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Simulación con la IA Gemini de un Kit de Supervivencia durante la Guerra Fría |
La reciente recomendación de la Unión Europea de tener su población un kit de supervivencia de 72 horas que incluya agua, alimentos, medicinas y herramientas básicas, nos sirve en Pax Augusta para hablaros de esta medida que es una historia más vieja de lo que pensamos
Sin embargo, en la Guerra Fría, la época dorada de los kits de supervivencia, se volvía a un concepto de "resistencia pasiva" en lugar de un propósito de "recuperación individual" para sobrevivir. Desde el conocimiento atroz observado en las consecuencias del uso de la primera bomba atómica contra la población civil, los kits de supervivencia fueron diseñados para ayudar a las personas a enfrentar emergencias relacionadas con ataques nucleares o conflictos prolongados.
Estos equipos de supervivencia variaron según el país estuviese en un bloque u otro de un mundo dividido: comunismo y capitalismo. No obstante, a un lado y a otro del Telón de Acero, las recomendaciones gubernamentales se basaron en unas pautas generales:
- Alimentos no perecederos:
predominando las latas de conserva, las galletas de alto valor calórico y
alimentos deshidratados que podían conservarse durante largos períodos.
- Agua potable: usar
grandes contenedores sellados con agua o en su defecto utilizar tabletas
purificadoras para tratar agua contaminada.
- Protección contra
radiación: los equipos si podían debían incluir máscaras de gas,
dosímetros para medir la radiación y mantas térmicas.
- Herramientas básicas:
algo tan simple pero eficaz como las navajas multiusos no deben faltar.
Tampoco las linternas con baterías de repuesto, los fósforos impermeables
y velas o similares, tipo candiles.
- Primeros auxilios:
el contar con botiquines con medicamentos esenciales, vendas,
desinfectantes y manuales claros y concisos de primeros auxilios.
- Comunicación:
incluir siempre radios de onda corta o de manivela para recibir
información en caso de cortes eléctricos.
- Documentos importantes: no olvidarse de contar con una carpeta con las instrucciones de emergencia, mapas y, si fuese indispensable, también guardar en ella las identificaciones personales.
Casi durante medio siglo que perduró con más presencia la Guerra Fría, se promovió la construcción de refugios antinucleares en los mismos hogares civiles o en lugares apartados de las grandes ciudades. Todos equipados con esos kits de supervivencia detallados en los manuales gubernamentales. Fue algo muy común en Estados Unidos y en Europa, especialmente en los países nórdicos por la proximidad a la amenaza del armamento nuclear soviético.
Hoy día, es decepcionante para el género humano ver como se recuperan esos miedos de Tiempos de Guerra que en aquella época llegaron al nivel de “histeria colectiva”. Gobiernos de países desarrollados elaboraron guías detalladas para la preparación civil ante una hecatombe nuclear, facilitando o promoviendo la construcción de refugios antinucleares. El kit de 72 horas de la Unión Europea tiene algo de esa memoria del terror atómico tan “ochentero”.
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