Imagen: captura de vídeo de TeleSur |
¡Vaya buena noticia! A veces tendríamos que creernos, sin dudas de
fe, el providencial y bondadoso espíritu
navideño. Estos días pasarán a la Historia. Mira que es tópica la frase,
pero deseaba escribirla. El paso dado para restablecer plenas relaciones por la
Administración Obama y refrendado por el régimen cubano ayer es, obvio, un
acontecimiento histórico de primer nivel. Se lo escuchaba decir a un ciudadano
cubano en una entrevista telefónica que le hacían en las noticias matinales, “el particular Muro de Berlín cubano por
fin se derrumbaba”. Enseguida me gustó esa imagen, ese símbolo, y por eso
me lo apropio y escribo en el blog.
Cuando las noticias de la prensa
internacional hablan de “normalizar
relaciones” se refieren a un hecho noticioso y relevante, pero se quedan
cortas. Es algo más que hacer normal lo que debería serlo desde hace décadas. Más
de medio siglo de bloqueo económico-político que ha asfixiado toda posibilidad
de bienestar en la ciudadanía cubana. Una grieta por donde se caían los
caminantes de un lado y otro. De quedarme con alguna de las frases del discurso
de Obama sería con la que entonaba
un mea culpa estadounidense ante la evidencia de la inutilidad de un bloqueo
injusto.
El presidente Obama anunció, incluso, que se revisará la lista de
patrocinadores del terrorismo para sacar a Cuba de esa lista negra. Se
promocionarán los viajes y hasta el comercio entre los dos países, medida que
anunciada así no parece gran cosa, aunque supone “normalizar” la vida familiar
de muchas personas que tenían un pie en la isla y otro en Miami (EEUU). El
deshielo se dio como en las viejas películas de la Guerra Fría, con el intercambio
de prisioneros políticos y/o acusados de espionaje. Negociaciones de
liberación en las que ha participado un latinoamericano sentado en el “trono”
de un minúsculo Estado con una influencia mundial mayúscula, el Papa Francisco.
En realidad Obama ha abierto la “Caja
de Pandora” o de los vientos que pueden venir más tormentosos en los propios
Estados Unidos. La oposición republicana ya habla de impedir ese propósito,
pues el bloqueo a Cuba es un sólido tejido de normativas que deben ser
revisadas y aprobadas o no en el Congreso (donde ya no hay mayoría demócrata).
Existen políticos, senadores y congresistas estadounidenses, de origen cubano
que pondrán las cosas difíciles a este acercamiento propiciado entre Obama y el
presidente cubano, Raúl Castro. Estos cubanos blanden la bandera de la
democracia, magnífico estandarte por otra parte, pero en un tono de amenaza: “en
Cuba o democracia o nada”. Esperemos que el cemento echado ayer en la grieta aguante este
primer paso de distensión y el peso de los dos caminantes americanos. Todos somos americanos.
Gustavo Adolfo Ordoño ©
Periodista e historiador
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