El Asad, lúcido presidente de Siria. AP, fuente imagen |
Leía la extensa entrevista que hacía el diario El País (España) el pasado fin de semana al todavía presidente sirio El Asad, y con lo que más me quedé fue con la sensación de tremenda lucidez. Lo bien que se explican todos los tiranos. Hacer de un conflicto regional y de una guerra civil, que cambiarán para siempre la historia de Siria y los elementos geopolíticos de la región, un proyecto político o un programa electoral de un partido gubernamental, tiene mérito cuando el sujeto en cuestión, un dictador y punto, es el máximo responsable o el que tiene más culpa (para que los lectores con criterios del "y tú más" lo entiendan) de la peor crisis de refugiados (entre 5 y 7 millones de sirios huidos) desde la segunda mitad del siglo XX.
No confundir lucidez con inteligencia, sabiduría o sentido común. El lúcido es sólo el "claro en el razonamiento, en las expresiones, en el estilo, etc...(Diccionario de la RAE)". Lúcido El Asad (escrito Al Asad en otros medios) se mostró para expresar que son 80 los países que apoyan a los grupos terroristas en Siria. Gran lucidez en su discurso cuando reconoció que necesita el apoyo de Rusia porque son muchas las fuerzas y los países que están contra su gobierno, una administración que no está haciendo nada distinto a lo que comenzó hace cinco años: combatir al terrorismo. Y para los que consideren a El Asad como el aún legitimado presidente de Siria, sus palabras no pueden ser más lúcidas; cualquier gobierno del mundo combatiría con todas sus fuerzas cualquier amenaza terrorista.
Entiendo que el periodista había conseguido una exclusiva, entrevistar en el mismo Damasco a El Asad, y que se trataba de una interviú pactada y arreglada donde no se podía entrar en polémica con el entrevistado. Pero para salvar esas limitaciones están las lecturas entre líneas y las buenas cuestiones (que abundan en el cuestionario) hechas con doble sentido. Así descubrimos que el poder de El Asad sigue sustentado por el apoyo externo ruso y que el cuestionado presidente lo sabe, aunque lo hace algo natural y necesario pues considera que más de medio mundo está contra el gobierno legitimo de Siria. Son muchos contra uno, así que la ayuda rusa es "más que justa".
El devenir de los acontecimientos ha beneficiado a El Asad. La rebelión siria, nacida en la ya olvidada "Primavera Árabe" de 2011, quiso derrocar al presidente sirio porque no existía la posibilidad de hacerlo en las urnas. No hagamos demagogia, esa opción no existía en 2011 y no parece existir en 2016 a no ser que la fuercen los agentes externos que negocian el posible 'alto el fuego', Rusia y Estados Unidos. Lo único que puede hacer legítimo a un rebelde es su intención de derrocar a un tirano. Ese parecía el guión de hace 5 años. Sin embargo, la introducción de personajes de perfil tan complejo como el Daesh (Estado Islámico) y tan delicados como el nacionalismo kurdo, ha complicado tanto la trama que resulta lúcido el tirano cuando habla de un conflicto encubierto internacional en suelo sirio.
Así de complicado el guión, como una de estas series de misterio donde se nota que los guionistas no saben cómo acabar la historia, resulta lucido el dictador cuando dice que su gobierno no bloqueaba ciudades impidiendo la ayuda humanitaria, solamente era un cerco militar contra enemigos de Siria. O es de una lucidez magnífica considerar que nunca se sabrá si su ejército sin ayuda de Rusia hubiese conseguido revertir la situación, muy favorable ahora al régimen de Damasco cuando hace unos meses estaba acorralado en todos los frentes, porque es una hipótesis que no se plantea. De la misma manera lucida expone que no habrá problema en asumir el 'Alto el Fuego' previsto por estadounidenses y rusos, porque no se trata de un alto el fuego entre países en guerra, para su gobierno es un cese (o interrupción) de las operaciones anti-terroristas en curso.
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