La corrupción política, una historia tan antigua como la civilización

 

Fragmento del periódico La Vanguardia dando noticia del escándalo de corrupción política ocurrido en el gobierno republicano de Alejandro Lerroux en 1935



¿El poder corrompe o hay corruptos en el poder? ¿Es un debate en la línea de qué fue primero, el huevo o la gallina? Lo que tenemos claro en Pax augusta es la antigüedad de este fenómeno, tan viejo como las mismas civilizaciones. Os queremos hacer un repaso histórico de las corrupciones políticas o producidas en el entorno del poder, las mejor documentadas y más llamativas a lo largo de la historia.

  

Corruptos de ayer y hoy, del Antiguo Egipto al telediario

 

 En un papiro datado durante el reinado de Ramsés IX, entre el 1142 y 1123 a.C., encontramos el que puede ser considerado primer caso documentado de corrupción política en la Historia Universal. Relata la denuncia que hace un antiguo funcionario del faraón, llamado Peser, contra otro escriba funcionario de la corte que era su superior. Este último tenía tratos con una banda de profanadores de tumbas, indicándoles donde se localizaban esos enterramientos reales, no denunciando los robos a cambio de recibir «mordidas» de esos suculentos botines y de las ganancias sustanciales obtenidas de ellos de manera ilegítima. 

La corrupción, en este caso el soborno y el abuso de poder para beneficio personal, ya existía en las estructuras de gobierno y administración de civilizaciones antiguas. Pero que no sea un fenómeno moderno y la corrupción esté en las formaciones políticas desde sus inicios, no termina de aclarar si se da primero el fenómeno o los actores que lo protagonizan. ¿En el poder está antes la corrupción o los corruptos? Que las estructuras de poder pueden generar privilegios mal usados es una evidencia, pero también se tendría que valorar la voluntad de hacer un mal uso. La honestidad es tan vieja como la corrupción

Vemos en ese antiguo documento como existió pronto una acción de moralidad pública y la importancia de la rendición de cuentas. Sin embargo, esa conciencia de hacer lo justo y adecuado quedó casi siempre ahogada por la ambición de poder. En casos como la Antigua Roma la corrupción política llegó a ser sistémica con el soborno y el clientelismo como maneras de obtener las mayores cuotas de poder. Está documentado que el célebre Julio Cesar fue uno de los juristas que denunció al corrupto senador Dolabela

Sería un caso muy dado en todas las épocas del dominio romano, donde los gobernadores de provincia a menudo abusaban de su poder para enriquecerse a expensas de las poblaciones locales, lo que llevaba a juicios por extorsión. Pero en esos grandes juicios contra ex gobernadores se daban todos los «vicios corruptos» que estructuraban el poder, como la compra de testigos y de las voluntades de jueces. Así, muchas veces, los condenados y más perjudicados acababan siendo los fiscales que habían intentado llevar la causa contra estos poderosos corruptos

Durante la Edad Media uno de los poderes vertebrales de las sociedades en Europa fue la Iglesia Católica. Existen dos términos asociados al concepto de corrupción política que derivan de muchos usos y maneras de la Iglesia en esos los largos siglos medievales. Se trata de la simonía y del nepotismo. La primera hace referencia a a la compra y venta de cargos eclesiásticos. Los cargos más importantes, como los obispados y abadías, con frecuencia se vendían al mejor postor. Fue un «mercado» sin tener en cuenta la idoneidad espiritual del aspirante, que se convertía en un mero comprador del cargo. Así, personas sin vocación religiosa pero con gran influencia política y riqueza ocuparían posiciones clave dentro de la jerarquía de la Iglesia. 

El nepotismo surgió en el mismo ambiente de poder religioso, siendo similar fenómeno pero centrado en la corrupción con beneficios entre familiares. La palabra nepotismo proviene del latín nepōs, -ōtis, que significa sobrino o nieto, y del sufijo -ismo. Sirvió para expresar la práctica tan habitual en el seno de la Iglesia entre los papas y otros altos clérigos de nombrar a sus parientes, especialmente a sus «sobrinos» -aunque en muchos casos fue la sutil manera de encubrir a hijos ilegítimos presentados como sobrinos-, para ocupar importantes cargos eclesiásticos, como cardenales, obispos o principales abades.


Imagen que recrea por IA la entrega de una "mordida" o "sobre" (soborno, comisión) entre corruptos


 Ni las revoluciones liberales y sociales se salvan de la corrupción política

 

 Tras la Revolución Francesa de 1789 parecía que los modos liberales y democráticos se impondrían en la mecánica de poder. Sin embargo, poco después, en la época del Directorio (1795-1799) pareció brotar una corrupción desenfrenada como si hubiese estado refrenada sin querer. La inestabilidad política favoreció que en cada directorio apareciese una elite rodeada de sus allegados enriquecida malversando los recursos del «Nuevo Estado» a través de la especulación y los sobornos. Mientras, aquellos que la revolución iba a hacer iguales, la gran parte de la población, sufría escasez y penurias. 

Esa corrupción generalizada contribuyó al descontento popular y allanó el camino para el golpe de estado de Napoleón Bonaparte. Revoluciones burguesas que no conseguirían acabar con las prácticas corruptas en política; aunque décadas después con las revoluciones socialistas y comunistas del siglo XX, con el hito de la Unión Soviética a partir de octubre de 1917 tampoco se consiguió erradicar la corrupción en el entorno del poder político. El politburó funcionaría como una red clientelar con casos de corrupción política y de nepotismo dentro del partido comunista.   

En el reverso de esta realidad política y social encontraríamos el caso extraordinario de la llamada Era Industrial y su Gilded Age en los Estados Unidos. Cuando la industrialización alcanza su mayor consolidación en el siglo XIX y principios del XX, favoreciendo la expansión económica de Occidente y más en concreto de la que pasaría ser primera potencia económica, EEUU, la corrupción política se adoptó a esa forma de desarrollo económico basado en el capitalismo moderno

Esa Gilded Age o Edad Dorada del crecimiento económico sin precedentes de Estados Unidos, entre 1870 y 1920, sería paralela a una corrupción política masiva. Los llamados barones ladrones (robber barons), fueron los grandes industriales que abusaban de su vasta riqueza para influir en la política con descarados sobornos a legisladores y jueces. De esta manera se asegurando leyes y regulaciones que favorecían a sus monopolios y creaban círculos de poder «viciado». El caso más llamativo de esas maquinarias políticas basadas en la corrupción estuvo en Nueva York (Gangs of New York), con las primerizas bandas de finales del siglo XIX controlando el poder local a través del clientelismo, la extorsión y los primeros grandes fraudes electorales.


 

© Gustavo Adolfo Ordoño 

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