Portada de Mein Kampf. Foto AP, fuente imagen |
Una paradoja aberrante, el libro
que provocó la quema de otros libros, el conocido con el rimbombante nombre de
la ‘Biliblia del nazismo’, el Mein
Kampf de Hitler, vuelve a las librerías de Alemania estas Navidades. El
31 de diciembre de 2015 expiraron los derechos de autor que el estado de Baviera
tenía sobre el “ladrillo” panfletario del visionario más nefasto que por ahora
ha conocido la humanidad. Hubo y habrá otros muchos líderes sanguinarios, pero Adolf Hitler acumuló el poder político
y militar en un momento y en un país importantes para la historia mundial.
Comparen, por ejemplo, la trascendencia del holocausto judío y de la guerra
mundial, con la influencia o repercusión sobre el devenir histórico del genocidio
de los Jemeres Rojos en la Camboya de
1977.
La comparación es odiosa, lo sé,
pero inevitable. En cifras de víctimas de la barbarie los dos genocidios son
similares, considerando proporciones de población. Las irracionales excusas para
asesinar a una persona también
pueden parecerse. Los jerarcas camboyanos maoístas exterminaron a los intelectuales de su país. Llevar gafas de
cristal grueso y un lápiz en la cartera eran suficientes rasgos de
intelectualidad como para recibir un tiro en la nuca. Tener una nariz aguileña
y apellido de sonoridad judía bastaba para meterte en un tren directo a las cámaras de gas nazis. Otro parecido: ambas
crueldades inhumanas tuvieron un manual, un libro de texto que las inspiró.
Pero el “libro rojo o blanco” del
partido Khmer Rouge (Jemer Rojo en francés) se basó en una
mezcla insensata de maoísmo muy mal interpretado, intelectualidad de izquierda
francesa (todos los jerarcas camboyanos jemeres habían estudiado en Francia) y
ultra nacionalismo camboyano que intentaba revivir el antaño glorioso Imperio Jemer del siglo X. Es decir,
aunque parezca un sinsentido se basaban en ideologías y políticas que, con
mayor o menor fortuna, se habían puesto en práctica. La ideología que exuda Mi Lucha de Adolf Hitler no se había puesto en práctica y es pura invención
de la mente acomplejada de ese austriaco-germano nacido a finales del siglo XIX.
Hitler y su saludo nazi, inspirado en el fascismo italiano |
Aunque no hay nada “nuevo” del todo. Incluso en la insufrible retórica llena de odio de Hitler se encuentran referencias a ideologías o pensamientos anteriores a los años de su escritura. En el fondo, subyace una defensa de los valores más conservadores de antiguos regímenes pensados en la Edad Media europea y una pésima mezcla de las ideas de la derecha radical que circulaban por entonces, según comenta Christian Hartmann, el historiador principal del Instituto de Historia Contemporánea de Múnich (IfZ). Con buen criterio, este instituto alemán de Hª Contemporánea se va adelantar a posibles ediciones con sentido apologista del original de Mein Kampf con la publicación de una edición comentada del libro por los especialistas (los mejores) en la obra de Hitler.
Se dará así un gran paso en el sólido
desarrollo de la memoria histórica
reciente de este país, tan importante en Europa y crucial en la historia
del mundo. Viene en un momento adecuado, porque a pesar de ser una obra de fácil
acceso, en ediciones inglesas o en Internet, nunca se había podido publicar en
Alemania de una manera completa y refutando
punto por punto las ideas nazis. Es momento oportuno, cuando en algunos
lugares de Alemania se prenden fuego a
campamentos de refugiados y así los responsables de estos actos racistas
serán doblemente refutados: por sus
actos criminales y por la ideología que los inspiran.
Gustavo Adolfo Ordoño ©
Historiador y periodista
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