Jesse Owens en la Olimpiada que sí se celebró, la de Berlín 1936 |
Los juegos olímpicos de Barcelona de 1936 estaban previstos realizarse a partir del 18 o 19 de julio. Esas fechas tan trascendentales para la historia de España podían haber sido registradas con un dato amable: la celebración de unas Olimpiadas. Sin embargo, marcaron el inicio del golpe de estado contra la República, el alzamiento militar que provocó la Guerra Civil española. La Olimpiada de Barcelona 1936, ideada por las fuerzas antifascistas europeas como alternativa a los Juegos que se preparaban en Berlín, tuvo que suspenderse.
Las antorchas de guerra eclipsan a la antorcha olímpica en toda Europa
Cuando el Comité Olímpico Internacional se reunió en 1930 con la idea de elegir sede de los ‘Juegos
Olímpicos 1936’, contaba entre las candidatas con cinco (!) ciudades
alemanas. Para Alemania, estado europeo de reciente reunificación, hacerse
notar internacionalmente con la celebración de unos Juegos era una baza
interesante. Las Olimpiadas habían alcanzado un reconocimiento mundial desde
que se iniciasen los juegos de la “era moderna” en Atenas en 1896, promovidos
por el Barón Pierre de Coubertin.
Lo que el COI no podía
saber es que en 1933 irrumpirá en
la historia y en el gobierno de Alemania un individuo que marcó todo el devenir
histórico del siglo XX, Adolf Hitler.
En 1936 muchos países europeos y americanos, preocupados por el creciente poder
de regímenes autoritarios y militaristas, los fascismos que van llegando al poder tras acabar la I Guerra Mundial, representados
mejor que ninguno por el régimen nazi, decidieron como medida de protesta
boicotear la olimpiada de Berlín.
Alternativas democráticas a la olimpiada nazi de Berlín
Querían boicotear los Juegos de Berlín’36 porque las intenciones eran claras, Hitler deseaba que fuesen la plataforma propagandística del ideario nazi y de su iconografía
racista. Para empezar, Hitler negó la entrada a Alemania de todos los atletas
de origen judío. Las presiones de la diplomacia estadounidense evitaron también
la prohibición de participar a los atletas negros como el jerarca nazi deseaba.
A la historia ha pasado la
participación de Jesse Owens, atleta negro de los EEUU, que dejó muy
atrás a los “arios” blancos en todas las pruebas que realizó, como una de las
primeras graves afrentas a la prepotencia nazi. Cuatro marcas, cuatro medallas de oro: en 200 metros, en 100, en salto
largo y como miembro del relevo 4 x 100. Pero esa demostración de una “raza
inferior” en la mismísima cara de Hitler, que desbarató toda la propaganda nazi de superioridad, no se podía prever
en vísperas del verano de 1936.
Por eso varias ciudades se
ofrecieron para organizar una olimpiada alternativa que publicitase otros
valores. Unos valores basados en los Juegos Olímpicos originales que promueven:
el respeto de los derechos humanos, la igualdad entre las razas, la libertad
y la paz entre los pueblos…
El logo y la mascota de la Olimpiada que sí se celebró en Barcelona 1992 |
Olimpiada Popular de Barcelona’36
La ciudad donde más aceptación
tuvo en esa propuesta “anti Juegos de Hitler” fue la capital catalana. Conociendo
el clima político tenso de la España de los años treinta, se entiende que fuese
Barcelona una de las ciudades con mayor pundonor para celebrar una
olimpiada alternativa a la de Berlín. El Frente Popular (unión de partidos de izquierda) había
ganado las elecciones en febrero de ese año y el sentimiento antifascista estaba muy presente en las instituciones
más comprometidas de la República. Entre ellas el comité olímpico español y, más en concreto, la Federación Deportiva catalana, verdadera impulsora de la
organización de esta olimpiada popular.
Aunque, para ser más precisos hay
que matizar que la organización de estos juegos no fue una iniciativa puramente
izquierdista, pensada para contrarrestar el auge de los fascismos. Recientes
investigaciones han logrado concluir que esa imagen de «Olimpiada socialista» frente al fascismo se dio al coincidir con el estallido de la guerra y que eso
hizo olvidar que detrás de la organización de Barcelona’36 estaban
verdaderos amantes del espíritu del Olimpismo. Personas sin adscripción
política alguna, que simplemente creían que los juegos de Alemania habían
traicionado el verdadero espíritu olímpico.
Una amarga coincidencia, el himno actual de la Unión Europea iba ser el concierto inaugural de Barcelona’36
Cuenta en sus memorias, con
cierta ironía trágica, el músico catalán Pau Casals, que en la noche del
18 de julio ensayaba con su orquesta el concierto de la inauguración oficial de
los Juegos, que tendría lugar a la mañana siguiente. Paradoja del destino, era la Novena Sinfonía de Beethoven,
el canto por excelencia a la hermandad entre los hombres, himno de la
Unión Europea. La Barcelona de una Europa en el periodo de entreguerras mundiales no pudo ser símbolo de una Europa partidaria de la paz y del bienestar social. Sin embargo, desde medio siglo después (1986) que España entró en la actual Unión Europea, la ciudad ha pasado a ser una de las más cosmopolitas y centro de interés para nuevas profesiones. Foco de enseñanza de nuevas tecnologías y recursos humanos (Master Recursos Humanos Barcelona), la capital condal es también sede de grandes eventos que reúnen ambos intereses -la tecnología y el capital humano- como el Mobile World Congress.
Por otro lado, en las últimas
investigaciones históricas recientes de esta «Olimpiada alternativa» se ha podido constatar que muchos de los atletas extranjeros que quisieron participar en estos Juegos de Barcelona tenían una cualificación deportiva de nivel profesional, no había tanto amateur como se pensó en un primer momento. Estas personas se habían adelantado a su tiempo en temas
como la gestión de recursos humanos -Master RRHH Barcelona- en el ámbito
deportivo o el empleo del deporte como medio de propagar valores democráticos y
justos a la sociedad. Precisamente muchos de ellos se quedarían en
España para defender la democracia establecida (Segunda República) como combatientes de las conocidas Brigadas Internacionales.
Y otra curiosidad, también se ha
documentado la presencia multitudinaria
de atletas internacionales en la manifestación de apoyo a la legalidad
constituyente y democrática de la República,
celebrada en la Plaza de la República (acabada la guerra rebautizada como Plaza
de España) el 23 de julio. Curiosamente, tres días después, el 26 de julio,
estaba previsto que llegasen a esa misma plaza los maratonianos, cerrándose así
la celebración de esos juegos
olímpicos alternativos.
Gustavo Adolfo Ordoño
©
Historiador y periodista
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