Portaaviones ruso camino de Siria. Fuente imagen |
Los rusos están militarmente en Siria desde los meses finales de 2015. Era algo que tarde o temprano debía ocurrir, como decíamos en
Pax augusta en otros textos, Siria es el aliado esencial de Rusia en una zona de grandes y “maquiavélicos”
intereses para las antiguas potencias de la Guerra Fría. La única base militar
que permanece de la antigua y extensa red soviética en territorio ajeno al que
formaba la extinta URSS está en Siria, en la Base naval rusa de Tartus.
Nadie parece rasgarse las
vestiduras, clamando al cielo anti-intervencionista, viendo a las tropas rusas
controlar las zonas que el Ejército de Bachar el Asad ha reconquistado.
Resulta tan agradable de ver, según la reacción de la mayoría de los
medios de comunicación, a los infantes de marina rusos desminando las
ruinas de la antigua ciudad de Palmira, como ver a los marines
estadounidenses liberar los pozos petroleros de Kuwait, conquistados
por el expansionista Saddam Hussein en la Primera Guerra del Golfo
(1990-1991). La vieja ciudad de Palmira, patrimonio de la humanidad, ha sido “recuperada”
para el gobierno de Damasco gracias al apoyo tanto aéreo como terrestre
del Ejército ruso. Las imágenes de soldados rusos buscando minas para
desactivarlas entre las ruinas arqueológicas de Palmira han dado la vuelta al
mundo, la pretensión es la misma que la de los llamados ejércitos “imperialistas”:
conseguir una buena imagen, prestigio y consideración ante las opiniones públicas.
Estado actual de una calle de Alepo. Foto AFP |
Alepo, la ciudad sin ley, la segunda ciudad en importancia de Siria,
donde se ha roto la tregua, donde no se han respetado las “palabras” de alto
el fuego, espera al soldado ruso. ¿Seguro? En Palmira y en otros lugares
recuperados por el gobierno sirio con la ayuda rusa se combatía,
principalmente, al Daesh. Ese es el único
interés compartido por todas las potencias externas a la guerra civil siria,
combatir al terrorista Estado Islámico;
sin embargo, en Alepo están combatiendo milicias representadas en las ‘Conversaciones de Paz’ que se abrieron el pasado mes de enero en Ginebra. Una oposición
oficial y “legalizada” por la mayoría de la comunidad internacional. El
soldado ruso en Alepo, decantando el resultado de una guerra civil dificulta
las negociaciones de paz.
El bombardeo a un hospital de
Alepo por las fuerzas
gubernamentales rompiendo la tregua, es un jarrón de agua fría para cualquier
buena imagen de un ‘ejercito intervencionista’, como es el ruso en Siria. Por
eso Moscú ha empleado más su faceta diplomática en el asunto de Alepo
que su presencia y valía militar. Ver en los controles de carreteras, en las
patrullas entre localidades o en el desminado de ciudades (algo que hacía el ejército
USA en Irak, por ejemplo), a los soldados rusos será más complicado en la región
de Alepo... aunque no imposible, cada vez es más descarado el uso y abuso de Bachar
el Asad del apoyo ruso.
En mi opinión, Moscú no arriesgará tanto, ahora que su influencia
internacional está creciendo gracias a su intervención en la zona. A lo sumo,
como ya está haciendo, el gobierno ruso será el que controle las presiones
sobre los litigantes para ampliar las treguas y así se respete el alto el fuego. La
verdad, si el Ejército ruso a iniciativa de la ONU y el consenso con las otras potencias (EEUU, Francia, Reino Unido), se hiciese con el control
de la ciudad, ejerciese de sheriff,
pacificando la provincia y así facilitar el retorno a conversaciones de paz, no
encontraría en mí reparos del estilo “anti-intervencionistas” tan empleados
contra la OTAN y los Estados Unidos.
Gustavo Adolfo Ordoño ©
Periodista e historiador
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