Para escarnio de Europa hablar de
Grecia ya no es hablar de Democracia y fundación de una civilización. Grecia
es la cosa nostra pero hablamos mal
de ella. Grecia es la cuna de nuestra cultura aunque ahora sólo la veamos como
un agujero sin fondo en la crisis económica. El demos, el pueblo europeo por antonomasia está oprimido por los
mercados financieros. Ellos, los griegos, se sienten orgullosos del legado histórico
y cultural que han aportado al mundo. Nosotros, los europeos, y ellos, los
griegos, observamos con estupor, indignación y, para que ocultarlo, resignación,
que en el lugar donde se inventó el gobierno de todos se haya mancillado,
prostituido y corrompido la esencia misma de su significado. La economía no
permite ese gobierno de todos, la democracia.
Luis Pérez Armiño, colaborador
habitual de Pax augusta, escribe
sobre la Grecia del siglo XX, un país que estuvo a punto de caer en el plato
comunista de la balanza que dividía en dos al mundo porque fue un ejército de
liberación nacional, liderado por el Partido Comunista griego (KKE), el que
echó a los nazis de sus tierras durante la Segunda Guerra Mundial. Esa “liberación”
de los Aliados tan anhelada por otras naciones no se dio en suelo heleno, se lo
tuvieron que “hacer” ellos solitos. Y lo hicieron muy bien, viendo los medios
que tenían y se puede decir que fueron de los pocos países que ganaron con contundencia
a los alemanes. La guerra civil que se desencadenó en Grecia tras el fin de la
contienda mundial, en 1945, sigue siendo tema “obviado” y algo olvidado en
Europa, pero, como dice Luis, un primer “ensayo” occidental del laboratorio
europeo. Leer el texto de Luis Pérez Armiño.
0 Comentarios