Los soldados desertores más famosos de la historia en el Paralelo 38º

Captura de imagen de un informativo televisivo donde hablan de la posible deserción a Corea del Norte del soldado estadounidense, Travis King

 

Travis King, el soldado estadounidense que cruzó la línea de demarcación pasando a Corea del Norte en la frontera más vigilada del mundo, podría pasar a engrosar la lista histórica de desertores. Es pronto para saberlo, todo puede quedar en un incidente menor y una anécdota por tratarse de un malentendido sobre lo qué realmente pretende este soldado raso. De todas maneras, esta «actualidad con historia» nos recuerda en Pax Augusta los casos de soldados desertores más famosos de la historia en el Paralelo 38º


  El desertor dentro del ámbito militar es un paria, una deshonra para el ejército. En español el diccionario de la Real Academia de la Lengua es bastante explícito y a la vez «poético» en su definición: soldado que desampara su bandera. El soldado hace juramento de bandera y compromiso de defensa de ésta hasta con su vida. También supone un vínculo con el resto de militares, donde la camaradería  y hermandad supone la lealtad entre ellos/ellas y, por supuesto, a la bandera/patria. Todo eso y más, que no enumero por hacerse largo, se mancilla cuando desertas... visto desde la perspectiva militar.

Sin embargo, a lo largo de la historia encontraríamos deserciones que les parecerán más que justificadas. Durante la Guerra Fría estuvieron al orden del día. Y aunque pareciese que se daban más en el bloque oriental, huyendo del rigor comunista, también hubo casos sonados de agentes secretos y soldados occidentales desertores que pidieron asilo en países del Este. Acabada la Guerra de Corea (1950-1953), la península coreana se convirtió en la zona más caliente dentro del «conflicto frío» que separaba al mundo en dos bloques antagónicos: capitalista y comunista. Incluyendo las de civiles sobre todo, sería el escenario de miles de deserciones.

Entre 1962 y 1965 se dieron en la Zona Desmilitarizada del Paralelo 38º que divide las dos Coreas una serie de estrambóticas deserciones de soldados estadounidenses, recordadas ahora por el incidente reciente del soldado afroamericano Travis King. En 1962, huyendo de un posible destino peor a la guerra de Vietnam, James J. Dresnok y Larry Abshier, se arriesgaron a cruzar los límites de la ZDP 38º hacia territorio de Corea del Norte. La idea que tenían es que los norcoreanos les expulsarían del país tras un interrogatorio y, quizás, torturas. Un riesgo que valoraron correr. Al expulsarlos acabarían en un tercer país donde pedirían asilo o en EEUU donde solicitarían la baja médica. Pero Washington, tras comprobar que el cruce fue voluntario, les declaró desertores.

Pyongyang se mostró, como siempre, ambiguo y hermético sobre el paradero de los soldados. Acabaron declarando que estaban retenidos, pero no eran prisioneros de guerra. Aprovecharon que el soldado Dresnok comenzó a colaborar y se mostraba crítico con el capitalismo, para usar a estos soldados en su propaganda contra los occidentales. Lo curioso de estas deserciones es que fueron copiadas por otros dos soldados, Parrish y Jenkins en 1963 y 1965 respectivamente. No debían estar bien informados y conocer que esa estratagema no servía para librarse de un peor destino. Temiendo una muerte en Vietnam, prefirieron abandonar sus patrullas fronterizas y entrar en Corea del Norte


La icónica fotografía del primer soldado guardia desertor de la República Democrática Alemana (RDA)


Al final los cuatro soldados estadounidenses pasarían décadas en vigilancia constante y semi libertad, siendo utilizados (su voz e imagen) en las campañas propagandísticas del régimen norcoreano. Incluso se convirtieron en «estrellas de cine» en la industria cinematográfica de Corea del Norte, potenciada en los años 70 por un cinéfilo Kim Jong-il. Quién mejor que ellos para encarnar a los villanos occidentales que querían destruir al régimen de Pyongyang. Ninguno volvió a los Estados Unidos, donde seguían considerados desertores. 

Abshier murió de un infarto en 1983 con apenas cuarenta años y Parrish de un fallo renal en los años 90. Jenkins fue el único que salió de Corea del Norte, al estar casado con una japonesa, también «prisionera» del régimen, obligada a dar clases de japonés al servicio de espionaje norcoreano, y liberada en 2004 dejándola regresar a Japón. Allí viven y al estadounidense enseguida le confirmaron su baja sin honores del Ejército de EEUU. Dresnok se convirtió al singular comunismo norcoreano, que es partido político y secta religiosa, formando una familia en Pyongyang, con la que al menos en 2015 seguía viviendo. 


© Gustavo Adolfo Ordoño
    Historiador y periodista

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