Benidorm, una ciudad masiva. La España de sol y playa para todos |
Nadie presume de ir a Benidorm pero cada año recibe casi los mismos visitantes que Madrid y que Barcelona. Millón y medio largo de turistas. Nacionales e internacionales. Una pluralidad de naciones que se benefician de precios baratos y de una permisividad a la carta. Alcohol barato y suministrado sin mucho control de edad. Actividades para jubilados que recuperan su "libertad" vital por unos días. Parques acuáticos y de ocio para niños y adolescentes. Vamos, el paraíso del 'Estado del Bienestar' para todo el mundo si las sociedades se basaran en unas continuas vacaciones veraniegas.
Pero no, claro. Los estados del bienestar no consisten en proporcionar a todo el mundo hoteles, apartamentos, restaurantes, sol y playa a precios de turismo "popular" y masivo. Este bloguero reconoce haber estado en Benidorm de más joven, un par de veces, y por esos motivos: ser muy barato y poder hacer "casi" todo lo que quieras. Mientras haya espacio para clavar tu sombrilla ya eres un privilegiado más de ese ocio comunista del sol para todos, de ese mar socialista que no hace ascos a nadie por raza o estatus social. Muchas veces me he preguntado si los vascos, catalanes y gallegos, las tres nacionalidades reconocidas en la Constitución viajan en "masa" a Benidorm.
La respuesta parece inclinarse al no. Es evidente que más de un vasco, catalán y/o gallego, habrá tenido a Benidorm como destino turístico, pero no es el más frecuentado por estas 'nacionalidades históricas'. Parece que el monopolio es de madrileños, castellanos, extremeños y andaluces (junto a los mismos valencianos, comunidad donde se sitúa Benidorm). Las razones para un español pueden ser obvias. Esas comunidades autónomas con rango de nacionalidades tienen costa (playas) y están a más distancia geográfica del paraíso que socializa la arena y el sol, patrimonios nacionales. Sin embargo, esas razones no son tan obvias como parecen a simple vista.
Playa y sol PARA TODOS. El Estado Pluri-sombrillas |
Este mismo bloguero, ahora con más dinero y muchos más años en el bolsillo, puede evitar esta ciudad-playa de consumo masivo (Benidorm) y acudir a otras de menor afluencia de veraneantes. Al menos en un lugar donde clavar la sombrilla supone "adquirir" una "intimidad" de entre dos y tres metros cuadrados. Un lugar próximo a la comunidad con rango de nacionalidad histórica, con idioma propio y que tiene abierto el llamado "proceso de desconexión" con España. Escuchar a mis vecinos de sombrilla, tan preocupados como yo por el "procés" (declaración unilateral de independencia que planea la Generalitat catalana), hablar en castellano, valenciano y/o catalán, sobre... sobre si Neymar renueva en el F.C. Barcelona o si Mbappé ficha de una vez por el Real Madrid.
Servidor, arrullado por el Mediterráneo y rebozado en arena (española, de momento), lee la prensa nacional (de la nación que nos enseñaron en una dictadura era 'una-grande-libre') donde unos políticos se proponen explicarnos que la necesaria reforma constitucional pasa por un 'federalismo de nacionalidades', la nación de naciones, y otros políticos se empeñan en demostrar que no hay nada que explicar y menos que reformar, que la actual Constitución (abusada según interés) es suficiente garantía para esas nacionalidades históricas.
Enfrascado en las páginas de "Nacional" (así se llamaba en mi época) con estos debates de crucial interés es cuando me pregunto por qué los catalanes no irán a Benidorm. Si fuesen a esa ciudad multicolor (de sombrillas y pueblos), entenderían mejor qué es compartir y sumar 'bienestar'. España debe ser un "Benidorm" para TODOS. En fin, que en la espera veraniega por saber en qué queda mi país, me apuntó al interés nacional de sombrilla y me muero por saber si Neymar renueva y ficha Mbappé.
Gustavo Adolfo Ordoño
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