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Una aburrida delegación canadiense sigue las conferencias dentro del Palacio de Luxemburgo donde se firmó el Tratado de París en 1947. Fuente imagen Biblioteca y Archivos del Canadá |
Las capitulaciones de Reims y Berlín de mayo de 1945, que ahora conmemoramos su 80º aniversario, no fueron más que el sencillo y urgente protocolo de las firmas de rendición de la Alemania nazi a los aliados. Sin embargo, los verdaderos tratados y acuerdos de paz no se firmaron hasta años después y atendiendo a diversas particularidades como fueron las nuevas delimitaciones territoriales. El más importante sería el conocido como Tratado de París de 1947.
Para ser rigurosos con el fin definitivo de la guerra debemos recordar que en Asia no acabó hasta la firma por Japón del Acta de capitulación incondicional el 2 de septiembre de 1945. También allí sería una mera firma de capitulación y los tratados o acuerdos completos de paz se irían firmando a lo largo de los años, incluso pasando a la década de 1950. Todo ello porque, al igual que en Europa, hubo más protagonistas implicados en lo que suponía la rendición firmada. Por ejemplo, en el caso asiático también Tailandia –aliada de Japón- era parte de los vencidos y China sería incluida por la Unión Soviética en el bando vencedor una vez que los comunistas chinos vencieran en 1949 su guerra civil.
Volviendo al Tratado de París mencionado, detallar que tuvo lugar entre julio de 1946 y febrero de 1947. En este acuerdo se pretendió fijar los términos de paz para cinco aliados europeos de Alemania en la Segunda Guerra Mundial: Italia, Hungría, Bulgaria, Rumania y Finlandia. Estos países habían combatido con los alemanes utilizando sus ejércitos y milicias paramilitares. Se trataba sobre todo de volver a darles lo que se llama «soberanía internacional», pues en realidad habían sido también víctimas del dominio político nazi al ser ocupados militarmente o eliminados sus gobiernos soberanos. Recuperaban su condición internacional de Estados soberanos al aceptar las condiciones de este tratado de paz.
Entre las medidas principales del acuerdo alcanzado en el Tratado de París de 1947 se incluyeron los pagos por reparaciones de guerra. Una cuestión que en casos como el italiano y el griego (en el lado de los vencedores), llevaría con el paso de los años a nuevas negociaciones más particulares y bilaterales, con nuevos acuerdos que no dejaban de ser «anexos» al tratado de paz de una guerra acabada en 1945. Otro de los puntos importantes del acuerdo fue el compromiso con los derechos de las minorías en los países firmantes de la Europa del Este y también el compromiso en no permitir el resurgimiento de partidos fascistas.
Aunque la mayor aportación a la paz de este tratado serían los ajustes territoriales llevados a cabo con cambios fronterizos significativos en la Europa oriental. Además, supuso el fin del Imperio colonial italiano en África. A destacar sobre todo las rectificaciones territoriales que deshacían las variaciones fronterizas realizadas por la Alemania nazi durante la guerra. Rumania recuperaba la Transilvania septentrional, entregada por Hitler a Hungría, pero perdía la Bucovina y la Besaravia que pasaban a la Unión Soviética. Bulgaria, favorecida por los nazis, volvía a sus fronteras de 1941 teniendo que devolver Vardar Macedonia a Yugoslavia y la Macedonia Oriental y la Tracia Occidental a Grecia.
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Una Alemania fragmentada, dividida entre los aliados vencedores de la Segunda Guerra Mundial. Fuente imagen Wikipedia |
En definitiva, este Tratado de París de 1947 fijaría acuerdos sobre revisiones fronterizas y reparaciones económicas de guerra de prácticamente toda la Europa implicada en el conflicto. Hay que tener en cuenta que acudieron delegaciones de más de veinte países con la intención de ajustar los «Acuerdos de Paz» con las cinco naciones aliadas de Hitler durante toda o parte de la Segunda Guerra Mundial. El tratado alcanzado fue firmado en París el 10 de febrero de 1947 por los representantes principales. Por parte de los vencedores firmaron la Unión Soviética, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Polonia, Yugoslavia, Checoslovaquia, Albania y Grecia; por parte de los vencidos, los cinco mencionados aliados de Alemania: Italia, Bulgaria, Hungría, Finlandia y Rumania.
La gran derrotada, Alemania, tendría un proceso complejo de pacificación y de acuerdos con los vencedores. De hecho, a partir de 1949 acabó dividida en dos Estados, la Alemania Federal en el bloque capitalista, y la Alemania Democrática en el comunista; forzando que los acuerdos de paz y reparaciones de guerra fuesen dirigidos unilateralmente por cada uno de los bloques en los que se dividió el mundo. De esta manera, Alemania no pudo firmar un acuerdo de paz entre ella y los aliados vencedores durante la posguerra.
Hubo de esperar hasta ¡1990! Fue el conocido Tratado 2+4 en el contexto de la caída del Muro de Berlín a finales de 1989. Se llamó así porque firmaron las cuatro viejas potencias vencedoras aliadas (EEUU, URSS, Francia y Reino Unido) con los dos Estados alemanes todavía separados: la República Federal de Alemania y la República Democrática Alemana. Ese, por fin, «Tratado de Paz» único resultó además de muy simbólico la garantía de plena independencia a Alemania, pues se reunificó poco después, el 3 de octubre de 1990. Revirtiendo, 45 años después, la peor consecuencia de su derrota en la Segunda Guerra Mundial: su partición en dos Estados.
Acabar volviendo a Asia. Japón y sus aliados también tuvieron problemas para cerrar acuerdos definitivos de fin de guerra y de paz con los aliados vencedores durante los años inmediatos a 1945. Como ejemplo más significativo, comentar que la Unión Soviética se anexionó los territorios nipones de la isla Sajalín y las islas Kuriles. Una posición de fuerza que mantuvo un clima bélico hasta que en la denominada Declaración de Moscú de 1956, firmada por los primeros ministros de Japón y la Unión Soviética, pondría fin al «estado de guerra» que persistía oficialmente entre ambos países.
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