Grandes apagones históricos; ¿el gran apagón mundial es una amenaza real o miedo infundado?

Fotografía histórica de la revista Life del martes de 9 de noviembre de 1965, fecha del primer Gran Apagón que afectó a Nueva York y parte del este de Canadá. Fuente imagen

La curiosidad histórica de las efemérides ha querido hacer de hoy martes 9 noviembre un aniversario con cierta actualidad. Otro martes 9 de noviembre pero de 1965 se produjo a las 17:13 horas un gran apagón eléctrico que dejó a oscuras a la ciudad de Nueva York. Ese grave incidente en el suministro energético de la Gran Manzana formó parte de un problema «globalizado», pues la avería procedió de una sobrecarga en las redes canadienses interconectadas con la costa este de Estados Unidos. Más de 35 millones de personas se quedaron sin suministro eléctrico durante catorce horas. En estos días circula una información que ha partido de las autoridades austriacas sobre un posible gran apagón en toda Europa, incluso en todo el mundo. Es una información influida también por el temor relacionado con la crisis mundial de suministros. En Pax Augusta recordamos los mayores «apagones» de la historia reciente y comparamos desde la perspectiva histórica la probabilidad de que se pueda dar ese «Gran Apagón» mundial 


 Se puede considerar al gran apagón de 1965 en la costa este de Norteamérica como el primero de la historia de Nueva York, aunque no sería el único. El 13 de julio de 1977 un rayó impactaba sobre una subestación eléctrica en Buchanan South, en el área de suministro del río Hudson. Fue una tormenta de verano originada por las elevadas temperaturas sufridas ese mes de julio. Un calor sofocante que no pudo ser mitigado por los ventiladores eléctricos y los primeros aires acondicionados que se comercializaron al cortarse el suministro de energía eléctrica poco después de las 21:30 horas. A diferencia del apagón de 1965, donde surgió la solidaridad espontánea del neoyorkino con gestos ciudadanos como el de hacer de improvisados guardias de tráfico o de taxistas con sus vehículos propios, el vivido en el verano de 1977 ha pasado a la historia como paradigma del caos. Resultó también un simbólico «apagón de la civilización»

El balance tras volver la luz eléctrica después de 25 horas de apagón fue desolador. Los disturbios callejeros provocados por el caos social produjeron más de 1.600 comercios saqueados, con unos 550 policías heridos intentando recomponer el orden en la ciudad. Varios centenares de bomberos también heridos ocupándose del millar de incendios y un total de 4.500 personas arrestadas en el que fue uno de los mayores arrestos masivos de la historia. Para explicar la gran diferencia con el anterior apagón de tan solo una década antes los historiadores inciden en el muy diferente contexto social que vivía Nueva York (y el resto del mundo) en 1977. Una profunda crisis socioeconómica desde principios de la década que se había agravado con la problemática del suministro de petróleo (1973) por las restricciones de los productores.

Así, el apagón de 1977 se producía en un contexto tensionado por la crisis económica, el elevado desempleo y los altos índices de delincuencia. Aunque estos incidentes tan graves en los suministros de energía eléctrica suelen tener una responsabilidad humana, fallos técnicos, o ser debidos a causas de catástrofes naturales, el componente socioeconómico del momento tendrá además un importante factor agravante. Los recortes por la crisis económica en los presupuestos para financiar los servicios municipales de Nueva York hicieron que las estaciones eléctricas del área metropolitana no estuvieran bien revisadas. Igual que el alumbrado público de las calles y del suburbano, que debido a la escasez financiera no se habían actualizado y contaban con pocos generadores de gasóleo. 

La policía había sufrido también recortes de personal y se vio más que desbordada perdiendo capacidad de reacción. Disturbios que comenzarían en los barrios marginales del norte (Bronx, Queens...) pero que con la impunidad de la oscuridad callejera se extendieron por gran parte de Manhattan. Resulta increíble y cierto consuelo que solamente se produjese una víctima mortal, un adolescente por una bala perdida durante los saqueos. Y a todo ello habría que sumar un «estado colectivo de ánimo» en baja forma que no ayudó a sacar el tradicional espíritu neoyorkino de solidaridad ante las grandes catástrofes. Acabaría siendo al contrario y el vandalismo se superpuso a los actos de civismo en esa larga noche de verano de julio de 1977


El Gran Apagón de Nueva York en 1977

De esta manera se aprecia la importancia de tener en cuenta siempre el contexto histórico y socioeconómico en cualquier análisis de las causas y consecuencias de una crisis. Porque dentro del subconsciente colectivo existe el temor al caos de un «Gran apagón»; sin embargo, el miedo no es tanto a los disturbios y saqueos como al temor por el colapso de nuestra vida cotidiana. De hecho, grandes apagones posteriores en Nueva York, como el reciente del año 2003 que afectó de nuevo a toda la costa noreste del continente, no produjeron altercados sociales de gravedad. Fueron los trastornos en la dinámica de grandes áreas metropolitanas, afectando seriamente a la economía, lo que preocupaba de verdad. Se calculó en seis mil millones de dólares el coste en daños y perjuicios

Por tanto, entre los dirigentes y sus sociedades, como ha comentado hace unos días la ministra de Defensa austríaca, Klaudia Tanner, las preocupaciones por cortes generales de suministros energéticos son lógicas y razonables. En Asia se han producido «mega apagones» que en comparación con los europeos y estadounidenses estos últimos palidecen. En la India se registró en 2012 el apagón eléctrico mayor de la historia. En dos días consecutivos, entre el 30 y el 31 de julio, cerca de mil millones de personas se quedaron sin energía eléctrica por una sobrecarga y unas instalaciones anticuadas primero en la región de la capital, Nueva Delhi, y luego de noreste a noroeste en veinte estados más. Se suspendieron operaciones quirúrgicas en los hospitales, no funcionaron cajeros automáticos en los bancos, ningún semáforo del norte de la India funcionaba y el habitual caos de tráfico se multiplicó por cien...  

Oscurece en Nueva York de 1977 y ninguna luz se enciende 

Ahora bien, una cuestión es la probabilidad o potencialidad de producirse el «Gran Apagón» y otra que existan evidencias de que vaya a ocurrir sin remedio. Las hipótesis de una eventual tormenta solar o una catástrofe climática sin precedentes como causas de ese gran apagón han estado presentes desde hace décadas, pero se tratan como eso: hipótesis posibles. Que ahora en algunos países estén recomendando a sus ciudadanos hagan provisión de kits de supervivencia nos parece más propio del «contexto de alerta» que ha provocado la crisis de la pandemia (Covid-19) y sus derivadas, como la actual crisis mundial de suministros. Al fin y al cabo para generar energía eléctrica se sigue dependiendo en demasía del suministro de materias primas, como el carbón, gas y los hidrocarburos. 


Gustavo Adolfo Ordoño ©
Historiador y periodista

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2 Comentarios

  1. Te dejaste en el tintero un apagón , de categorías biblicas que llegó a durar 7 días en algunos estado de Venezuela y en las primeros instantes llegando a la totalidad del país y dónde las comunicaciones se vieron deshabilitadas en un 96% es para un libro lo vivido en esa semana y las siguientes, e imagino que muchos otros.

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    1. Pues en efecto, me lo he dejado en el tintero. Ese que comentas lo he visto durante la búsqueda de documentación para el artículo. En América Latina se han dado grandes apagones, pero para no hacer muy largo el texto lo resumí mencionando al de la India, que por número de habitantes afectados se lleva el récord... Gracias por la lectura y por el comentario. Saludos!!

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