A 20 años del 11-M; sin perdón y sin muchas manifestaciones creativas

Un niño observa el interior del monumento al 11M de Atocha (Madrid) que ahora está reformándose.
Créditos y fuente de la imagen: © Nan Palmero [Flickr], bajo licencia CC BY 2.0.

 

 De todo lo que he leído y escuchado en este 20º Aniversario de los atentados yihadistas del 11-M en Madrid, me ha llamado mucho la atención la noticia que destaca el hecho de no haberse dado una gran producción cultural y artística motivada por esa barbarie. Ha sido en una pieza del informativo de la televisión pública (RTVE), donde se dice que apenas llegan a una decena en estas dos décadas las obras creativas surgidas o inspiradas (libros, películas, series de TV, documentales, artes plásticas...) en la conmoción tras los atentados. Y, la verdad, entiendo que sea así. 

Con la debida modestia me pongo de ejemplo. Esta web nació de un blog surgido cuando se rondaba el 10º aniversario de los atentados. Durante esa efeméride de los diez años no fui capaz de escribir nada, seguía sin palabras tal y como me quedé el 11 de marzo de 2004. Entre medias escribí mucho sobre otros atentados yihadistas: el de Niza, el de París, el de Barcelona... Pero tampoco las tuve para los atentados del 11-M al cumplirse los 15 años, ni durante todo este tiempo hasta ponerme con estas líneas que está leyendo. 

 Ahora, aunque parezca que tengo algo que decir no es así en realidad, me he animado a escribir esta breve editorial de Pax Augusta para resaltar algo constatado en esa noticia de TVE y en carne propia: no hay gran motivación creativa ni ganas para ingeniar «arte o literatura» acerca de esa barbarie. Lo único que puedo decir es eso tan manido y sin embargo tan auténtico, esencial y primordial, de proclamar que es el recuerdo a las víctimas y el respeto a sus allegados lo que siempre se debe «crear». Y punto. 

No puede haber debates sobre el perdón y la conciliación, porque fue una barbarie que ni se debe olvidar ni se puede perdonar. No porque se tratase de terrorismo yihadista en lugar de terrorismo etarra; el «terrorismo local» donde sí que se han abierto delicados debates en ese sentido -el perdón- entre agresores y víctimas. No se puede perdonar porque es, simplemente, imperdonable. 

 Y el gobierno del ex presidente Aznar abonó aún más el «sin perdón» con el bulo, la mentira y la desinformación. Exponiendo con su infamia y el mayor de los cinismos que todo fue un acto de maldad absoluta, sin más; añadiendo con la supuesta teoría conspirativa mayor sinrazón si cabe. En definitiva, un horror nacido de la sinrazón y eso no debe gastar ni un ápice de nuestra creatividad. Es mejor ponerla al servicio, todos los días, de la memoria de las víctimas


Publicar un comentario

0 Comentarios