Trabajos de estiba en un puerto español |
En el universo de los tópicos el estibador tiene uno muy negativo
aunque también muy consentido por la sociedad. El estibador es un tipo rudo,
con un trabajo que se dice solo para hombres, en la percepción social ocurre como con los mineros; y su lugar de trabajo, el puerto, en algunos lugares
del mundo se convertía en un escenario dominado por mafias. En muchas películas de gángsteres los estibadores y sus sindicatos son algo
así como un clan mafioso que controla el tráfico de mercancías legal e ilegal
de un puerto. Lo curioso es que esa fama se la ganarían a pulso en los primeros
tiempos de los grandes puertos mercantiles. El duro trabajo de los puertos era evitado por los obreros que llegaban a las ciudades
industrializadas, acabando en refugio de marginados y delincuentes que no tenían
otra opción que ese trabajo poco
cualificado.
Esa etiqueta de “mafiosos” ya
apareció en los conflictos portuarios de hace 30 años. En la hemeroteca de El País encontramos un escrito del por
entonces portavoz de la Coordinadora
Estatal de Estibadores, Francisco Aroca Moreno, quejándose de esa imagen tópica
que se daba en los medios:
No nos sorprende. La esperábamos. Una campaña de difamación y desprestigio de los estibadores portuarios en su momento de lucha es lo menos que se puede pedir a un Gobierno que sepa mover, dignamente, los hilos de los medios de comunicación social. Es fácil ensartar palabras como "falangismo, anarquismo, sindicato vertical, de clase, privilegios, mafia..."
En esos años de la Transición, al
final del primer mandato socialista (1986), las reconversiones estaban al orden
del día. Los estibadores se mantenían “a la espera”, sabían que tarde o temprano les
tocaría a ellos. Lejos quedaba el lumpen de
los puertos. Ya eran unos profesionales
cualificados y tan tecnificados, manejadores de maquinarias pesadas, que sus salarios eran altos para una España
asolada (como siempre) por un desempleo elevado. Las exigencias para entrar en
la Comunidad Europea motivaban esas reconversiones, ahora, en 2017, otras
exigencias europeas, de la UE, vuelven a poner a los estibadores en pie de...
huelga.
El decreto ley que el gobierno
anuncia aprobar este viernes en el Consejo
de Ministros trata de regular y liberalizar un sector muy cerrado, se ha
llegado a decir que hasta endogámico y elitista. Como ocurriera con las huelgas
de los controladores aéreos, otros profesionales muy cualificados, la
previsible huelga de estibadores tiene muy mala imagen cuando se trata de
trabajadores con salarios de 68.000 euros anuales de media. Desde
luego, mejor pagados que muchos cargos políticos o profesionales cualificados como
los médicos. Porque el decreto que tanto temen los estibadores españoles
regulará, más que nada, ese aspecto de los salarios y la forma de acceder a los
diferentes puestos de trabajo portuarios.
Protestas de los estibadores en el Puerto de Algeciras. Fuente imagen |
Las consecuencias de una huelga de estibadores son obvias.
Colapsando la entrada y salida de mercancías, un país puede acabar
desabastecido (en fábricas, comercios) de muchas necesidades, además de suponer
grandes pérdidas económicas. La actitud de los estibadores es arrogante, pero se puede llegar a entender. No creen cobrar salarios excesivos considerando sus turnos de
trabajo que pueden ser a cualquier hora y día de la semana, y retribuidos según
productividad. Emplean cierta demagogia cuando argumentan que son los salarios
del resto de españoles los que son una vergüenza por bajos y miserables, que
eso es lo indignante y no sus altos sueldos. No les falta cierta razón, aunque sus
salarios pueden y deben ser revisables como los han sido todos en la crisis.
La fuerza del estibador ya no es
física, aunque sigue siendo muy potente. No se sabe bien por qué pero los salarios muy altos de los estibadores son
propios de casi todos los países desarrollados. En EEUU alcanzan los 100.000 dólares anuales. Es lógica, viendo el fuerte corporativismo, la
contundente reacción de apoyo internacional que están recibiendo y recibirán
los estibadores españoles. En el puerto de Algeciras aseguran que tienen
apalabrado el apoyo de los compañeros estibadores de Marsella y Tánger si a las
navieras se les ocurre desviar allí sus descargas. En este mundo ya hasta las
huelgas están globalizadas.
Gustavo Adolfo Ordoño ©
Periodista e historiador
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