Una bella y joven Liz Taylor representando a Cleopatra en la película del mismo nombre dirigida por Joseph L. Mankiewicz (1963) |
El dato histórico más antiguo conocido acerca de esta búsqueda del ser humano por alargar su juventud y, por tanto, su vida, estaría en las documentadas prácticas que tenía la última reina del Egipto Antiguo, Cleopatra, para mantenerse siempre joven y bella. En Pax Augusta os contamos una breve historia sobre esta vieja utopía de alcanzar la eterna juventud
Aunque pudiera parecer una exigencia motivada por la coquetería y la vanidad, en Cleopatra también existió un aporte cultural y místico en lo que en apariencia era un mero «tratamiento de belleza». Educada dentro de la civilización helénica al pertenecer a la dinastía de los Ptolomeos, sin embargo también fue una princesa que hablaba el egipcio y que deseó conocer en profundidad la cultura de su pueblo. Por eso fue tan admirada y querida, al apreciar que esta soberana volvía a tener una absoluta afinidad con los ancestrales ritos egipcios. Mostró la misma religiosidad sobre la vida y la muerte que tenían sus súbditos. Por eso, sus baños en leche y miel fueron algo más que pura cosmética.
La obsesión por la inmortalidad resulta obvia en la milenaria civilización egipcia al constatar sus rituales de momificación. Cleopatra, digamos, quiso «momificar» en vida su juventud con la esperanza de lograr esa eternidad otorgada a los dioses. No en vano, los faraones estaban divinizados. Sin quitar su también evidente carácter cosmético, pues en todas las culturas se suele identificar a la belleza con la juventud, la búsqueda de una eternidad joven ha sido una pretendida meta en casi todas las culturas a lo largo de la historia. Mitos y leyendas, como la de la «Fuente de la Juventud», jalonan la historia universal de las civilizaciones.
Detalle del tríptico El Jardín de las Delicias, pintado por El Bosco hacia el 1503; al fondo se aprecia la llamada Fuente de la vida |
Llegando a tiempos contemporáneos, la metáfora de la Fuente de la Eterna Juventud se ha utilizado en muchas facetas. Algunas relacionadas incluso con la biomedicina, la ciencia que en la actualidad más se aproximaría al objetivo de esa alegoría. Está claro –aunque algunas personas siguen fantaseando- que la inmortalidad del ser humano es imposible, que ha quedado limitada a uno de los rasgos atribuidos por las religiones a los dioses. Sin embargo, la medicina ha avanzado tanto, a la par que las revoluciones tecnológicas, que se han conseguido erradicar enfermedades que antes eran mortales y aumentar la esperanza de vida -con mejor salud- de las personas.
Sabiendo eso, que la inmortalidad es la utopía pero que el rejuvenecimiento es factible aportando más años con salud a nuestras vidas, muchos magnates de las empresas punteras en las nuevas tecnologías están invirtiendo en este siglo XXI en investigaciones que serían análogas a esa vieja búsqueda desde tiempos remotos de la Fuente de la Juventud. Es el caso de los creadores de Google, tecnología que con toda probabilidad le haya llevado hasta este artículo. Sergey Brin y Larry Page, han financiado una compañía llamada Calico Lab que está especializada retrasar el envejecimiento y las enfermedades asociadas a él. Sus promotores son optimistas, tanto que se ha incluido ese proyecto en Alphabet, la empresa madre de Google.
A Calico
Lab se le han ido sumado empresas farmacéuticas y de biotecnología, como AbbVie,
patrocinadas por el gigante de Internet. Retrasar el envejecimiento y por tanto
la «muerte natural», teniendo más años en salud y buen estado, es el objetivo
de estos nuevos buscadores –científicos- de las nuevas Fuentes de la
Eterna Juventud…
Historiador y periodista
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