Cuando la Alemania nazi se rindió varias veces a los aliados, ¿cuál es la fecha exacta de la capitulación alemana?


Dönitz sucedió a Hitler como führer desde el 30 de abril de 1945,
algo que cuenta en su autobiografía. Falleció en 1980.
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    El almirante Dönitz, el führer que gobernó tres semanas lo que quedaba del III Reich tras el suicidio de Hitler el 30 de abril, enviaría al general Alfred Jodl los primeros días de mayo de 1945 para intentar negociar una rendición unilateral con los estadounidenses y seguir combatiendo en el Este a los rusos. El plan era evitar a los soviéticos en la inevitable rendición de toda Alemania, consiguiendo tiempo para que tanto soldados como civiles refugiados huyeran del frente Este, de las "garras" soviéticas, y se rindiesen a los aliados occidentales. El 7 de mayo el general alemán Jodl conseguiría la ansiada reunión con el general Eisenhower, considerado por los jerarcas nazis como el líder aliado más razonable y con más prestigio.

En efecto, Eisenhower se había mostrado como un dirigente sensato que supo gestionar los diversos egos de sus compañeros en la operación aliada occidental del frente europeo. Aunque esa misma sensatez, algo supuesto de todas formas al ser elegido comandante supremo de las operaciones desde el desembarco de Normandía, le llevó a rechazar, en esas condiciones, la proposición del nuevo führer Dönitz. También esa muestra de responsabilidad le venía a Eisenhower de considerarse un caballero de West Point (Academia Militar de EEUU). Le resultaba poco caballeroso traicionar a Stalin y al enorme sacrificio de sus soldados soviéticos que se estaban dejando, literalmente, la vida por acabar de una vez con el régimen nazi.
 
Dönitz puso sus esperanzas en que la cuestión podía tratarse entre caballeros veteranos de la Gran Guerra. El almirante alemán era una vieja gloria de la guerra de submarinos que, en verdad, podía decirse inventada por él en la Primera Guerra Mundial. Hitler le había designado su sucesor de una manera inesperada, tras las supuestas traiciones de Goering y Himmler, los considerados más que probables sucesores del führer; de hecho llevaban el último año combatiendo políticamente entre ellos por el cargo. El primero porque mandó un telegrama el 20 abril pidiendo adelantar a Hitler el relevo en el poder, cosa que el dictador tomó como una alta traición; y el segundo porque nada más defenestrado Goering, se consideró ya el líder de Alemania para negociar en secreto una alianza, no una rendición, con los aliados occidentales y marchar juntos al Este a combatir y frenar a los soviéticos. 

El general Jodl firmando el 7 de mayo la que se considera "segunda" capitulación de los nazis; la primera sería el 4 de mayo al mariscal de campo británico Montgomery 

A Hitler tampoco le gustaron esos manejos en la sombra de su "natural" sucesor Himmler, por lo que el mismo día que se suicidó firmó antes un decreto dando la jefatura del Estado a un hombre que estuviera lejos de las luchas de poder del Partido Nazi. El elegido fue el prestigioso jefe de su armada, el veterano almirante Dönitz. Aunque pudiera parecer un "canto del cisne" inútil a esas alturas de la guerra perdida por Alemania, Dönitz se tomó su cargo muy en serio. Formó gobierno en la ciudad del norte de Alemania que no había sido ocupada por los aliados y sede de su almirantazgo, Flensburg. Por lo que a su breve mandato se le conoce como el del 'Gobierno de Flensburg'; hasta que el 23 de mayo fue detenido en pleno por los aliados, temerosos de perder, ante los suicidios de Himmler y Goering, más jerarcas nazis y no tener a nadie a quien juzgar en el proyectado 'Juicio de Nuremberg'

Que este gobierno se tomaba muy en serio a sí mismo, se pudo apreciar con la creación de carteras irrelevantes para un estado de guerra como las de agricultura y pesca. Dönitz tomaría parte de la iniciativa de Himmler, de tratar de forma discreta con los aliados occidentales, pero esta vez con más realismo y negociando una capitulación, no una alianza. Se aprovechó de un roce, de una discusión entre aliados, cuando el mariscal de campo británico, Bernard Montgomery, aceptó el 4 de mayo en masa la rendición de los ejércitos alemanes del frente norte y de lo que quedaba de Italia, que le ofrecía en bandeja un desesperado almirante general von Friedeburg, deseoso de rendirse a británicos y estadounidenses y no ser atrapado por los rusos. El Estado Mayor de los aliados occidentales echaría en cara a "Monty" que esa era una capitulación muy chapucera, con muchos ejércitos nazis aún sin rendir claramente.

En esas circunstancias, cuando llegaron el 7 de mayo el mismo almirante von Friedeburg y el enviado del almirante Dönitz, el general Jold, al cuartel general en Reims de Eisenhower, con la insistencia de negociar una paz a espaldas de Stalin, el general norteamericano ya había templado la situación y dio el ultimátum de "todo o nada", refiriéndose a la rendición germana sin condiciones y total en todos los frentes y ante todos los aliados. Dönitz daría a última hora de la tarde todo por perdido y ordenó a Jold que firmase sin condiciones. Cuando la noticia llegó a oídos del dictador soviético, que fue enseguida, los aliados occidentales sí que tuvieron que aceptar unas condiciones en esa paz. Debía firmarse de nuevo en Berlín, capital del III Reich, que en realidad se había rendido a los soviéticos cinco días antes, el 2 de mayo, y con presencia y protagonismo soviético. 

Así se hizo en la Escuela de Ingeniería de la Wehrmacht en Karlshorst, convertida en el cuartel general ruso, en su casino de oficiales. Una ceremonia al gusto de Stalin, preparada el 8 de mayo y que se considera en la historia como la "más oficial". Por el lado alemán firmaría como principal representante el mariscal de campo Keitel y en lado aliado destacaba la prestigiosa figura del mariscal soviético Zhukov. Sin embargo, los recelos entre los vencidos y los vencedores, y el nerviosismo aliado en la puesta en escena, llevó a prolongarse la ceremonia hasta pasada la madrugada. Es decir, en realidad ya era 9 de mayo, sobre todo en el horario soviético, pues en la Rusia de más al Este casi estaba amaneciendo ese noveno día de mayo. No en vano, en la antigua URSS y la actual Rusia se celebra ese día como el 'Día de la Victoria'. 



Gustavo Adolfo Ordoño ©
Historiador y periodista


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