Una «mano negra», frase hecha para referirse a una conspiración o grupo clandestino |
La expresión «una mano negra», sinónimo de conspiración
Una «mano negra» detrás
de un asunto. La Mano Negra detrás de la Historia. En castellano es un término usado
para expresar las aviesas intenciones, los manejos turbios en la sombra que
pretenden conseguir unos fines de forma ilícita pero discreta. Es la «mano que
mece la cuna», el maquiavélico plan que consigue su objetivo sin ser expuesto.
Siempre en la sombra, en la oscuridad que da el verdadero poder. Curiosamente,
en el diccionario de la RAE (Real Academia Española) no aparece esta locución. Es la insigne María Moliner en su diccionario la que expone una
definición: “Persona que actúa en forma
oculta para perjudicar a otra”.
Sin embargo, a lo largo de la historia se ha empleado con cierta ligereza el verdadero sentido de este giro nominal. Por ejemplo, la implantación de dictadores en América Latina a lo largo de todo el siglo XX, se ha visto como el objetivo de una Mano Negra que procuraba el beneficio de grandes poderes económicos, bajo el amparo del poder militar y político de los Estados Unidos. Pero en esos casos, la discreción y el ocultamiento no eran cuidados. Se actuaba «oficiosamente», aunque las intervenciones estadounidenses respondían a sus intereses geopolíticos en la región y se realizaban estratégicamente directas al objetivo, sin dobleces.
Cada vez que en la Historia se ha dado una lucha de poder, ha aparecido una Mano Negra
Una mano negra debe dañar,
perjudicar, manipular un orden o desbaratar a un sistema, y si es posible, aniquilarlo;
su último fin no es controlar, no es el poder. En los Estados Unidos de inicios
del siglo XX, recibir una carta de la
Mano Nera (mano negra en italiano) era sinónimo de sentencia de muerte. Así
se llamó a las cartas que mandaban en la comunidad italoamericana una
organización mafiosa dedicada al chantaje, extorsión y el crimen.
Mano Negra, también, fue el nombre
elegido por varias organizaciones de
anarquistas libertarios. En España hubo una organización con ese nombre a finales del siglo XIX en
Andalucía. Pero muchos investigadores dudan de su veracidad y creen que fue un
montaje de los gobiernos de Sagasta y
Canovas para tener una justificación a la hora de reprimir duramente las
revueltas campesinas de la región. El uso de grupos paramilitares clandestinos fue muy habitual en esa época, cada partido político o fuerzas sociales con poder podían tener encubiertas bandas armadas que causaban sabotajes o actos de terrorismo sin quedar nunca clara su autoría.
La organización anarquista más
famosa con el nombre de Mano Negra fue
la ultranacionalista
serbia que actuó en los Balcanes al
inicio del siglo XX. Creada en Belgrado
en 1911, la Mano Negra era una
sociedad secreta empeñada, casi como una secta, en destruir al dominio
austro-húngaro y el sistema social imperial en los Balcanes. Una mano en la
sombra, creando con el sigilo de un asesino nocturno, una realidad que el
imperio impedía: la Gran Serbia unificada. Fue la organización que maquinó
el atentado contra Francisco Fernando de
Austria en 1914 y que aportó la «mano negra» de un joven anodino, un
tal G. Princip, que estaría desde
entonces ligado para siempre a la historia por ser la mano que «meció» –detonante- la Primera Guerra Mundial.
© Gustavo Adolfo Ordoño
Historiador y periodista
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