La figura de la mujer en el nazismo

 

La mujer en el nazismo: entre la «cosificación» y la idolatría pagana a la diosa aria de la fertilidad. 
Fotograma de la película Blitzmädels an die Front (1958); que se puede traducir como "Chicas Relámpago en el Frente" y que pretendía un lavado de imagen de estas mujeres en la República Federal Alemana (RFA) de posguerra

  La fotografía es algo más que curiosa. Evitando su vis cómica, es un fotograma de una película de 1958 que trataba de dulcificar la historia, ejemplifica el grado tan elevado de tratamiento como objeto al que llegó la figura de la mujer en el nazismo. La monitora de la sección femenina de las Juventudes Hitlerianas observa con deleitación los pechos excesivamente turgentes de una joven aria. Quitando la evidente posible atracción sexual que trasmite esa mirada, la mujer más mayor representa como autoridad del Reich alemán en esa imagen la extrema cosificación de las mujeres por parte del régimen nazi. Está satisfecha de lo que ve, esa joven tiene todas las garantías para procrear nuevos «hombres arios». Pero instrumentalizar a la mujer en su rol reproductor no fue lo peor que hizo este régimen perverso con el cuerpo de la mujer


En Pax Augusta te proponemos leer una breve historia sobre el papel de la mujer en el nazismo:

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 Una selección de jóvenes arias puras podía llegar a parecer una mezcla de inocente concurso de belleza con la denigrante elección de prostitutas para una casa de citas. La dictadura nacionalsocialista en Alemania superó en el tratamiento segregador por género de las tareas sociales al modelo fascista de la Italia de Mussolini en el que se inspiraba. De una manera nada tangencial, los dirigentes nazis deseaban establecer como único objetivo en la vida de las mujeres alemanas la procreación de los que llamaron «nuevos hombres», la nueva sociedad aria fundamento del III Reich. Para eso las elegidas debían cumplir una serie de requisitos que se pusieron en valor en las militarizadas agrupaciones juveniles que emplearon todos los fascismos europeos. En este caso fue en la llamada Liga de las Muchachas Alemanas, sección femenina de las Juventudes Hitlerianas, que se fundó en 1930 y donde debían inscribirse todos los jóvenes germanos entre 10 y 21 años. 

Los trabajos estaban separados por género de una manera tradicional, enfocada en el «naturalismo» del siglo XIX, lo que ya adelantó el mismo Hitler en su Mein Kampf. La considerada biblia del nazismo exponía que la «tarea natural» de la mujer aria estaba en el ámbito doméstico, privado, siendo madre y esposa diligente del hombre ario. Eso relegaba a la mujer de las cuestiones políticas -públicas- y la obligaba a un papel más que secundario; era algo así como una herramienta reproductora sin ningún protagonismo en otras ocupaciones fundamentales, tareas esenciales en una sociedad como por ejemplo el control y gobernación de ésta.

El adoctrinamiento a las mujeres en ser el garante de la pureza aria llegaría al paroxismo de recibir clases para distinguir a las «personas puras» de las de una «raza aberrante»

 La instrumentalización de la mujer alemana contó con leyes salidas de un Reichtag completamente controlado por hombres desde 1933. Aquellas mujeres que habían apoyado el ascenso del partido nazi al poder, que poseían cierta proyección social y política, fueron puestas en cargos subsidiarios que gestionaban esas secciones femeninas de instituciones superiores creadas para controlar a toda la sociedad. Eso motivaría que muchas mujeres alemanas con talento, científicas y profesionales de variados sectores que habían hecho carrera en la más liberal República de Weimar, emigrasen o buscaran exilio fuera del Reich.

