La Guardia Suiza, el pequeño ejército del Vaticano, huella de su pasado como importante Estado geopolítico

Fotografía de la actual Guardia Suiza con su célebre y reconocible uniforme 


Los mercenarios alemanes y españoles del emperador Carlos V cometieron el mayor saqueo de Roma en 1527, no recordado tan devastador desde los tiempos que los bárbaros del norte asolaban la Ciudad Eterna. Era el ejército desbocado de un emperador molesto. El monarca más poderoso del mundo no podía pagar a sus ejércitos y no impidió que los mercenarios saquearan hasta el mismísimo Vaticano. Los escasos doscientos hombres de la Guardia Suiza aguantaron la acometida de esos nuevos bárbaros que llegaron hasta los pies del mismo altar de San Pedro. Conozcamos su historia y su actualidad



Creación de la Guardia Suiza


 Estamos en el convulso siglo XVI de las reformas y contrarreformas en el Cristianismo. Todavía no existían los ejércitos nacionales y profesionales, tal como luego se concibieron a partir de las levas populares con reclutamientos en las poblaciones de cada reino o estado. Los monarcas contaban con ejércitos privados, con las tropas que aportaban sus nobles o, directamente, con mercenarios a sueldo. El Papa también era un rey que movía sus piezas en el tablero europeo del siglo XVI. Un escenario donde España, Inglaterra, el Sacro Imperio (Austria y los electores germanos), Francia y la república veneciana se disputaban la península italiana e influir en Roma. Los Estados Pontificios debían protegerse de esa codicia.

Fue el papa Julio II (1503-1513) quien aprovechó las buenas relaciones que el Papado tenía con varios cantones suizos y sus tropas, para conseguir un ejército. Como cardenal había luchado junto a estas huestes y conocía bien a las excelentes milicias mercenarias del norte de Italia. Además, desde años atrás el Vaticano había financiado, solicitando realizar "ciertas misiones", a los cuarteles de mercenarios en suelo helvético. Lo más razonable era aprovechar esa cantera de tropas suizas para constituir la "guardia pretoriana" del Sumo Pontífice. Así, bajo el papado de Julio II, se haría la petición de contar con un ejército privado. Nobles de Zurich y Lucerna, prepararon y financiaron, bajo la tutela del cardenal Mateo Schinner, el envío de soldados helvéticos.

Doscientos soldados suizos, experimentados guerreros


 La documentación de la época registró en la noche del 21 de enero de 1506 la llegada desde la Conferencia Helvética de este contingente a Roma. Eran 200 soldados cristianos, de demostrada fe católica, que en la misma mañana del 22 de enero serían bendecidos por el mismísimo Julio II y convertidos en su guardia personal, nacía oficialmente la Guardia Suiza Pontificia, que es el título que ostentan desde entonces.

El Papa Julio II, conocido como el "Papa Guerrero", pintura de Rafael Sanzio hacia el 1511



Pronto se vieron reclamados sus servicios, pues el papa Julio II resultó poco pontífice y mucho más "rey guerrero" en su papado. Gustaba más de colocarse la armadura y dirigir a sus tropas, que de ponerse la tiara papal y celebrar santas misas. Murió en 1513 y su reinado de diez años se caracterizó por desear controlar territorialmente toda Italia, sobre todo el estratégico norte. Sus sucesores, el Médici llamado León X (1513-1521), el "holandés" Adriano VI (1522-1523) con su corto papado y el otro Médici, un primo de León X, el nombrado como papa Clemente VII (1523-1534), aparecen minusvalorados en su gestión política y militar ante la magnificencia perseguida por el "batallador" Julio II.

El 6 de mayo


 Fue con el pontífice Clemente VII que la tensión entre monarcas europeos estaba en su punto álgido. La elección de Carlos I (el nieto de los Reyes Católicos, hijo de Juana de Castilla) como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, habiendo ya heredado los reinos hispanos y los Países Bajos, desequilibrada la balanza europea claramente del lado español. La elección de Adriano de Utrecht como Adriano VI, que había sido regente de Castilla y consejero del futuro emperador Carloscolmó el vaso de la suspicacia de los "bandos anti Carlos V" en la disputa por la hegemonía europea. 

Adriano VI falleció al año de su reinado papal y el nuevo papa, Clemente VII, decidió apoyarse y buscar un aliado en el rey francés, Francisco I (1515-1547); eludiendo así la presión y hegemonía española que había tenido en la elección del ex regente de Castilla como Papa a su máximo exponente. El rey francés para apoyar al nuevo papado se arriesgó a romper el reciente Tratado de Madrid de 1526, que lo había liberado de la prisión española donde había sido preso desde su rotunda derrota en la batalla de Pavía.

 Será en el contexto de la guerra de una liga papal junto a franceses y venecianos contra el emperador Carlos V que ocurre el tan célebre como nefasto Sacco di Roma el 6 de mayo de 1527. Rotas las defensas de puertas y murallas por los soldados españoles y los mercenarios germanos, la Guardia Suiza defendió a Clemente VII hasta su práctica aniquilación. De los 189 guardias que estaban acuartelados solo 42 sobrevivieron al ataque contra la basílica. Pero cuenta la historia y la leyenda que esas decenas de sobrevivientes acordonaron la entrada a un pasadizo secreto que permitió huir al papa Clemente con todo su séquito.

La Guardia Suiza moderna 


 Es por esta legendaria hazaña de heroísmo que cada 6 de mayo los nuevos guardias suizos juran su cargo y fidelidad al Papa. Resulta además la fecha elegida para celebrar los posibles ascensos o cambios de jefaturas. En la actualidad, la Guardia Suiza es un micro ejército, unos 150 guardias, utilizado más que nada para los actos protocolarios y el mayor disfrute por su valor histórico de los cientos de miles de turistas que cada mes visitan el Vaticano

Sin embargo, se puede asegurar hoy día que también se trata de una fuerza de defensa y de seguridad a la que no hay que menospreciar. Sus hombres son entrenados en defensa personal, seguridad como escoltas; aunque también en el manejo de las armas ligeras más modernas y en la táctica militar para actuales amenazas mayores como el terrorismo internacional, los atentados cibernéticos o las guerrillas urbanas en un contexto de grave inestabilidad social. 

Es decir, las alabardas, cascos con penacho rojo y los coloridos uniformes de corte renacentista, quedan para las fotos de los turistas





© Gustavo Adolfo Ordoño 

Publicar un comentario

0 Comentarios