Fotografía que se indica como del desembarco del coronel Capaz en Ifni. Fuente imagen |
Sublevación militar del 17 y 18 de julio de 1936. Inicio de la Guerra Civil. Poco más de dos años habían pasado de la ocupación efectiva del enclave de Ifni por el coronel Capaz. Fue un mandato republicano. La Segunda República había heredado una política colonialista que asumió por cuestión pragmática. Detrás del colonialismo africano existía la frustración de un Ejército español derrotado en sucesivas guerras coloniales desde finales del siglo XIX y era conveniente seguir ofreciendo a los militares esa emulación de antiguas conquistas para levantar la moral y recobrar el orgullo perdido.
Tipo de población local mayoritaria en Cabo Juby e Ifni. Fuente imagen |
Pero la toma y ocupación de Ifni pareció más un saber hacer de un diplomático experto, conocedor de las cabilas -tribus- de la zona, que una conquista militar. El 6 de abril de 1934, el coronel Capaz (llegaría a general, ascendido por la República) logra desembarcar en el modesto aduar (asentamiento de pobres construcciones) de Amezdog, donde se fundaría Sidi-Ifni, porque en Cabo Juby, el mes anterior, había conseguido el visto bueno de los principales clanes baamarani (población principal de Ifni). La presencia española se formalizó con un acto de festejos tribales, presididos por el coronel Capaz escoltado por un puñado de soldados españoles, en un acto simbólico de poner la primera piedra de la que sería capital del enclave, Sidi-Ifni.
Como decíamos, poco más de dos
años después de la fundación de Sidi-Ifni,
se produce la sublevación del Ejército en África y Canarias el 17 de julio
1936. La cercanía de Ifni a las islas
Canarias hizo que las fuerzas militares destinadas allí tuvieran pronta
noticia de la sublevación. En el territorio de Ifni se vivió con toda
intensidad una local “contienda civil” que no permitió hasta un mes después, el
15 de agosto, controlar el territorio a los partidarios del golpe militar, conocidos ya como ‘bando nacional’.
El coronel Capaz. Fuente de la imagen
En un primer momento, un “republicano moderado”, el delegado de gobierno y comandante de la plaza de Ifni, Carlos Pedemonte, consiguió mantener el territorio leal al gobierno de la República. Para ello, incluso, pidió ayuda militar al vecino comandante francés de Agadir, el coronel Vignoli, a pesar de las evidentes simpatías de los militares colonialistas galos con sus camaradas de armas, los españoles sublevados. Sin embargo, las “depuraciones” republicanas de ‘africanistas’ entre los altos mandos, incluido el “padre” de la colonia, el coronel Capaz, que se dieron en Ifni los meses previos al golpe militar habían creado una predisposición clara en la mayoría de la oficialidad hacia la causa de los rebelados contra el gobierno de Madrid.
Mapa de las posesiones españolas en África Occidental. Fuente Wikipedia |
El triunfo de la sublevación militar en la colonia recién creada
era cuestión de tiempo; sobre todo si consideramos que la futura capital del A.O.E. (África Occidental
Española) no era más que un cuartel, con los escasos civiles de
la empresa canaria de pesquería que se estaba estableciendo y los técnicos mineros
que buscaban fosfatos algunos meses después de la fundación de la colonia. El
triunfo de la sublevación en Canarias haría, también, más fácil la “conquista”
de Ifni por los militares afines al golpe.
La iniciativa del gobernador Pedemonte de pedir la ayuda de la República
francesa resultó un fiasco, pues
alentó más la insurrección de unos oficiales con profunda francofobia, aversión a cualquier intervención francesa sobre
territorio español. El alto mando que controlase la principal fuerza del
enclave, los Tiradores de Ifni, se
haría con el control de la colonia. Así, una vez que Pedemonte ante la
creciente tensión se “refugió” en territorio francés y fue relevado por otro
oficial afín a la República, el
comandante Montero, jefe de batallón de Tiradores, los partidarios del golpe de Estado aprovecharon una
rutinaria partida de inspección de este último para hacerse con el mando de
todas las fuerzas acuarteladas en Sidi-Ifni.
El líder de los insurrectos era
el capitán Molero Pimentel, jefe del
II Tabor, que proclamó la adhesión del territorio al ‘bando nacional’. Entre
las primeras medidas de este militar sublevado contra la República estuvo la detención del oficial con mayor rango que
quedaba afín a la República, el alférez Aurelio
Clemente, que hubiera sido el único capaz de contestar a ese “golpe” local,
pues su comandante Montero seguía de patrulla con sus tropas nativas.... (continuará)
© Gustavo Adolfo Ordoño
Periodista e historiador
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