Entre las leyes que ahora nos parecen delirantes de este régimen totalitario, pero que salían de un parlamento europeo de hace solo ochenta años, destaca la de 1936 sobre protección del matrimonio, la maternidad y la familia. En ella el gobierno nazi legisló que las mujeres con profesiones consideradas de rol masculino no podían seguir ejerciéndolas, empujándolas a dedicarse en exclusiva a las tareas domésticas y familiares. Era una forma de revestir jurídicamente un proyecto reformador integral de la sociedad alemana, donde el papel de la mujer germana, como decíamos, quedaba limitado a la tarea natural de perpetuar la pureza de la raza. Otra función de la mujer se consideraba aberrante, fuera de su «esencial naturaleza». Sin ninguna duda el régimen nazi fue el sistema patriarcal llevado al extremo, a la exaltación total del machismo

De esta manera, desde las leyes y las funciones sociales impuestas a la mujer como persona dependiente del hombre ario, único responsable del destino universal de la raza, se pretendía controlar a la mitad de la población que se menospreciaba pero que se sabía fundamental. La mujer es la única que puede traer «hijos para la patria». Por eso, además de con legislación se tenía que someter a la mujer con adoctrinamiento desde niñas. Programas como el de las tres K: «Kinder, Kirche, Küche» (Niños, Iglesia, Cocina), se daban en las escuelas de todo el Reich como base de los libros de texto para las futuras mujeres. Sin embargo, la parte más siniestra de este adoctrinamiento profundo estuvo en las jóvenes en edad de procrear. Se las preparaba y sugestionaba en la idea de acabar siendo la madre perfecta de sanos y perfectos niños arios.


La revista Frauen Warte utilizaba portadas similares a carteles de propaganda de guerra para instruir en el papel de la mujer en el III Reich. Imágenes en archivo digital de la Universidad de Heidelberg



 Los medios para alcanzar ese fin de la maternidad daban igual, incluso fuera del matrimonio. El delirio en la búsqueda de esa pureza racial alcanzó límites inhumanos, tratando a la mujer como mero ganado con fines reproductivos. Programas como el ideado por el siniestro líder de las SS Heinrich Himmler, el programa Lebensborn, directamente buscaban «bellezas arias» de caderas anchas y abundante pecho que pudieran acoger la pureza de la «semilla aria». Semilla (semen) que se obtenía en ejemplares perfectos masculinos provenientes, preferentemente, de las SS. Una planificación eugenésica de la reproducción de una sociedad, acorde con otras políticas raciales infrahumanas que llevó a cabo este régimen del terror. 

Este programa Lebensborn («Fuente de vida» en alemán) seleccionaba a mujeres que debían ser rubias y de ojos azules, además de poseer unas medidas corporales adecuadas para albergar en su seno a los hijos de los oficiales de las SS. Un modo de reproducción selectiva para depurar la raza. Lo increíble fue comprobar como este inicial «apareamiento» de ejemplares perfectos de la raza, acabase siendo una aparente red de protección a la natalidad, con clínicas y residencias para madres y bebés (casas de maternidad), que se extendió por países ocupados por los nazis con las mujeres consideradas aptas (austriacas, noruegas, danesas, algunas polacas...). En un día como hoy, 'Día de Europa', del siglo XXI, sigue poniendo los pelos de punta.




© Gustavo Adolfo Ordoño 
  Historiador y periodista

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3 Comentarios

  1. Nota aclaratoria sobre la fotografía y nota del editor:

    En una versión inicial solamente se apuntaba su carácter "cómico" y no se detallaba que pertenecía a una comedia o película de 1958. Hemos aclarado la fotografía en el mismo texto y en este comentario:

    La imagen sirve para introducir el tema porque es un fotograma de una producción de la RFA en plena posguerra, donde Alemania no ha realizado todavía su programa de 'Memoria Histórica', su concienciación histórica sobre ese periodo tan reciente y traumático. Se intentaba en este tipo de películas todavía dulcificar algo que ahora es objeto de denuncia y que es el tema del artículo: la cosificación del cuerpo de la mujer durante el nazismo; su uso como objeto sexual en todos los sentidos y sobre todo como procreadora del «nuevo hombre» (raza aria).

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    1. ¡Felicidades! He visto esta imagen citada como auténtica en muchos sitios y aunque se comente que es de una película, nunca rectifican.

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  2. Además, algo que convierte a la fotografía en «histórica» es la legislación actual alemana que prohíbe la apología del nazismo y la muestra en actos públicos de su simbología. Está película está en el cajón del olvido de la historia incómoda y por eso la imagen cobra valor histórico. Hoy en día sería impensable tratar así, con la ingenua frivolidad de la película, el asunto del artículo.

    Gracias de nuevo por sus lecturas y aportes.

    Saludos;
    El editor.

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