La historia del perdón, la olvidada capacidad humana que también hace cambiar al mundo

 

Histórica fotografía del perdón del Papa Juan Pablo II al turco Ali Agca, el hombre que le intentó asesinar en 1981 

 El «perdón de los perdones en el siglo XX» sería el que obtuvo Ali Agca del Papa Juan Pablo II. Si este ciudadano turco hubiera logrado su objetivo en 1981 de asesinar al Papa, la historia de los años ochenta, sobre todo el final de la Guerra Fría, con mucha probabilidad no habría sido tal y como hoy la conocemos. Ese posible hecho histórico, la muerte de Juan Pablo II en 1981, buscado en el intento de asesinato de Karol Wojtyla, no se dio y el devenir histórico estuvo marcado por un gesto: el perdón al homicida Agca. Ese convulso y «criminal» siglo XX necesitaba acabar cambiando de actitud, otorgando a la «capacidad de perdonar» un mayor protagonismo.  

Pero la historiografía sobre esas décadas finales tan determinantes coincide en señalar al carácter político de este Papa y a su intensa actividad exterior como las piezas fundamentales de la caída del bloque comunista, olvidando la importancia de aquel gesto de perdón. Quizás se obvie por ser una actitud propia de la religión católica y quien lo hacía era su máximo representante. No obstante, ese gesto tuvo una significativa influencia en la manera de abordar conflictos históricos que no terminaban de solucionarse o apaciguarse. Aunque no lo pareció a simple vista, un cambio de actitud hacia la «posibilidad de perdonar» agilizó muchas negociaciones de paz o los acuerdos bilaterales estratégicos entre potencias. 

Genocidios, crímenes de guerra, atentados terroristas y el perdón en la historia

  Son muchas las personas que piensan que existen «cosas que no se pueden perdonar». Esa idea parece solamente una cuestión emocional, que parte del sentimiento más que de la razón. Sin embargo, tiene también un componente cultural muy relacionado con nuestra racionalidad; al menos con la «forma de pensar» de la cultura occidental. El origen del perdón como capacidad humana se ha otorgado a la religión judía, y por extensión a la cristiana

Así, Jonathan Sacks, el que fuese durante más de treinta años Gran Rabino del Reino Unido y de la Commonwealth, reflexionaba acerca del «día que nació el perdón». Lo estableció gracias a los estudiosos de la Torá y al relato donde Iosef se reencuentra con sus hermanos y les perdona por haberlo vendido en el pasado a los egipcios como esclavo. Según Sacks es el primer testimonio (Antiguo Testamento) registrado de un perdón en la historia. Para reafirmar esta teoría del nacimiento del perdón en la cultura judía, hace hincapié en los estudios del profesor David Konstan. Este profesor de literatura clásica en su libro Antes del Perdón: los orígenes de una idea moral (2010), argumenta que no existía el «concepto de perdón» en la cultura –literatura- griega antigua. Existió una idea diferente, que a menudo se confunde con el perdón. Por lo visto, en el mundo grecolatino hubo -solamente- un «apaciguamiento de la ira».

Todas estas reflexiones del rabino Sacks se empezaron a divulgar en un contexto de conflicto bastante tenso en el Reino Unido. El proceso de paz de Irlanda del Norte, la reconciliación entre protestantes y católicos, el posible «pedir perdón» por parte del IRA o el digno perdón a los terroristas por parte de algunas victimas, necesitaron de mucha y buena predisposición al diálogo y al razonamiento. A pesar de que la importante comunidad judía británica nunca ha sido muy relevante, toda contribución a cambiar de actitud era bienvenida. Esas reflexiones sobre el perdón, igual que hizo el gesto de Juan Pablo II, sirvieron para facilitar planteamientos de concordia en esas complicadas resoluciones del conflicto.

Uno de los iconos más aceptados en las redes sociales para pedir perdón

 Debemos reconocer el gran esfuerzo para el pensamiento judío que ha sido en la historia contemporánea más reciente tener que asumir en ella esa «capacidad de perdonar». El holocausto, el genocidio de los judíos europeos durante el régimen nazi (1933-1945), ha tenido también su reflexión sobre las posibilidades de perdonar o de no perdonar, porque es imposible hacerlo. Análisis que en la actualidad parte de las premisas que deben atender a la «memoria histórica» y que siempre generan controversia cuando se identifica al perdón con el olvido. Algunos historiadores (Loewy, Erich H.; 2005) advierten del peligro de «mecanismos para borrar la Memoria Histórica, para huir del mal con el perdón»

Por tanto, el concepto o idea de perdón, la capacidad de perdonar mencionada, ha tenido desde el mismo fin de la Segunda Guerra Mundial (1945) una urgente necesidad de análisis profundo. El uso de la «virtud de perdonar» ayuda a esos cambios de actitud que decíamos, a la predisposición a dialogar por ejemplo. Pero muchas veces, en las sociedades contemporáneas, se ha justificado el «uso del perdón» para restaurar el orden –normalidad- después de una atroz barbarie. Una forma de hacer «borrón y cuenta nueva» con la historia más traumática, que puede confundir y llevar al olvido partes importantes de la historia de esas sociedades. 

Nunca olvidar las injusticias y crímenes de un pasado traumático es el motivo principal para «existir» y practicar la Memoria Histórica en las actuales sociedades. Luego, el perdón puede darse cuando también existe en esa cultura o sociedad la idea del arrepentimiento. Es un «concepto de arrepentimiento» asociado al de «perdón»; cuando el victimario se arrepiente y pide perdón a la víctima es porque «moralmente» se sabe responsable y es capaz de cambiar de actitud. Ha ocurrido con algunos terroristas, que han pedido perdón a sus víctimas y lo han conseguido. Sin embargo, perdonar es una capacidad única de la verdadera víctima. El resto de la sociedad no tenemos porqué pedir perdón o perdonar, debemos siempre recordar y conocer todo lo mejor posible nuestro pasado.



Gustavo Adolfo Ordoño ©
Historiador y periodista

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