La Generalitat de Cataluña debe pedir también a Francia y Aragón la independencia

Palacio de la Generalitat de Cataluña



 Las únicas olimpiadas celebradas en España se han realizado en Barcelona, incluso las que fueron proyectadas como protesta y contestación democrática a las que se celebrarían en el Berlín nazi de 1936 se iban a realizar en la capital catalana. Eso forma parte de la historia española, sin que los nacionalistas lo puedan evitar o manipular. Lo que sí podrían hacer es proponer el ‘combate de lucha libre de la Historia’ como nueva disciplina olímpica. Tendrían grandes posibilidades de medalla, eso está claro viendo lo bien que se atrincheran buscando el argumento histórico que defiendan su identidad nacional secesionista y esos supuestos derechos de autodeterminación.

El caso de España siempre ha sido una tensión entre nacionalismos nucleares o centrales y los nacionalismos periféricos o externos. Esa es la cancha deportiva donde los equipos de un lado y otro han perpetrado sus estrategias de juego, una cuerda tensada por intelectuales forzudos tirando en cada extremo. En 2014, catedráticos y doctores historiadores se reunieron en Barcelona a expensas del aparato propagandístico cultural de la Generalitat para hacer un detallado listado de agravios de la pérfida España contra la digna Cataluña desde 1714 (fin de la Guerra de Sucesión que puso a los Borbones en el trono español definitivamente).

Programa del simposio "histórico" celebrado en 2014

El llamado 'Procés' es un proceso político conflictivo que se apoya en una existencia arrolladora, que debe tirar para adelante sin reparar en las señales de tráfico o en los viandantes de la calle. Necesita de los máximos argumentos y bases para llegar a buen puerto y ese simposio de historiadores (celebrado en el tricentenario de una infamia, según la Generalitat) acomodaba la historia al proyecto independentista catalán. Todo estaría dentro de esa lógica unilateral que gobierna Cataluña en "antinatural" alianza tripartita.

Tuvieron la deferencia de fechar la lista de agravios desde 1714, aunque tentados habrán estado de llevarla hasta época medieval cuando las Cortes de Aragón se reunían en Barcelona con el gráfico nombre de asambleas de paz y tregua*. Quizás haya sido para que veamos la “contemporaneidad” del genocidio cultural (sic) que sufren, pues es la fecha que el nieto de Luis XIV de Francia, Felipe V, consolida su corona heredada en acta (de ley) testamentaria del último Austria, Carlos II, y los decretos y ordenanzas que planificó durante la guerra para proteger su herencia patrimonial empiezan a tomar cuerpo, pero muy lentamente y son más medidas en teoría que en la práctica.


Es cierto que los fueros de los tres núcleos (Reino de Aragón, de Valencia y el Principado de Cataluña) que componían la Corona de Aragón fueron abolidos y el mismo Consejo de Aragón suprimido en 1707, pero la realidad política de tantos siglos no se desintegró, tal cual, en esas primeras décadas borbónicas. Felipe V y sus medidas de “vencedor” de una guerra de sucesión no estaban pensadas únicamente contra Cataluña o el Estado catalán (sic), argumento base de los independentistas y de aquel simposio de 2014. Felipe V como rey de España no veía a Cataluña como ‘nación agraviada’ o vencida o, tan siquiera, sometida. Cataluña formaba parte del patrimonio monárquico que había heredado y que al final tuvo que "ganar" con una guerra civil. 

También, de manera mezquina, se abusa de la historia en la argumentación independentista cuando se responsabiliza de la falta de libertades fundamentales a una tendencia política regresiva en Castilla; como si esa parte de España hubiera deseado siempre "ahogar" la libertad de Cataluña. Por eso deberían ampliar sus "bases históricas" y poner más rigor mirando su propia historia local. Para empezar, la diputación catalana (que dio origen a la Generalitat) que representaba a Cataluña en las Cortes de Aragón debería presentar en ‘Asamblea de paz y tregua’ su propuesta independentista al Parlamento aragonés.

Luego, o al mismo tiempo, deberían pedir a Francia el derecho de autodeterminación mediante solicitud a su Asamblea (de la República francesa) de un referéndum de independencia. Al fin y al cabo, existe gran consenso entre todos los historiadores de Contemporánea que tan importantes como los ‘Decretos de Nueva Planta’ fueron los 'Pactos de Familia’, que obligaban al Borbón español a seguir los pasos en política internacional a los Borbones franceses, si no quería perder sus derechos dinásticos al trono de Francia. A mi entender, visto así, los agravios provocados a Cataluña desde Francia (que marcó la política española de la época) serían más humillantes...pero yo no estoy subvencionado por ningún "Estado" para que mi argumentación histórica sobre el tema se aprecie.



Gustavo Adolfo Ordoño © 



 * Bibliografía: MARTÍN, J.L; Las Cortes Medievales. Madrid, 1989

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