Uno de los grafitis más célebres tras la caída del Muro de Berlín, el beso entre Brezhnev y Honecker. Fuente de la imagen |
El joven de veinte años Chris Gueffroy fue la última víctima oficial del Muro de Berlín. Abatido en febrero de 1989 por los guardias fronterizos, a tan solo nueve meses de la caída de un muro que separó a los berlineses durante casi treinta años. Símbolo principal de la división ideológica del mundo en dos bloques, comunismo y capitalismo, durante los llamados años de la Guerra Fría y que bien pudo llamarse la dividida “Pax augusta”. Cada bloque impuso la estabilidad social y su forma de ver la vida en su esfera de influencia, hasta la caída del Muro de Berlín en noviembre de 1989.
En
la única web dedicada a la dialéctica barbarie-civilización, es obligado poner
el foco en las víctimas que causó este hito histórico. Una anomalía o accidente
geopolítico que, pasadas tres décadas de su destrucción y casi sesenta años de
su levantamiento, debería sonrojar la conciencia histórica de todos. Las cifras
de personas muertas intentando cruzar el muro bailaron en un dato que oscilaba
entre las 79 y las 138. La imprecisión viene dada por el tratamiento político
del tema, en lugar de buscar la mayor objetividad posible, que se hizo los
primeros años de la caída del Muro de Berlín.
Lo
que representaba el muro tenía dos versiones ideológicas y políticas tan
contrapuestas, que una minimizaba la cifra de personas víctimas de los intentos
de fuga y la otra agrandaba los datos hasta cifras alarmantes. En el caso del Muro
de Berlín se ha podido consensuar el dato de 138 personas asesinadas al
intentar saltarlo, gracias a las investigaciones de un instituto de
estudios históricos y sociopolíticos sobre el Partido Socialista Unificado de
Alemania (SED), que gobernó la República Democrática Alemana (la RDA del
bloque soviético) durante cuarenta años. Estudio avalado por el Centro de
Investigación Histórica de Potsdam y dentro del desarrollo de las políticas públicas
de ‘Memoria Histórica’ que se realizan en Alemania con total normalidad.
Reforzamiento del Muro en 1962. Fuente de la fotografía: Getty |
Todas
estas investigaciones históricas se propician y alientan desde las
instituciones germanas, que aprovechando los distintos aniversarios de la caída
del Muro de Berlín se han transformado en la construcción de un Monumento
a la Memoria de las Víctimas del Muro de Berlín. Sin embargo, todavía
no hay datos exactos de la barbarie cometida por la RDA en su dura política de
control fronterizo sobre los más de 1.400 kilómetros de frontera interior que
dividió al país en las “dos Alemanias”.
La construcción
del muro en la antigua capital germana por las autoridades comunistas en 1961
fue precisamente para detener el éxodo masivo de alemanes del Este hacia la
Alemania occidental y capitalista. Una vez construido, aumentaron las fugas de
la RDA por los pasos fronterizos naturales, como ríos o montañas,
sin conocerse con exactitud la cifra de personas detenidas o abatidas por los
soldados de frontera de la Alemania del Este. Incluso es complicado saber cuántas
personas perecieron ahogadas cruzando ríos fronterizos o en accidentes, como al
volar para cruzar la frontera en improvisados globos aerostáticos. La policía
política de la RDA, la Stasi, obligaba a ocultar las muertes e
imponía el silencio entre las familias que habían perdido a alguien en un
intento de fuga.
El Muro
de Berlín sirvió también como arma de espionaje. En su entorno, la Stasi
creo una red de confidentes y de espías para conocer y abortar todos los planes
de cruzar el muro. Los intentos de huída saltando el muro fueron muchos y bastantes
tuvieron éxito, por lo que la Stasi se coordinaba con los guardias
fronterizos. A veces se propagaban bulos, como zonas donde la vigilancia se
moderaba, para detener a las personas engañadas y que intentaban por esos
sitios la fuga.
La última foto expuesta en el 'Memorial Víctimas del Muro de Berlín' es la de Chris Gueffroy |
En
el clima de protestas de muchos jóvenes alemanes del Este pidiendo poder viajar
al extranjero sin restricciones, se propagó la idea de que las autoridades
de la RDA habían revocado la orden que obligaba a sus fuerzas de seguridad
a disparar primero y sin preguntar. El joven Gueffroy y su amigo así lo
creyeron. Fue demasiado tarde para ellos. Treparon el muro de tres metros y
medio, pero al deslizarse por la cara posterior del cerco fueron descubiertos y
recibidos a balazos. La orden de disparar no había sido revocada. Chris
Gueffroy fue herido de muerte en el corazón y su amigo Gaudian malherido
y detenido. Condenado a prisión acusado de atentado contra la seguridad del
Estado, Christian Gaudian, ironías de la vida, recurrió y fue puesto en libertad
en el Berlín Occidental pocos día antes de caer el Muro.
Gustavo Adolfo Ordoño ©
Periodista e historiador
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