Intervenciones militares de EEUU en América; una historia interminable

Una de las fotografías más famosas de la invasión de EEUU a Granada


 La cronología de las intervenciones militares de Estados Unidos en América es amplia. Más si la persona que realiza ese listado incluye la intervención seudo militar que supone enviar asesores o grupos de acción encubierta. Considerando ese factor de una intervención mediante presiones diplomáticas, bloqueos económicos y operaciones de las agencias de inteligencia, la superpotencia americana no ha dejado ni un minuto de “intervenir” en América Latina. Es común tener a la llamada Doctrina Monroe de ese presidente estadounidense (1823) como primer hito de la cronología intervencionista, pues la declaración es clara y contundente: América Latina se considera “esfera de influencia” exclusiva para Estados Unidos.

Por las fechas de esa Doctrina Monroe, apreciamos que todas las repúblicas americanas estaban recién emancipadas de España. En un primer momento, esa declaración de principios de EEUU en su política exterior quería reafirmar su compromiso contra el colonialismo europeo y hacer “patria común” de toda América para los ciudadanos de las jóvenes naciones que iban surgiendo; no en vano, los mismos Estados Unidos eran un país muy joven y con poco bagaje como estado independiente. La frase atribuida a uno de los ideólogos de la doctrina, John Quincy Adams, resume esa filosofía, “América para los americanos”, advirtiendo a la vieja Europa que sus ambiciones en la zona son el pasado; premisa luego muy manipulada al exclusivo interés estadounidense de obtener el poder geopolítico de la región.  

El presidente actual de EEUU, Donald Trump, nos regala un nuevo episodio de intervencionismo estadounidense aprovechando la crisis social y política que ha dividido en dos bloques sociales antagónicos a una de las potencias sudamericanas, Venezuela. No obstante, este intervencionismo parece estar lejos de llevar a una actuación militar directa de los Marines estadounidenses. Se han aliado una serie de circunstancias en las que, al final, esta intervención de Washington puede parecer el liderazgo de una buena causa: restaurar la democracia plena en Caracas de la mano del presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó. Aunque no es tan sencillo.

Muestra de la complejidad del conflicto es que ha trascendido a escala mundial, por el cerrado apoyo al presidente bolivariano Maduro de democracias de tanto prestigio (sí, es pura ironía) como China, Rusia o Turquía. Por tanto, dejando de lado los movimientos estratégicos, lo que más debe preocupar de este conflicto es que degenere en una guerra civil total, al sentirse cada bando legitimado y apoyado “logísticamente” por las diferentes potencias internacionales. En Venezuela entra en juego también la estabilidad económica de millones de personas y el futuro de un país que aún no ha encontrado su sitio en el mundo. En doscientos años de historia ha probado todos los modelos sociales posibles. El hecho de que esté en juego algo más que la geopolítica regional del continente, en mi opinión evitará desembarcos de marines estadounidenses como los realizados en Nicaragua (1912), isla de Granada (1983) y Panamá (1989).


Unos marines de EEUU capturan la bandera que usaba el rebelde Sandino (1932)


Desembarcos de marines estadounidenses, las invasiones de EEUU en América Latina más importantes


 En 1912 se culmina en Nicaragua unos años de tensión entre Washington y Managua. En la capital nicaragüense la pugna política entre liberales y conservadores, acabaría en una guerra civil que perjudicaba a los muchos intereses comerciales y empresariales de los estadounidenses. El mismo gobierno de EEUU estaba metido en las empresas que controlaban y explotaban los recursos de Nicaragua. El secretario de Estado de esa época, Knox, era el mayor accionista de la principal compañía minera de Nicaragua. Las revueltas de los liberales no podían ser controladas por el presidente Díaz, hombre de confianza de Washington, por lo que pidió la intervención de los marines norteamericanos. El desembarco de los 1.500 marines fue el 1 de septiembre en el puerto de Corinto. El curso de la guerra civil cambió, los revolucionarios liberales perdieron sus conquistas y Díaz se consolidó en el poder. Los EEUU se mantuvieron con tropas en Nicaragua hasta 1934.

En la madrugada del 25 de octubre de 1983, comienza la operación militar Furia Urgente, ordenada por el presidente Ronald Reagan, con la alianza de los gobiernos vecinos de Barbados, Jamaica y Dominica, que consistió en el desembarco de 7.000 marines en el Estado insular de Granada. Este minúsculo país se convirtió en una demostración de fuerza estadounidense dentro de la “doctrina Reagan” de convertir a EEUU en la “policía” del mundo. El detonante y excusa peregrina de la intervención  de Washington, sería el supuesto peligro que corrían los ciudadanos estadounidenses residentes en Granada de ser convertidos en rehenes (a lo embajada iraní) por el gobierno de Maurice Bishop, que en 1979 había dado un golpe de Estado y, según la Administración Reagan, instaurado un régimen de corte marxista.
 
Una imagen de la crudeza que se dio en la invasión militar de EEUU en Panamá (1989)


La Invasión estadounidense de Panamá de 1989 es, hasta ahora, el último gran despliegue militar en suelo de América Latina. Un número elevado de tropas, propio de las operaciones posteriores en Oriente Medio (guerras de Irak). Una intervención militar contundente para una misión maquiavélica, deponer al general Noriega que los mismos EEUU habían ayudado a obtener el poder en 1983. Noriega era el gobernante de facto, aunque no era el presidente de Panamá. Su control del ejército y su intento de alejarse de la órbita de Washington, llevó a ser requerido por la justicia estadounidense acusado del delito de narcotráfico. Por supuesto, Noriega no se iba a entregar. El 20 de diciembre de 1989,  26.000 soldados y marines, incluyendo unidades de élite como los Navy SEALs, aplastaron a las débiles fuerzas panameñas y detuvieron a Noriega. El balance de víctimas mortales, según varias fuentes, alcanzó las 3.000 personas. EEUU sólo reconoció 23 soldados como bajas mortales.




© Gustavo Adolfo Ordoño
    Historiador y periodista 

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