La intervención de la Guardia Civil Colonial de la Guinea Española
La participación de España y de los españoles en las dos guerras mundiales es bastante desconocida, ensombrecida por la Guerra Civil española que transcurre, justo, en el periodo de entreguerras europeo. Muy despacio se va conociendo por la labor de historiadores y divulgadores abnegados, el papel de los exiliados republicanos españoles que participaron en la Resistencia francesa o los que sufrieron como prisioneros de los campos de concentración nazis la misma barbarie que marcó a otras nacionalidades o culturas. Son episodios o relatos que hasta hace poco no estaban puestos a la luz de los numerosos estudios históricos sobre la Segunda Guerra Mundial.
Pues en el caso de la Primera
Guerra Mundial el desconocimiento es aún mayor. En las universidades, los
historiadores nos centramos en los factores que llevaron al Reino de España
a ser neutral en 1914 y en por qué se mantuvo esa neutralidad, sin
entrar en el conflicto a pesar de existir en Madrid poderosas fuerzas de
presión que pugnaban por convencer a Alfonso XIII de entrar en guerra al
lado de los germanos o bien en el bando aliado (anglófilo). Casi nunca se
analizan los problemas directos, diplomáticos y militares, que se dieron en
territorio español causados por la Gran Guerra. Solamente, con poner el foco en un rasgo a veces olvidado de la Primera Guerra Mundial nos
encontraríamos con datos más que interesantes. Ese rasgo es la disputa
colonial.
Molesta coincidencia: consolidación de la colonia de Río Muni (Guinea Española continental) y estallido de la Primera Guerra Mundial
Es muy reciente la celebración de
los 50 años de independencia de la única colonia española en el África
negra, Guinea Ecuatorial. La historia de España entró por una “puerta
trasera” en esa región occidental del continente africano y casi, como ocurrió
en otros casos (véase Ifni), no llega a materializarse en una realidad territorial.
El Tratado de San Ildefonso de 1777 con Portugal no hacía más que
solucionar una vieja disputa fronteriza en los límites del sur de Brasil y en
el Uruguay actual. España cedía en América, pero a cambio
conseguía en África un territorio para entrar de lleno en el mercado de
esclavos y no depender del comercio monopolizado por portugueses, holandeses y
británicos.
Como hay que ser breves, no vamos
a extendernos en los motivos que llevaron a España a despreocuparse de esa
concesión por casi un siglo. Unas veces por no poder materialmente y otras por
centrarse en asuntos más urgentes, como las pérdidas coloniales de 1898:
Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Así
que se considera la mejor fecha para hablar de la consolidación colonial de la Guinea
Española el periodo de inicios del siglo XX, que comprende la eficaz actuación
del gobernador Ángel Barrera en su segundo mandato de 1910 a 1924.
El gobernador Barrera consiguió delimitar el territorio continental, conocido
por Río Muni, que no estaba tan definido como las otras posesiones del
tratado inicial, las islas grandes de Fernando Poo y Annobón, más otras
islas menores.
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Un destacamento más actual de la Guardia Civil Guineana (ex colonial), con los uniformes de gala |
Fue tarea más que compleja, ya
que el territorio español quedaba entre las posesiones coloniales africanas de
dos colosos europeos que luego serían rivales encarnizados en la Gran Guerra; el
Camerún alemán y el Gabón y Congo franceses. La tensión en la zona entre
las potencias europeas comenzó mucho antes del estallido del conflicto en
Europa. Los tratados que se fueron dando según las circunstancias y disputas puntuales
a partir de la inicial Conferencia de Berlín (1884-1885) para el reparto
colonial de África, tuvieron una deriva que afectó al devenir de la poco a poco
mejor definida Guinea Española. El famoso e importante incidente en 1911 del
cañonero alemán “Panther” llevado frente al estratégico puerto de Agadir
(Marruecos), casi provocó una guerra entre germanos y franceses, apoyados
por los ingleses que rápido mostraban su músculo naval, con los españoles en
medio, pues en esa región marroquí se estaba configurando un protectorado
hispano-francés.
De esta tensión, donde los
alemanes deseaban mayor influencia en Marruecos y no la consiguieron,
surgieron unas compensaciones territoriales en el Camerún alemán, que
ganó terrenos del Congo francés, rodeando así por completo los límites
españoles de Río Muni y buscando una
salida al Atlántico por ese estuario, aún no controlado del todo por los
hispanos. Los alemanes llamaron a esas tierras el “Nuevo Camerún” y se
mostraron los colonos más activos del África
Central. Parecía que el espíritu germano deseaba demostrar al resto de las
potencias imperiales que Alemania podía
tener un extenso imperio colonial mejor administrado que nadie. Alrededor de la
Guinea continental española comenzó una frenética actividad germana, pidiendo,
irónicamente, los colonos germanos protección y ayuda ante los ataques de las
tribus guineanas a los guardias e infantes de marina españoles desplegados por
el gobernador Barrera para consolidar la colonia de Río Muni.
Campos de internamiento en Guinea Ecuatorial, cuando a los alemanes les tocó ser los refugiados
Coincidió que las expediciones y caravanas
de colonos alemanes debían pasar,
para llegar al Nuevo Camerún, por terrenos
aún sin controlar del todo por España. Eso creó numerosos incidentes con las
tribus indígenas y Alemania exigió la intervención de las tropas españolas en virtud
de la seguridad de sus colonos. Estas eran una recién creada Guardia Civil Colonial, que sustituye a
los Infantes de Marina españoles
encargados de la seguridad colonial hasta 1909; si bien algunos cuadros de
mando de los infantes de marina se quedaron en la guardia civil guineana. Así
llegamos a 1914, y aunque España se declara neutral, Río Muni se encuentra en medio de las maniobras
militares de las potencias contendientes. Es zona de paso inevitable de armamentos
y suministros. Cada bando intenta sublevar a los indígenas, la consolidación de
la Guinea Española parecía en peligro.
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Oficiales, tropa nativa y civiles en Santa Isabel en 1918. Las fotografías pertenecen a la colección en Pinterest de uniformes militares realizada por el usuario Antonio Casal |
Sin embargo, el gobernador Ángel Barrera, veterano infante de marina curtido en la guerra de Filipinas, iba a
resolver con determinación una situación tensada por todas partes. Tenía fama
de militar duro (y hasta sanguinario), al que no le importaba usar una excesiva
mano dura para imponer la autoridad. Hizo caso a las peticiones de ayuda
germana sobre sus colonos, más que nada porque justificaba sus actos de represión contra la población nativa realizados para dominar el territorio.
En Europa, Alemania perdía
la guerra y en África sus posesiones. Todo el Camerún en febrero de 1916 pasaba
a manos francesas y la única vía de evacuación de refugiados alemanes era la
parte continental de la Guinea Española.
Se calcula en 45.000 los refugiados germanos entre comerciantes,
población civil, soldados alemanes y soldados indígenas (askaris) que acabaron
hacinados en campamentos y granjas españolas en Bata, la capital de la Guinea Española continental. Las autoridades
coloniales de Santa Isabel y el gobernador Barrera hicieron “encaje de bolillos”
para no incumplir la neutralidad
española. A los alemanes se les dio ayuda para organizar la repatriación de
sus colonos; a los franceses la garantía de que los germanos no se escaparían
del control español y regresaran a dominios ahora de Francia y a los ingleses,
con importantes destacamentos militares repartidos por toda la zona, que los alemanes habían sido
desarmados. España, a su pesar, tuvo
que hacer de “policía y juez” en la Primera Guerra Mundial.
© Gustavo Adolfo Ordoño
--Historiador y periodista--
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