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| Imagen recreada por IA (Gemini) que simula la evolución humana hasta llegar al Homo Exterminator |
Exterminator-Exterminador: palabra que proviene del verbo latino extermināre, que significaba "echar fuera de los límites" o "expulsar", y con el tiempo adquirió el sentido de "destruir completamente"
A ojo de buen cubero el mundo está dividido en dos: humanos e inhumanos. Ante el genocidio que se está cometiendo en Gaza tenemos a los humanos activistas pro palestinos y a la gente sensibilizada que condena sin ambages esta barbarie. Luego tenemos a los inhumanos que la permiten y a las personas indiferentes que matizan todo lo que pueden para no asumir esa realidad atroz. Entre esos matices con los que intentan cegar su percepción de los hechos estaría la que es para ellos causa principal de lo que ocurre ahora. Más de 1.200 judíos israelíes, incluyendo ya a los rehenes muertos, fueron masacrados por Hamás en su incursión «exterminadora» del 7 de octubre de 2023.
Por mucha perspectiva histórica que hagamos acerca de la sistemática acción opresiva del Estado de Israel contra Palestina, ese acto de barbarie terrorista del que era y es gobierno de Gaza (Hamás) no puede ni debe encontrar justificación. A veces se nos olvida que, si tuviesen los medios y el poder militar, serían Hamás y muchos gazatíes (palestinos) afines los que estuviesen perpetrando un genocidio contra el pueblo judío de Israel. Está en su programa político: la exterminación del Estado de Israel. Y para conseguir tan horrendo fin parece no existir otra manera que practicar un genocidio, el exterminio total de una población por motivos políticos, de nacionalidad o religiosos. Así, pero a la inversa, lo entienden y se puede decir lo «tienen» en su programa político los partidos ultras sionistas del gobierno de Israel: hay que exterminar a los palestinos. Lo malo es que ellos sí tienen los medios y el poder militar para acometer tan inhumano plan. Y lo están haciendo.
De igual manera, amplificar por parte del gobierno israelí la perspectiva histórica destacando el papel de víctima sangrante que tuvo el pueblo judío en el Holocausto tampoco puede y debe servir como contrargumento para negar el genocidio que está cometiendo en Gaza. Israel, su gobierno y la gran mayoría de su sociedad, están en el punto de partida de aquel nefasto 7 de octubre de hace casi dos años. Para ellos es una acción militar de respuesta en legítima defensa. Ahora bien, pronto esa operación del Ejército contra Hamás se enquistó en una inhumanidad de tal magnitud que ha llevado a utilizar la hambruna como arma de guerra. Y lo peor es que sin ningún escrúpulo ya existen miembros del gobierno israelí, los más ultras, reconociendo como objetivo militar y político echar (exterminar) a los gazatíes de sus tierras. Desde Washington no se les llama «al orden», más bien alientan esa idea.
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| Imagen de la multitudinaria manifestación pacífica en Madrid contra la Guerra de Irak en febrero de 2003, donde la única bandera fue el NO A LA GUERRA. Créditos de la imagen: Uly Martín en la hemeroteca de El País |
Así, sin nadie con la más mínima autoridad moral en ambos bandos del conflicto, quedamos los humanos «mansos» preocupados por ver como la evolución humana ha culminado en el Homo Exterminātor. Es el ser humano que no aprecia humanidad en su contrario, en su opositor ideológico y político. Cuando no ves humanidad en el «otro» pues reina lo deshumanizado, el horror, la barbarie. Eso en los extremos, pero también la deshumanización llega a cosas tan banales como la relaciones entre vecinos por tener ideologías diferentes. Está ocurriendo en Estados Unidos, se deshumaniza de tal manera al rival político que se dicen -y cometen- irracionalidades en las redes sociales.
Les pareceré muy pesimista, pero es que estamos en unos tiempos ignominiosos para la humanidad por culpa de la «ultra polarización» con tendencias exterminadoras. Izquierda radical contra la extrema derecha; antifascistas versus ultraderecha populista; rusos contra occidentales; causa palestina frente al sionismo que gobierna hoy Israel. Y, lógicamente, todo este frentismo les parecerá la polarización natural, pero observamos preocupados como se ha propagado de manera radical a todos los ámbitos. Algo que hace sacar punta a cualquier debate, llevándolo al filo.Por ejemplo, a los «mansos» no se nos olvida lo que hay detrás de la causa palestina en Gaza y que se ha apropiado de los símbolos como el famoso pañuelo (Kufyya) o la bandera palestina. Detrás está Hamás que también es un gobierno represor y asesino; por eso cuando se protesta contra el genocidio que comete el actual gobierno de Israel ondeando banderas palestinas y se pide suprimir cualquier simbología del Estado judío, se desvirtúa en el caso de Gaza el que debería ser verdadero propósito de esas protestas: acabar de una vez con la guerra entre Hamás y Netanyahu que ha provocado un genocidio y poner en marcha la SOLUCIÓN DE LOS DOS ESTADOS, con un Estado palestino viable.
Condenar esa barbarie es lo humano, pero la paz debe ser para todos. El «sentido de humanidad» nos debe hacer incluir a esas más de 1.200 personas asesinadas (muchas niños y mujeres) cuya bandera era la israelí en el recuento de víctimas del genocidio. Esto es así porque la Palestina que representa Hamás es cómplice del genocidio cuando abandonó a la población gazatí a su suerte, tras su ataque suicida. Conseguir la paz es un objetivo complejo y una tarea muy seria donde deben implicarse las potencias internacionales, grandes, medianas y pequeñas.
Afortunadamente la dinámica en los últimos meses va en esa línea, con España liderando la crítica a la actuación del gobierno israelí. Aunque debería tenerse en cuenta que para lograr esa paz que acabe con el genocidio, además de cambiar la prepotencia e impunidad de la política de Israel, habría que eliminar de la ecuación al fundamentalismo político (Hamás) que ahora ondea en las banderas palestinas de los manifestantes. Lo ideal sería una mega manifestación como la realizada en 2003 contra la Guerra de Irak, donde la única bandera dominante fue la de NO A LA GUERRA.
Máster en Relaciones Internacionales de la Historia Contemporánea




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