Logotipo oficial de la Fábrica Nacional de Armas, Herstal (Bélgica) |
Me parece que este texto tendrá pocas lecturas. Asociar negocio y guerra es algo muy viejo y
que ya no suscita interés mediático. Denunciar que en los países desarrollados
se gana dinero y se hacen negocios con las guerras, no tiene, tampoco mucho
mérito. Sin ir más lejos, la capital de Europa, Bruselas, que ha vivido en un estado de sitio por la amenaza
terrorista casi una semana, con tanquetas militares en sus calles, es también
capital de un país, Bélgica, tradicional fabricante y vendedor de armas. Un armamento, el
belga, con buena consideración y prestigio en el mercado de armas mundial. El
incremento de la actividad bélica de
sus vecinos galos en Oriente Próximo
hará “caja” en el Producto Interior Bruto belga, sin duda.
Existe una correlación, hasta cierto punto lógica, entre país más rico y
país más armado. El ranking de los armados hasta los dientes y que invierten
porcentajes considerables de su PIB en armas, se corresponde casi uno por uno
con la lista de los líderes económicos: EEUU,
China, Rusia, Reino Unido, Francia… Luego, considerando el porcentaje entre
desarrollo del PIB y su gasto militar, aparecen países como Arabia Saudí, Irán, Israel, Egipto, la India y Pakistán, las dos Coreas, Indonesia…en América Latina,
países como Venezuela, Colombia, Brasil y Argentina han optado por un rearme por encima de la media de gasto
militar habitual respecto a sus PIB.
¿Encuentran más relaciones? Son evidentes. Por ejemplo, en el conflicto de Siria, ahora relacionado con la lucha
contra el Daesh, el interés por el intervencionismo militar ha sido
siempre más defendido por los países ricos con potentes ejércitos, pues existen
Estados ricos con intereses económicos en la región, como Alemania o Italia, pero con ejércitos más limitados. En el ranking
mencionado más arriba aparecen todos los “actores principales” en el conflicto Siria-Estado Islámico. Creo que es suficiente correlación. Aparecen,
también, los “actores secundarios” con papeles importantes en esta película
bélica, sobre todo Irán y Arabia Saudí.
En cuanto a los países latinos,
mencionarles tiene que ver con la crisis de materias primas y la producción
mundial de petróleo, perturbada en Oriente
Medio por los bárbaros del Daesh.
Parlamento británico. Imagen de Wikipedia |
Cuando las líneas de negocio esenciales se ven trastocadas o desestabilizadas, todo buen empresario comienza a diversificar o a abrir nuevas líneas de negocio. Después de los atentados de París del pasado 13 de noviembre, los países más ricos de Europa han decidido de manera legal (otra cosa es la moral) a través de sus parlamentos democráticos que se intensifique la guerra en Siria. Les sobró tiempo a los británicos para bombardear, ni horas pasaron desde que se aprobó en Westminster la autorización de bombardeos y su realización. Ya están todos: rusos, franceses, ingleses, estadounidenses… si quitamos a estos últimos, aunque los podríamos incluir en el ámbito inglés, están los “viejos” protagonistas de la película.
Tomen cualquier manual de historia del siglo
XIX y XX, en Siria, en Oriente Medio y Próximo, aparecerán con frecuencia
para referirse a la región los países de Rusia,
Gran Bretaña y Francia… curioso, los mismos que ahora cruzan el cielo sirio lanzando bombas. El negocio es el negocio,
las oportunidades muchas. Fabricación y gasto en armamento, gasto en seguridad
privada, se sacarán más plazas de empleo público para policías y militares,
inversión en tecnología aeronáutica y naval, en telecomunicaciones y espionaje-contraespionaje
informático… no me digan que no sobran “oportunidades” y líneas de negocio. Ya
se sabe, el ser humano debe comer… y morir todos los días...
Gustavo Adolfo Ordoño ©
Periodista e historiador
0 Comentarios