Paso de la oca de soldados nazis. Imagen libre de derechos |
El titular les parecerá
exagerado. Quizás sí, les concedo esa crítica, aunque no me lo tendrán en
cuenta cuando les diga que intento llamar la atención a la desesperada, de
manera algo tremendista, ante el auge del
voto a la ultraderecha en la Europa Central. En el caso de Austria, el partido que ha estado a
punto de ganar las elecciones presidenciales este último fin de semana, el partido FPÖ tuvo como uno de los
fundadores y líderes a un personaje de ideología nazi, el fallecido Jörg Haider, y en su programa electoral encontramos elementos que a todas luces
son políticas xenófobas y racistas,
que encajan en el guion neonazi.
El paso de la oca se hizo famoso y es uno de los iconos históricos del siglo XX en
las imágenes de desfiles militares. Esta forma de desfilar tan marcial, con una
pierna levantada muy alta, en 90º sobre la fijada en el suelo, proviene del
profesional y disciplinado ejército prusiano, entre los siglos XVIII y XIX, cuando era primordial mantener en líneas
perfectas a los soldados en el campo de batalla. Ese largo paso servía de
sistema de alineación. El prusiano
fue uno de los primeros ejércitos
modernos del mundo. Acabada la gloria y eficacia de los Tercios españoles a comienzos del
XVIII, todos los militares miraban a Prusia y a su disciplinado y potente
ejército. El paso de la oca (o ganso, en inglés: goose step) se popularizó porque fue usado por los ejércitos fascistas en la Europa de
entreguerras.
Soldados de la Guardia del Kremlin con el 'paso de oca'. Imagen libre Wikipedia |
Italia le puso su guinda a la “romana” incluyendo el saludo
imperial, como le gustaba al Duce, y
los soldados nazis recuperaron de
sus abuelos prusianos un paso de la oca que acongojó a toda Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Curiosamente,
esta manera de desfilar siguió siendo del gusto de muchos ejércitos del mundo y
el mismo Ejército Rojo, centenares
de ocasiones, desfiló con el paso de la
oca en la Plaza del Kremlin. Aún
lo hace el ejército ruso. Aunque parece más del gusto de regímenes totalitarios,
como Corea del Norte (donde, dicen,
se hace ahora el mejor ‘Paso de la Oca’), existen países de todo signo político
que lo usan. En América Latina
destaca Chile, no fue por gusto del
dictador Pinochet (que también) sino
por ser su ejército de “origen” y formación prusiana. Los recién creados ejércitos
latinos, tras las independencias a inicios del siglo XIX, acudían al militar
prusiano como espejo para sus ejércitos.
Mujeres militares norcoreanas ejercitando el 'Paso de la Oca' |
No podremos saber,
afortunadamente porque ha perdido las elecciones por la mínima, si en la
presidencia del ultraderechista Norbert
Hofer, se hubiese recuperado el ‘Paso de la Oca’ en los desfiles
militares de las plazas de Viena.
Supongo que es otra exageración, como el titular de este artículo; aunque,
insisto, la posibilidad de ver ganar unas elecciones a un “partido neonazi” (antiinmigración
y euroescéptico) en Austria
produjo, en otra dimensión, el mismo acongoje que producían esos marciales soldados nazis desfilando al paso
de la oca por los bulevares de París.
Alexander Van der Bellen, nuevo presidente de Austria. Imagen |
Las preocupaciones por ver en el poder a la extrema derecha con ingredientes neonazis no surgen por los malos
recuerdos en la Vieja Europa sobre el nazismo, más bien por la “potencial realidad” actual que favorece que estas posturas políticas lleguen al poder mediante las urnas. El independiente Alexander Van der Bellen, apoyado por los Verdes austriacos, sólo ha ganado por 30.000 votos. A un centímetro
del desastre y ahora vienen las elecciones parlamentarias. En un país dividido
al 50%, con una de las partes compuesta por ciudadanos con miedos que recuerdan
a otros miedos en la Europa de los años 20 y 30 del siglo XX: miedo al paro,
miedo a la inflación y la crisis económica, miedo al emigrante (refugiado) mano
de obra barata, miedo a perder “identidad” (ultra nacionalismos)...
Europa ante los populismos y los extremismos, Europa, quo vadis?
Gustavo Adolfo Ordoño ©
Historiador y periodista
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