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Deportaciones masivas de judíos en Austria durante la II Guerra Mundial. Fuente imagen |
La propaganda nazi hizo creer a la opinión pública que todos los males de la «gran nación alemana» tenían como raíz la innoble usura del judío. Según esta propaganda, mientras el país germano sufría la crisis económica y la humillación de un tratado de paz deshonroso al acabar la Gran Guerra, los judíos se enriquecían y daban la espalda a las dificultades del pueblo. Ese odio, llegando a ser visceral, fue sembrado y alentado por la jerarquía nazi sin miramiento alguno. La política antisemita nazi, antes de llegar al horror del Holocausto, planeó varias soluciones para marginar, confinar y excluir de su idea de sociedad, del gran Reich, a todos los judíos de Europa.
Crear una Israel, la tierra prometida de los judíos, ¿pero en África?
Fue Heinrich Himmler, el máximo dirigente de la SS, el que presentó en mayo de 1940, recién ocupada Francia por los ejércitos nazis, un informe a Hitler acerca de qué hacer con los pueblos conquistados, con los nuevos súbditos. El trato que recibirían y la categoría de cada pueblo en ese mundo ario y puro que estaban creando. Los polacos, por ejemplo, que ya llevaban conquistados un año eran considerados por Himmler y sus «intelectuales de la SS» como un pueblo subhumano del Este, sólo válidos para ser campesinos y obreros poco cualificados.
Los judíos en ese «memorando etnográfico nazi» eran los peor parados. Es innecesario transcribir las vilezas que sobre el pueblo judío contenían esos estudios sociológicos nazis. Himmler, el demencial jerarca de la SS, barajó la posibilidad de la desaparición –el exterminio- desde el principio, sin ningún escrúpulo moral. Como muestra de la inhumanidad absoluta de Himmler, contar que Hitler, el hombre que luego daría la orden de la «Solución Final» (Holocausto), prefería en 1940 un proyecto de exilio forzoso, una deportación a una isla grande, tipo Madagascar. Irónico, pero en esos iniciales años de su régimen al dictador nazi el exterminio le parecía de «maneras soviéticas». En opinión de Hitler, confinados los judíos en ese remoto lugar el mundo se olvidaría de ellos.
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Situación geográfica de la Isla de Madagascar |
Por tanto, vemos que existía desde finales del siglo XIX y en auge a principios del XX una corriente internacional antisemita. En el caso europeo estuvo marcada por la idea de expulsar a los judíos de Europa, como antaño se hizo en la Edad Media en muchos reinos. Para contrarrestar esta corriente antisemita, los círculos políticos judíos (sionismo) intentaban regresar a Palestina, la tierra donde consideraban debía estar el estado de Israel. Regresar a Palestina no era tan sencillo, estaba bajo control del imperio británico y allí llevaban también siglos pueblos árabes. Por eso hasta la entrada en escena de Theodor Herzl (1860-1904), fundador clave del movimiento sionista poniendo las bases de una patria judía que regresaba a Palestina, se pensó en la posibilidad de crear Israel en algún otro lugar de Oriente o de África. Es cuando algunos pensaron en Madagascar.
Una vieja idea que recuperan los nazis
Así, llegamos al otoño de 1940 y esa «idea histórica» de crear un país judío la recuperarían los nazis. Curiosamente, también los polacos que ahora eran víctimas del racismo alemán fueron partidarios de la deportación masiva judía. En el periodo de entreguerras (1920-1939) sostuvieron una política racista al pedir a la comunidad internacional la urgente creación de un Estado judío, deseaban echar a toda costa a los más de 3,5 millones de judíos que vivían en el país. Los políticos de ultraderecha franceses y británicos de la época recordaron el plan de iniciativa europea de la deportación masiva de hebreos a Madagascar, que reposaba en un «cajón de la Historia». Apoyarían a Varsovia, llegándose incluso a planificar un viaje de colonos judíos polacos.
Himmler, al poco de llegar al poder los nazis en 1933, le presentó a Hitler un informe de política racial para el futuro Tercer Reich; que se completó como mencionamos antes con unos estudios poblaciones de los países ocupados. El canciller tiene en mente toda la reciente «política de salón» que hubo sobre la «cuestión judía» en Europa y no le parece descabellado que la deportación masiva a África resulte bien vista por todos los políticos europeos. Así lo pensó hasta para los que comenzaban a ser sus enemigos. Una presunción algo descabellada a todas luces, una singular política de inmigración que las democracias no iban a tolerar.
El mayor problema que encontraron los nazis en su rápida expansión por Europa era la recolocación de las poblaciones conquistadas. En algunos lugares, como los Sudetes, interesaba repoblar con mayor contingente humano de origen alemán y expulsar a las etnias no germanas. Pero en otros casos, como en Polonia, se trataba de «limpiar» los territorios de pueblos inferiores. La solución que les pareció más cómoda y fácil fue crear grandes campos de concentración, donde poder vigilar y controlar a esa ingente masa de deportados.
De esta manera, el plan de Madagascar acabaría regresando a ese cajón de la Historia olvidada, por las dificultades logísticas de llevarlo a cabo. Ni confiscando todos los barcos mercantes de todos los países conquistados se hubiera podido embarcar a una población judía europea que superaba por esas fechas los nueve millones de habitantes. Además, la armada del Imperio Británico seguía siendo la dominadora de todas las rutas marítimas de acceso a Madagascar.
Finalmente, advertir que hacer «historia ficción», imaginar qué hubiese ocurrido si en lugar de Holocausto se hubiera hecho la gran deportación a Madagascar, resulta bastante inútil e ingenuo. Es probable que esos millones de judíos allá deportados no hubiesen podido organizar un Estado judío. Viendo como acabaron confinados en los guetos de las ciudades conquistadas, ese «gran gueto natural» en Madagascar habría tenido un final similar, con miles de muertos y personas «marcadas de por vida» por esa deportación masiva.
Esta no muy conocida historia sobre un plan nazi para la deportación masiva de judíos, ha estado a punto de tener una "rima" en la Historia. En la actualidad, la operación militar del gobierno israelí en Gaza iniciada como represalia contra la masacre de judíos perpetrada por Hamás el 7 de octubre de 2023, se ha convertido en un genocidio con desplazamientos masivos forzados de gazatíes. En las intenciones de los más radicales jerarcas sionistas se ha contemplado la expulsión masiva de la población gazatíe... sin ningún destino alternativo de garantía
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