La Gripe Asiática de 1957, la pandemia ocultada y olvidada en España


La gran riada en Valencia ocurrida el otoño de 1957 coincidió con la pandemia de 'Gripe Asiática',
por lo que esta última fue minimizada y en gran parte ocultada en la prensa española. Fuente imagen

    Como si fuese un “año borrado” en la historia de España, 1957 ocultó a la opinión pública española dos importantes acontecimientos que pasarían al cajón del olvido, en lugar de a los anales de su historia. La menospreciada y minimizada Guerra de Ifni, iniciada en noviembre de 1957, y la pandemia de ‘Gripe Asiática’ propagada desde Asia a todo el mundo ese mismo año y que se mantuvo durante 1958. Aunque si empleamos un vocabulario más periodístico y menos histórico, habría que hablar de una temporada  "maldita" de otoño-invierno de 1957-1958. Porque en octubre de 1957 el otoño se inauguraba con una gran inundación en el Levante español, con la histórica riada en Valencia. Dándose coincidencias tan lamentables como que gran parte de los soldados que ayudaron a las víctimas de las riadas, luego fueron enviados al conflicto del Ifni-Sahara

Para un régimen dictatorial como el franquista, con veinte años en el poder, consolidado a nivel nacional y recién asimilado al concierto internacional (entrada en la ONU en 1956), enfrentarse a varios grandes retos en ese otoño fue una inoportuna puesta a prueba de su capacidad como estado. Por eso y por el sentido tan peculiar de la discreción que tenía el dictador, se filtraron y se ocultaron muchas de las noticias que generaron esos hechos históricos, evitando la mala imagen o las críticas ante la opinión pública. De la epidemia de gripe asiática de 1957, que vino de China como la del Covid-19, es curioso encontrar más información en España en las noticias deportivas. Usando la hemeroteca del ABC y viendo sus titulares deportivos, vemos alarma solamente cuando se informa de la suspensión de partidos por haber "99 jugadores griposos en la sexta jornada de liga".

La noticia como tal, de una nueva gripe viral muy contagiosa, no se ocultó del todo. Sin embargo, nunca se valoró en su gravedad ni se intentó explicar en qué consistía a través de la prensa; único medio para haber tenido una guía de control de la pandemia, algo que de todas formas nunca se planteó de manera oficial. Se trató como una epidemia más de gripe, que ese otoño fue más virulenta que otros años. Entre los datos que se minimizaron había uno, en particular, que resultaba muy incómodo de difundir. Esa gripe asiática afectaba casi en exclusiva a niños, adolescentes y a jóvenes que no pasaban de los veinticinco años. Todo lo contrario que la actual pandemia.

Imagen de microscopio del CSIC del virus Vaccinia usado en las investigaciones para una vacuna 


Esa característica de ese virus, cuyo nombre técnico era influenza A (H2N2), de afectar en niveles altos de gravedad a personas muy jóvenes y niños, hizo que en España se cebase con la población escolar que acababa de comenzar el curso. El virus H2N2 brotó, según últimas investigaciones más detalladas, en el sudeste chino en febrero de 1957 y el primer reporte fue en Singapur. En abril estaba en Hong Kong y saltaría a la costa oeste de EEUU en verano. A Europa pasó primero por Reino Unido y luego al continente en otoño, como decíamos. España sería uno de los países europeos más afectados por su frágil red sanitaria y de seguridad social, recién salidas de una dura posguerra. Es un hecho constatado, algo que obviamente se sabe ahora. En esos años no hubo reconocimientos oficiales de datos ni estudios fiables. 

Se da la curiosa casualidad que uno de los principales científicos del CSIC, que lidera el grupo de investigación para obtener una vacuna contra el Covid-19, Mariano Esteban, fue uno de los niños, casi un bebé, que hace sesenta años sufrió el contagio descontrolado de ese virus. Una experiencia que recuerda por vivida en primera persona y por las consecuencias que tuvo años después en su entorno familiar y social, donde muchas familias españolas sufrieron la pérdida de algún menor o joven de la casa. También en su vida las secuelas físicas que dejó ese virus entre la población joven española le influirían para dedicarse a la investigación médica-científica

En España se calculan en más de 10.000 los fallecidos. En el mundo dejaría ese virus, primo hermano del coronavirus actual, un millón cien mil personas fallecidas. Esa coincidencia histórica del científico Mariano Esteban de haber sobrevivido a una pandemia grave en la niñez y ahora combatir otra como investigador en la madurez, es la única "enseñanza" que podemos sacar de la 'Gripe Asiática de 1957'. Porque en la memoria histórica o en la conciencia colectiva de la opinión pública española no quedan registros, informaciones o experiencias importantes, a las que acudir y aprender sobre un hecho similar al vivido en estos meses de 2020, un año al que cada vez son más los que también quieren olvidar o "borrar".



 Gustavo Adolfo Ordoño ©
 Historiador y periodista 


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