que les estoy dando, que es la última y mejor documentada, el miembro de la Resistencia francesa no sucumbió a este terror psicológico de verse fusilado y no habló delatando a sus compañeros. Sus captores acabaron enviándolo al campo de concentración de Dachau, teniendo la desgracia de morir allí a finales de 1944. Quizás mantuvo en el campo la sonrisa con la esperanza de sobrevivir, pero no lo consiguió. Tampoco si nos atenemos a la primera versión, y también muy difundida, de la historia detrás de esta fotografía: «Instante en que un miembro de la Resistencia francesa sonríe a su pelotón de fusilamiento antes de morir; George Blind, Belfort, 1944».
© Gustavo Adolfo Ordoño
Historiador y periodista
0 Comentarios